Editorial: Viajar para contarlo - Julia Duce Gimeno


Diseño portada: Isabel Palacio


La literatura de viajes es tal vez una de las más difíciles de acotar. Caben en ella todas las interpretaciones posibles, porque la literatura es en sí misma un viaje de la imaginación a mundos y universos que descubren al lector historias, aventuras, lugares y personajes a los que se accede mediante el vínculo que a través del libro establecen el autor y su lector.


Delimitando contenidos, podríamos definir viajes como el doble proceso que nos amplía horizontes y nos hace crecer como individuos y en experiencia. Pero no deja de ser una visión algo escasa y ramplona.

Desde el principio de los tiempos está presente en las primeras creaciones literarias: en la Biblia el Éxodo no deja de ser el viaje de todo un pueblo en busca de un lugar en la historia, de su identidad como nación y como raza, La Odisea una travesía en la que la aventura es el viaje y el destino solo el final que sirve como excusa para esta exploración de un mundo conocido, La Eneida la hazaña de un pueblo exiliado destinado a cimentar sobre la derrota el futuro de un imperio , nuestro Mio Cid la búsqueda de la redención de un héroe, la picaresca el viaje de un aventurero de pacotilla, los libros de caballerías los sueños de grandeza de una sociedad en pos de sus ideales… son historias de aventuras itinerantes, las novelas sentimentales la búsqueda del amor o de la estabilidad social de unas mujeres mermadas en capacidades y abocadas a un único destino, las Bildungsroman, ese género que lleva a sus protagonistas al viaje desde la adolescencia a la madurez, los viajes en el tiempo y sobre todo ese género consagrado en el romanticismo e iniciado en la Ilustración de la segunda mitad del siglo XVIII que son los libros de viajes y que constituye la forma más obvia de entender este tipo de narraciones: viajeros que recorren países y acumulan experiencia para otros que vendrán detrás…

Queremos en este número dar una visión amplia del género siempre desde nuestras opciones personales y siendo conscientes de la cantidad de perfiles que nos dejamos. Dejamos a los lectores abierta la puerta para hacer una amplia reinterpretación de las miles de posibilidades a las que los libros nos abren la imaginación.


John Steinbeck y viajes con Charley: Vagabundear - Sue Storm
Equivocado sobre Japón, de Peter Carey. Viaje al corazón del manga - Eduardo M.
Las ciudades invisibles, de Italo Calvino - Cuscurro
La estrella peregrina, de Ángeles de Irisarri - Julia Duce Gimeno
Las torres de Trebisonda, de Rose Macaulay - Babel
Las encantadas islas de Melville - Conchi Sarmiento
Viajes con Herodoto, Ryszard Kapuscinski: de la mano de dos grandes viajeros - Margarita Santos (Murke)
El leopardo de las nieves, un viaje interior al corazón del Tibet - Luis Ángel Oliva París (Fley)
La vuelta al mundo en 72 días, de Nellie Bly - Mistral
La ciudad automática, de Julio Camba - Gabo


2 comentarios:

  1. Siempre que viajo, tengo la sensación de que voy a respirar mejor, un soplo de libertad, aunque suene muy cursi.
    Los viajes son para mí el descubrimiento de mi misma, en cada una de las personas que conozco o situaciones que me ocurren. El aprender nuevas formas de entender la vida, en respetar esas visiones, sueños y modos diferentes a los míos.
    Cuando hago la mochila, sólo llevo los 5 sentidos llenos de asombro y respeto....bueno y algo de ropa.
    Los libros de viajes, fueron mi primera puerta para la imaginación y parte importante del amor a la lectura.
    Julia preciosa presentación. Un abrazo

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  2. Me encantó esta introducción al tema, Julia, especialmente cuando te refieres a la literatura como a un viaje de la imaginación...
    Viajemos dentro de los viajes, pues.
    Abrazos.

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