El libro de los insectos humanos. La otra cara de Osamu Tezuka - Eduardo M.


Figura imprescindible del manga japonés, Osamu Tezuka (1928-1989) dejó tras de sí una extensa obra cuyo valor se ha acrecentado con el paso de los años. Autor de títulos icónicos del cómic infantil y juvenil como Astro Boy, Black Jack o Fénix, Tezuka supo también dirigirse al lector adulto en trabajos como Buda o Adolf, además de desarrollar una exitosa carrera como director de películas de animación. El libro de los insectos humanos (Astiberri, 2013), obra que acaba de ser traducida al castellano, no sólo viene a completar el catálogo de títulos disponibles del autor, sino que ofrece interesantes matices a su figura.


Publicado originalmente de forma seriada en la revista Play Comics entre 1970 y 1971, El libro de los insectos humanos cuenta la historia de Toshiko Tomura, una joven hermosa e insensible que emprende una ambiciosa carrera de ascenso social valiéndose de su habilidad para usurpar el talento de quienes la rodean. Ante la sociedad, Toshiko aparece como una joven prodigio que acumula reconocimientos en disciplinas tan diversas como la literatura, la actuación y la dirección teatral, el diseño gráfico o el mundo de los negocios. Tras esa pantalla de éxito se oculta una mujer implacable, incapaz de sentir afecto por los demás, que aboca a la miseria, la desesperación e incluso la muerte a aquellos que se cruzan con ella.

No es difícil intuir en el personaje de Toshiko Tomura el eco de una larga tradición misógina, que hunde sus raíces en relatos ancestrales y que ha sido actualizada periódicamente a través de la pintura, la literatura, el cine o, más recientemente, el cómic. Mujeres hermosas y rebosantes de poder que, en lo que supone una obvia encarnación de los temores masculinos, seducen a los hombres para privarlos de lo que poseen. La Toshiko de Tezuka no sólo lleva a cabo una implacable campaña de sometimiento y superación de varones a los que previamente ha seducido, sino que, en un rasgo muy significativo, ella misma carece de otro talento que no sea el de desposeer a los demás. Es un personaje hueco y sin sentimientos, que conserva una figura de cera con el aspecto de su madre para mantener con ella una afectividad ficticia. Tan sólo una de sus víctimas, el joven diseñador gráfico Ryotaro Mizuno, despierta en ella sentimientos semejantes al amor, en una excepción que Tezuka no justifica debidamente pero cuya utilidad en términos narrativos resulta evidente.

La frialdad y falta de empatía de Toshiko hacen de ella uno de los “insectos humanos” a los que se refiere el título. Pero no es el único, son varios los secundarios que muestran un patrón de conducta muy semejante, personajes que no conocen otra forma de relacionarse con los demás que no sea intentar someterlos. Resulta sorprendente que Tezuka presente un retrato tan crudo y descreído de las relaciones humanas, pero lo es más la ausencia de una figura redentora, un personaje que, sosteniéndose en los valores opuestos, ofrezca al lector un modelo en el que reconocerse. Frente al idealismo próximo a la ingenuidad que caracteriza a la mayor parte de su obra, Tezuka ofrece aquí un relato inusual por su pesimismo y por la ambigüedad de su final, quizá el único momento en que el autor consigue sobreponerse a los tópicos misóginos que rigen la vida de Toshiko. Estamos, por lo tanto, ante un trabajo singular dentro de la producción de su autor, que cuestiona algunos de los lugares comunes que habitualmente se manejan respecto al mismo y nos permite abordar su figura desde una perspectiva más amplia. 

Dicho eso, conviene aclarar que El libro de los insectos humanos dista mucho de ser una obra perfecta. Su origen serial se deja sentir en una estructura poco equilibrada, con personajes secundarios que entran y salen sin mucho orden, bruscos cambios de tono, subtramas que se consumen y, en general, una cierta improvisación en el desarrollo. Tezuka parece jugar al cruce de géneros, combinando el folletín con el relato de acción, la intriga política o el cuento erótico, hasta conformar un conjunto heterogéneo y difícilmente clasificable. Si, pese a ello, la lectura de esta obra resulta fascinante es por la contundencia de su discurso, especialmente si consideramos el contexto temporal en que fue editada originalmente. A la altura de 1970, los intentos del cómic occidental por cuestionar su encasillamiento infantil pasaban por opciones tan obvias como la experimentación formal o el rupturismo agresivo del underground. Frente a ello, Tezuka plantea una obra sencilla y convencional en las formas pero con un contenido inequívocamente adulto, en la que encontramos escenas de sexo hipnótico, también violencia contra las mujeres y, en conjunto, un relato crudo y cargado de dramatismo. El peculiar acabado gráfico del autor, narrativamente audaz y que nunca, ni siquiera en sus obras adultas, abandonó los rasgos propios del relato infantil, se traduce en un desconcertante cruce de códigos.

