Diseño: Isabel Palacio
Pocos países evocan tanto contraste de sensaciones al pensar en él como Japón. Una marea de
imágenes de ensueño cobran forma
en la imaginación al instante: su mágico
monte Fuji, sus jardines
tan distintos a los nuestros con el
recuerdo del aroma de sus cerezos en
flor, las geishas de coloridos quimonos
y caras blancas de expresiones congeladas, la serenidad y la educación exquisita de sus habitantes. Pero también el
brillo de las luces de los anuncios de neón de la ciudad
moderna, los karaokes y las imágenes del manga
asociados a la modernidad de Japón, esos
cómics que se han apoderado de las estanterías. Un mundo de tecnología y orden, de luces y sombras, de honor y trabajo
entregado. El contraste entre la
calma del paisaje y la locura más
urbanita.
Nos acude a la memoria de forma inmediata el horror del
final de la guerra absoluta, esas dos bombas que cambiaron la mentalidad de occidente e hizo que traspasáramos la frontera del miedo
para nunca más retornar: Hiroshima y Nagasaki,
como monumentos a la barbarie que
ocultan otras barbaries similares. Nadie parece recordar la brutalidad del
nacionalismo japonés en los conflictos previos a la Segunda Guerra Mundial, ni el comportamiento salvaje durante ella, que poco tenía
que envidiar a las más brutales carnicerías nazis. El fanatismo mas entregado, quedó oculto por miles de escombros y una mirada
culpable a los mártires. Poco a poco empieza a recordarse, porque las víctimas nunca olvidan.
Un país al que miramos con ojos occidentales y que nos sorprende cuando profundizamos en él, porque la realidad supera muchas veces la ficción y los matices surgen sustituyendo a las fantasías para dejar paso a realidades menos idílicas. Japón con sus peculiaridades es un país con defectos en sus rígidas normas de convivencia y en sus realidades cotidianas. Como todos los países que se mitifican en exceso.
Su literatura ha sido
catapultada en estos últimos años
por la figura de Murakami,
crisol de lo occidental con una tradición
que no se pierde. Antes que él
ya había llegado algo de sus magníficos autores, el Nobel Kawabata, Mishima, Akutagawa, y muy poquitos más. Desde hace unos años han surgido una serie de pequeñas editoriales empeñadas en la presentación de obras de diferentes épocas y géneros, como el caso de Satori. El interés por la literatura japonesa
ha hecho posible que cada vez tengamos
acceso a más autores clásicos de una literatura que tiene muy poco que envidiar a la de
occidente, con una variedad de matices infinitos y que en los dos últimos siglos ha compartido mucho
más de lo que parece. Ahora sí podemos acceder a los textos traducidos
directamente del japonés y no a través de traducciones intermedias.
En este año de hermanamiento
cultural Japón-España no queríamos dejar de aportar nuestro granito de
arena y dedicamos el número de la
revista al país del sol naciente.
La novela autobiográfica japonesa - Maribel Martínez Sans (aoi)
Autobiografías en el género gráfico - Maribel Martínez Sans (aoi)
Masuji Ibuse. Lluvia negra: Diario del bombardeo - KindOfMagic
La cultura del manga - Isma
Haruki Murakami - Cuscurro
El libro de los insectos humanos. La otra cara de Osamu Tezuka - Eduardo M.
Lo bello y lo triste. Yasunari Kawabata - KatiaconK
Vida de una mujer amorosa. Ihara Saikaku - Montse Gallardo
Yukio Mishima: El camaleón que escribía con letras orientales - Miguel Ángel Maroto (topito)
Sobre la vejez y las bellas dormidas: Memorias de mis putas tristes y La casa de las bellas durmientes - Julia Duce Gimeno
La historia de Genji, de Murasaki Shikibu: El mundo del Príncipe Resplandeciente - Arden
Natsume Sōseki - Raquel Sáez (Eyre)
Käsebier conquista Berlín - Paula Barbero (Libro Abierto)
La novela autobiográfica japonesa - Maribel Martínez Sans (aoi)
Autobiografías en el género gráfico - Maribel Martínez Sans (aoi)
Masuji Ibuse. Lluvia negra: Diario del bombardeo - KindOfMagic
La cultura del manga - Isma
Haruki Murakami - Cuscurro
El libro de los insectos humanos. La otra cara de Osamu Tezuka - Eduardo M.
Lo bello y lo triste. Yasunari Kawabata - KatiaconK
Vida de una mujer amorosa. Ihara Saikaku - Montse Gallardo
Yukio Mishima: El camaleón que escribía con letras orientales - Miguel Ángel Maroto (topito)
Sobre la vejez y las bellas dormidas: Memorias de mis putas tristes y La casa de las bellas durmientes - Julia Duce Gimeno
La historia de Genji, de Murasaki Shikibu: El mundo del Príncipe Resplandeciente - Arden
Natsume Sōseki - Raquel Sáez (Eyre)
Käsebier conquista Berlín - Paula Barbero (Libro Abierto)
Interesantísima introducción que nos augura un buen número
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