Diseño portada: Isabel Palacio
Hay escritores que son la conciencia de un momento de la historia. Su presencia y sus libros constituyen las señas de identidad de la literatura de una etapa. Luego el mundo cambia y esa conciencia aparece reconstruida y nuevas generaciones aparecen en el panorama literario para renovarse con las nuevas formas de vivir la realidad, de presentar la sociedad o para construir una conciencia nueva y aquellos, los que antes eran su voz, los intelectuales cansados y jubilados por los lectores, pasan a dormir el sueño de los justos y son olvidados por un mundo cambiante que ya no los siente como propios.
Siempre hay algunos que permanecen normalmente bajo el paraguas de una ideología dominante que coincide con sus planteamientos, o que en sus países permanecen anclados en los manuales de literatura como clásicos admirados y colocados en vitrinas de cristal. Luego, muchos años después, son recuperados para los lectores de países ajenos, poco a poco, porque al fin y al cabo eran unos modelos a los que la memoria olvidó y de repente se convierten en un filón seguro para editoriales que terminan por situarlos entre las novedades de las élites lectoras pero con el aliciente de ser además accesibles para lectores de todo tipo.
Editoriales que con una vocación de excelencia estan recuperando a unos autores que fueron los primeras filas de la primera mitad del siglo XX o que eran leídos con gusto aunque fueran viejas glorias, en un momento anterior a la segunda guerra mundial, ese cataclismo que provocó una revolución en el pensamiento que articulaba las sociedades y que derribó tantas fronteras.
En Literatura supuso una renovación estética notable, y estos Autores olvidados a los que en este numero de la revista rendimos tributo, tal vez eran demasiado... clásicos para el gusto de las nuevas generaciones. Hacían una literatura más convencional, más realista o menos de género. Eso sí, sin vocación de hacer algo diferente ni hacer arte, filosofía, sociología, era literatura, ni más ni menos. Simplemente contaban historias, dominaban el lenguaje y la palabra y conocían el alma humana. Son historias con personajes, con contextos. Es literatura en estado puro sin disfraces ni pretensiones. Eran espejos de vida.
Autores como Kazantzakis, Somerset Maugham, Zilahy, Cunqueiro, Papini, Malaparte, Baum, P. S. Buck, Remarque..., están siendo recuperados y reeditados, porque son grandes escritores y sus novelas son retazos de historia y palpita en ellas el alma de la buena literatura.
Espero que se disfrute con este número tanto como nosotros hemos disfrutado al leer y escribir nuestros artículos.
Vicki Baum, la virtuosa del bestseller - Sue Storm
Los tigres de Mompracem, de Emilio Salgari - CuscurroÁlvaro Cunqueiro, incierto señor - Eduardo M.
Viajes fantásticos a los Imperios de la Luna y el Sol, de Cyrano de Bergerac - Anna Walsh
Lajos Zilahy, una mirada a la tierra de los magiares - Babel
Erich María Remarque. La popularidad no es homogénea - Margarita Santos (Murke)
Vida y hechos de Alexis Zorba de Nikos Kazantzakis - Cuscurro
Un mundo que agoniza: Curzio Malaparte y Kaputt - Julia Duce
Max Aub, genio y figura - Chubbchubb
Somerset Maugham, el olvido y la marginación del talento - Luis Ángel Oliva París / Fley
La Casa de la Troya: una estudiantina recuperada - Conchi Sarmiento
Rebeca de Daphne du Maurier - Runita
La aventura equinocial de Lope de Aguirre, de Ramón J. Sender - Gabo
Estupenda presentación, Julia, es maravilloso que se estén recuperando textos tan valiosos.
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