Best-sellers de todos los tiempos

Diseño de portada: Isabel Palacio


Hubo un tiempo en el que solo había libros buenos y libros malos, buenos escritores y malos escritores. Vivimos en una sociedad consumista y eso afecta también a la literatura. Los títulos se amontonan en las mesas de novedades, pero, salvo excepciones, duran poco en las estanterías de las librerías, porque el lector, ávido de emociones, busca incesantemente nuevas aventuras. Hemos asimilado los libros de género con aquella manera de consumir lo que llamábamos literatura Pulp: leer, olvidar y pasar a la siguiente historia. En el camino nos hemos creído que esto son hábitos modernos, y sin embargo, siempre ha sido igual. Las emociones y la pasión por la aventura y el romance es una adicción que ha existido desde el principio de los tiempos cuando juglares y bardos eran la forma de consumir una literatura popular.

Puede que los lectores fueran en siglos pasados proporcionalmente muchísimos menos, pero la literatura consumida llegaba todas las clases sociales, porque alguien leía a aquellos que no sabían, alguien narraba aquellas historias en patios de vecinos, o se convertían en representaciones teatrales.

Siempre ha habido libros que han inspirado al hombre, héroes que caminaban por la imaginación, matando cíclopes, luchando contra los dioses, enfrentándose al destino, Aquiles, Odiseo, Eneas, los héroes de los romances de gesta, superhombres a los que imitar. Después llegó El Quijote, el primer gran best-seller convencional. Seguro que hubo más pero la historia de Alonso Quijano, el viejo caballero loco que transforma en identidad sus lecturas, es formalmente uno de los primeros y el que más nos afecta, y nos gusta por ello destacar su trayectoria.

Fue El Quijote muy pronto traducido al inglés, en 1612 ya la primera parte, luego al francés en 1614, al italiano en 1622 y al alemán en 1621. En Rusia penetró, parece ser, a través del alemán. Se tiene constancia de que el zar Pedro I lo conocía por anécdotas transmitidas alusivas a las aventuras del viejo caballero. Se ha especulado mucho si Cervantes y Shakespeare se conocieron literariamente y refiriéndonos a su obra. Cervantes puede afirmarse que no conocía a Shakespeare, pero sí al revés, ya que hay documentación de la existencia de una comedia basada en personajes de la primera parte de El Quijote, la Historia del loco Cardenio, que fue escrita en colaboración con John Flecher probablemente en 1612. Dada durante siglos por desaparecida y recuperada y autentificada en 2007, su huella y contenido ha sido ampliamente estudiada por investigadores del dramaturgo inglés y estos días citada constantemente con  motivo del IV Centenario  de a muerte de los dos grandes escritores para remarcar su relación.

Así que podemos decir sin rubor, que nuestro Quijote, al que tan pocos honores le estamos brindando en este Año de Cervantes es un auténtico best-seller, ya lo fue en su época y sigue siento una referencia en todos los tiempos, entendiendo por tal ese libro por todos conocido, leído, admirado y recomendado.

En ¡¡Ábrete Libro!! siempre hemos querido romper esa línea que divide la lectura, con un cierto tono de desprecio y de elitismo, entre "literatura" y literatura de evasión, entre literatura seria y best-seller. Esto es en gran medida lo que queremos desmitificar en esta nueva entrega de nuestra Revista.

Los grandes clásicos que hoy tenemos en pedestales, fueron concebidos para lectores de todo tipo y condición, publicados por entregas, con formato de folletín y editados en libros una vez que su autor los daba por finalizado. Se leían en las cocinas, entre los pucheros y los trabajos de los criados, en las fábricas mientras trabajaban los operarios y en los salones elegantes y tertulias de las damas, en las bibliotecas familiares y se prestaban  en los gabinetes de lectura,  en soledad y en compañía, Arriba y abajo, en las casas pudientes, se esperaba con ansia el siguiente capítulo de los DickensCollins, Dumas. Los grandes escritores populares eran los equivalentes a nuestras estrellas de rock y sus giras de conferencias y lecturas era espectáculos solicitados, sus libros salían, como ahora, en ediciones piratas.

Y también, como ahora, había buenos y malos libros. Los buenos han permanecido, los malos se han olvidado. No hemos inventado nada, solo hemos puesto fronteras y un concepto de que la literatura tiene que ser algo trascendente, denso y aburrido, con formatos experimentales en los que sobresalgan y destaquen más que las historias, que vaya orientada a un lector exigente y que excluya la risa y la diversión, dando preeminencia al esfuerzo y a la reflexión. Pero hay, en nuestra opinión, también, una literatura pretenciosa y fallida, y una literatura que comparte y se mezcla con esos libros que gustan a todo tipo de lectores, así que no nos queda más remedio que gritar a los cuatro vientos:

¡¡Vivan los buenos libros y abajo los que nos oprimen en corsés mentales artificiales!!


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3 comentarios:

  1. Muy buena efitrial, como siempre Julia. Y una entusiasta defensa de la buena literatura, que siempre será la "mejor vendida", en un momento concreto, o a lo largo de los años.

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  2. Julia, me ha encantado tu editorial!!

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  3. Creo que la tendencia de todo buen escritor debe orientarse a ser un best-seller con los años, lo que significará que ha pasado a la Historia. Y pasar a la Historia, quizá no dé dinero instantaneo, pero es mucho más importante que un triunfo efímero. De todas formas tiene mucha razón Julia cuando dice que mucho de lo que nos ha llegado de la antigüedad es porque eran best-sellers de su época. Tanto escritos griegos como romanos han llegado a nosotros principalmente porque se hacían muchas copias de ellos, lo que significa sí o sí que eran best-sellers.

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