Masuji Ibuse. Lluvia Negra: Diario del bombardeo - KindOfMagic





Masuji Ibuse (Kamo, Prefectura de Hiroshima, 1898 - Tokio, 1993), fue reconocido mundialmente tras la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que ya antes había cosechado notables éxitos en Japón con obras como Sanshōuo (1929), de corte satírico, o la novela histórica Jon Manjiro hyōryūki (1937).
Tras la guerra tuvieron una gran acogida Honjitsu kyūshin (1949), en la que hace un retrato de una ciudad a través de los pacientes que acuden a la consulta del doctor, y Yōhai taichō (1950), una sátira antimilitar. Sus obras tratan numerosos temas, pero sobre todo destacan sus retratos de la gente normal, los problemas de la vida cotidiana.


Su obra más importante es Kuroi Ame (1966), Lluvia negra, por la que recibió la Orden al Mérito Cultural y el Premio Noma. Ha sido adaptada al cine por el director Shōhei Imamura, en 1989. Fue miembro de la Academia de las Artes desde 1960.

El 6 de agosto de 1945 el avión estadounidense Enola Gay lanzó la bomba atómica Little Boy sobre Hiroshima. En dos kilómetros a la redonda de donde se produjo el impacto desapareció todo signo de vida, provocando la onda expansiva una destrucción sin precedentes. Lluvia negra, que comenzó a publicarse por entregas en la revista Shincho en enero de 1965, narra las consecuencias inmediatas del ataque.
Hiroshima es una ciudad abrasada, una ciudad de cenizas, de muerte, de destrucción; los cadáveres amontonados en las calles son una protesta silenciosa contra la inhumanidad de la guerra.
La novela comienza años después de ese día: Shigematsu Shizuma, el narrador, su mujer Shigeko y su sobrina Yasuko han sobrevivido. Yasuko busca marido, pero los comentarios de que podría sufrir la "enfermedad de la radiación" hacen que los interesados, uno tras otro, den marcha atrás en las negociaciones. Su tío copiará las entradas del diario de la joven inmediatamente posteriores a ese día, para enseñárselo al siguiente pretendiente y acallar así los rumores de que estuvo expuesta a la lluvia negra de polvo, hollín y partículas radioactivas que comenzó a caer tras la explosión. La gran mayoría de los habitantes de Hiroshima se vieron expuestos a ella, para algunos las cosecuencias nocivas no tardaron más que unos días en llegar, mientras que otros no las padecieron hasta pasados meses o años.

Esta situación de rechazo no fue infrecuente para los supervivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, conocidos como los hibakushas (personas bombardeadas), no les era fácil contraer matrimonio ni encontrar trabajo, por lo que la mayoría se veían obligados a tratar de ocultar su condición.

Shigematsu, que sí estuvo expuesto a la radiación, copia también su diario, desde el día 6 hasta el 15, fecha de la rendición de Japón, con el propósito de cedérselo como libro de consulta a la biblioteca de la escuela. Así, veremos su propia experiencia con la enfermedad, con las heridas causadas por la explosión, el recorrido por la ciudad en busca de su familia, el encuentro con conocidos y desconocidos y sus diferentes historias, basadas en crónicas reales de supervivientes.

Poco a poco la trama de la búsqueda de un marido para Yasuko pasa a un segundo plano para centrarse en esas decenas de historias anónimas dentro del caos y la destrucción que asolan Hiroshima. Pronto nos vemos sumidos en los primeros momentos de miedo e incertidumbre, en los intentos de organización pese a la escasa ayuda profesional, ya que la bomba cayó sobre la Clínica quirúrgica de Shima, en el centro de la ciudad, y la inmensa mayoría del personal sanitario murió instantáneamente. Los pocos que quedaron no pudieron hacer mucho más que tratar las heridas y quemaduras, pues nadie podía conocer los efectos de aquella "nueva arma", que trajo una enfermedad desconocida para la que no había tratamiento.

Según los informes oficiales que conoce Shigematsu días después de la explosión, un tercio de toda la población, incluyendo tropas y trabajadores voluntarios, había muerto en el acto. Otro tercio de la población estaba gravemente herido, y el tercio restante había sufrido, sin ninguna excepción, alguna clase de lesión.

Narrada de forma sencilla y directa, nos muestra la realidad de manera cruda, sin ocultar detalles, de manera tan descarnada que en determinados momentos nos asaltará la tentación de mirar hacia otro lado. Pero, con todo, no es una narración pesimista: es una historia de supervivencia, de ganas de vivir a pesar del horror que lo llena todo.

La historia está llena de detalles humanos, incluso de momentos puntuales de humor, los personajes son tratados con enorme sensibilidad y ternura, lo que nos acerca aún más a la desgracia y contribuye a que las historias que conforman la obra nos causen una profunda impresión.

Lluvia negra no es una novela sobre la guerra, que pocas veces es nombrada a lo largo de sus páginas, pero sí profundamente antibélica, una llamada contra el olvido, que refleja como pocas el sadismo de la guerra.




2 comentarios:

  1. Estuve en Hiroshima un 6 de agosto y es escalofriante ver las consecuencias de la bomba atómica. Este artículo me ha hecho recordar este libro que tengo por casa y que tengo que leer sí o sí. Gracias por el artículo.

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  2. Me ha gustado el artículo, y me parece muy interesante la temática del libro. Me lo tendré que apuntar en la lista de la compra: me has convencido.

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