En los años 70 Osamu Tezuka imprimió un arriesgado giro a su carrera artística, abandonando el cómic infantil que le había dado la fama y explorando la viabilidad del cómic adulto en sus distintas formas. Podemos considerar El libro de los insectos humanos como un producto representativo de este período, que no llegó a resultar tan exitoso como su trayectoria previa, pero que sí ilustra de forma adecuada la versatilidad creativa y la actitud inquieta de su creador.

Tezuka, Osamu (2013): El libro de los insectos humanos. Astiberri

7 comentarios:

  1. Sólo he leído Adolf y Buda. No conocía esta obra.

    Gracias por enseñarme un poquito más de Osamu Tezuka, me ha sorprendido.

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  2. Si tienes ocasión no dejes de darle una oportunidad, Isma. Es una obra muy distinta a las que mencionas.

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  3. Hola, Eduardo:
    Por fin he leído tu artículo. Esta historia me recuerda mucho a Barbara, que también gira en torno a una mujer y su efecto sobre los hombres, aunque ella les proporciona inspiración y éxito. Es algo así como una musa que termina abandonando a todos, con lo cual todos acaban fatal también :D. Y tenía muchísima violencia contra las mujeres, misógino total. La verdad es que no sé por qué dices que la obra de Tezuka se caracteriza por un idealismo rayando en la ingenuidad. Las últimas que he leído, Ayako y Barbara, eran pura misoginia, violencia, crudeza, desesperanza... Y Kirihito también.
    Y a pesar de todo, me encanta el tío :D. Me llaman la atención también en su estilo los detalles de cómic infantil, como expresiones en las caras de los personajes a veces, que quedan completamente fuera de lugar :D. Te refieres a eso cuando dices que nunca abandona los rasgos del cómic infantil?

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  4. Hola Marga. Todas las obras que mencionas de Tezuka son de la misma época que ésta, principios de los 70. De ahí el parecido entre sí y también la distancia con sus trabajos de los 50 y 60 (Astro Boy, La Princesa Caballero, Kimba el León Blanco...). Lo del idealismo iba por estas obras, pero también por otras bien conocidas y menos infantiles como Adolf, pero con un fondo, a mi modo de ver, muy ingenuo.

    Y sí, con lo del grafismo infantil me refiero a los excesos caricaturescos que en cómics como éste sorprenden, parecen no encajar.

    POr cierto, ¿en qué edición has leído Bárbara? Sé que se ha editado recientemente en inglés (con campaña de crowdfunding de por medio), pero no me consta que se haya publicado en castellano.

    Por cierto, gracias por tu comentario y por leer tan minuciosamente mi texto.

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  5. Hola, Edu:
    Ah, vale... Ahora lo entiendo. Es que yo conozco más bien al Tezuka de los 70, todas las obras que mencionas de los 50 y 60 me suenan, especialmente Astro Boy, pero no las he leído. Me da que no me gustarían, por eso nunca me he puesto con ellas.En la biblioteca tienen Astro Boy, pero no me animo.

    Pues Barbara la he leído en una edición alemana, del 2010. Le abrí hilo en el foro ;)
    La verdad es que son obras tremebundas, como dices, llenas de crudeza, misoginia, violencia... pero aun así, me gustan. Y esos toques de caricatura cuando se sorprenden, o lloran o se ríen o les sacuden...? Son únicos :D.

    Encantada de leer tus artículos, Edu. ¿Y lo que aprendo? :)
    Marga

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  6. En alemán! Las ventajas de ser políglota... No sé cómo ha ido de ventas, pero la acogida crítica de "El libro de los insectos humanos" ha sido muy buena, así que ojalá alguien, por qué no Astiberri, se anime a publicar "Bárbara"...

    Y yo también encantado de leerte, Marga. Te prodigas poco últimamente...

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  7. Me dejas pullitas por todas partes, eh? :P.
    A ver si me paso más por tu subforo :).

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