Diez negritos se fueron a cenar;
uno se asfixió y quedaron nueve.
Nueve negritos estuvieron despiertos hasta muy tarde;
uno se quedó dormido y entonces quedaron ocho.
Ocho negritos viajaron por Devon;
uno dijo que se quedaría allí y quedaron siete.
Siete negritos cortaron leña;
uno se cortó en dos y quedaron seis.
Seis negritos jugaron con una colmena;
una abeja picó a uno de ellos y quedaron cinco.
Cinco negritos estudiaron Derecho;
uno se hizo magistrado y quedaron cuatro.
Cuatro negritos fueron al mar;
un arenque rojo se tragó a uno y quedaron tres.
Tres negritos pasearon por el zoo;
un gran oso atacó a uno y quedaron dos.
Dos negritos se sentaron al sol;
uno de ellos se tostó y sólo quedó uno.
Un negrito quedó sólo;
Hablar de Agatha Christie es hablar de la reina indiscutible de la novela detectivesca, es conocida por muchos como la Reina del Crimen. ¿Quién no ha leído una novela de esta señora? ¿Quién no ha visto una adaptación cinematográfica de alguna de sus novelas? ¿Quién no conoce a Miss Marple o a Hércules Poirot? Tan importante es para la literatura policíaca esta señora que su obra El asesinato de Roger Ackroyd fue votada como la mejor novela de crimen de todos los tiempos por la Asociación de Escritores de Crimen.
Hay que decir que, al contrario de mucha de la literatura detectivesca que se escribe y se escribió, esta autora siempre se consideró un persona fiel con el lector, que le gustaba jugar limpio, es decir, que le gustaba ofrecer toda la información necesaria a lo largo de la obra para que el lector pudiera descubrir por su cuenta la solución. He de reconocer que esto es un punto a su favor, puesto que leyendo a otros autores, descubres cómo recurren a pistas no enunciadas, subterfugios poco creíbles o sacando simples conejos de la chistera que hacen resolver un caso dejando con cara de tonto al lector.
Diez personas invitadas por un misterioso anfitrión, diez presuntos criminales, diez negritos, diez estrofas, diez sentencias y un desconocido impartiendo justicia. Una justicia anglosajona, basada en castigar y no en reeducar. Una justicia muy diferente de la justicia basada en la redención de penas y la recuperación de los culpables para su re-inserción en la sociedad. Una justicia situada más allá del bien y del mal, casi por encima de la justicia divina. Este es el argumento de la obra.
Si bien la novela, en cuanto a su argumento, trama y desenlace ha envejecido muy bien y aún mantiene a los lectores actuales pegados a las páginas del libro, hay algunos detalles y comportamientos en la misma que seguramente nos chirriarán como lectores actuales: desprecio como seres inferiores a pueblos indígenas, culpabilizar que una joven quede embarazada fuera del matrimonio, justificar la muerte de una persona por mantener relaciones con una persona casada, y algún que otro toque, no sutil, de puro machismo:
“Que un hombre asesine a su mujer entra en la esfera de las posibilidades; es hasta casi natural, añadiría yo.”
Tras esta cita, añadir que poco hemos cambiado, parece ser. Al menos la sociedad evoluciona lentamente y ya no va viendo esta situación como algo “casi natural”.
Las muertes se van sucediendo y el lector puede ir haciendo sus cábalas. El culpable unas veces parece ser claramente uno y tres páginas después, tras la siguiente muerte, claramente es otra persona. Creo que este es uno de los grandes aciertos de la novela: conocer casi desde sus primeras páginas qué va a ocurrir y aún así mantenerte con la tensión de adivinar quién es el asesino. Para no dejarnos con la duda, en un apéndice final, se nos revela la solución.
Acerca de Diez Negritos, la propia escritora indica:
“Escribí el libro después de una gran cantidad de planificaciones y me quedé satisfecha con el resultado final. Estaba claro, sencillo, desconcertante y sin embargo, tenía una explicación perfectamente razonable"
Diez Negritos se encuentra englobada dentro del género de misterio o policial llamado whodunit, contracción de la frase “Who has done it?”. Este es un tipo de género policial en el cual un rompecabezas inicial marca la trama principal de la historia y a lo largo de la misma se van dando diferentes pistas para que el lector pueda jugar a ser el detective que descubra la solución. En este caso en particular, además se añade otra característica: todo ocurre en un espacio limitado o un cuarto cerrado en el cual se comete un crimen imposible de resolver al estar incomunicado con el exterior sin que ninguna persona pueda entrar o salir de este limitado espacio. A este subgénero dentro del whodunit se le denomina “misterio del cuarto cerrado”
Además de esta novela, otros ejemplos podrían ser: Los crímenes de calle Morgue, de Poe, El misterio del cuarto amarillo, de Gaston Leroux, La banda de lunares, una de las historias del conocido Sherlock Holmes de Conan Doyle. Para aquellos cinéfilos, y salvando las distancias, pueden pensar en películas como La soga de Alfred Hitchcock, Cube de Vincenzo Natali o la española La habitación de Fermat de Luis Piedrahita y Rodrigo Sopeña.
Sin duda Agatha Christie, junto con Edgar Allan Poe y Arthur Conan Doyle, marcó las bases y el devenir de la novela policíaca moderna, más elaborada y quizás en muchos casos sin el juego limpio con el lector a la hora de sacarse de la nada resoluciones de casos basados en argumentos y pistas no desarrolladas a lo largo de la novela.
Lean los libros de esta gran dama inglesa y disfruten.
Obra maestra de la novela de misterio. Seguramente, aunque no he leído todos, el mejor trabajo de la gran A.C.
ResponderEliminarLa novela de misterio es la reina del género policial, y el crimen en cuarto cerrado es el summum de la novela de misterio. A la lista expuesta quisiera agregar El Hombre Hueco, de John Dickson Carr.