Se abre el telón - Julia Duce Gimeno


Diseño: Isabel Palacio


Dicen que fue en la antigua Grecia donde nació el teatro tal y como lo entendemos. Mucho antes fueron los ritos religiosos en los que la oración a los dioses se transformó en una ceremonia en la que los hacedores de la plegaria y su ruego, se materializaron en una representación de protocolos y pasos medidos donde los fieles contemplaban, de una forma visible como puente con la divinidad, sus esperanzas más primarias.

Con las máscaras y los coros primero, y los actores después, interpretando a unos personajes de matices rígidos, dieron entidad a la vida sobre el  escenario: los nobles a la tragedia, el pueblo a la comedia.

Hay otros teatros, otras formas diferentes en otras culturas, pero en su forma más elemental es un escenario, unos actores: reales, sombras, marionetas; una historia y un público que la recibe. El resultado,  las emociones que se desbordan. 

Y de ese primario concepto del teatro derivó todo un mundo de posibilidades, dejando perdurar su esencia a través de los siglos y la civilización. Seguimos recordando las tragedias de Edipo, la violencia de las pasiones del amor y la traición, por mucho que a lo largo del tiempo los diferentes autores hayan ido transformando los recursos y enriqueciendo los escenarios. Los dramas del hombre siguen siendo los mismos y los espectadores reaccionan igual, con lágrimas y risas a unos argumentos adaptados a los tiempos que vivimos. Podemos añadir música, danza, prescindir de la palabra, pero siempre estará ahí, la vida y su reflejo, la historia y el  espectador que se ve en ella representado.

Porque es la vida quien proporciona los argumentos, el hombre y sus instintos, la pasión y la esperanza, y es el espectador quien reacciona a lo que le atenaza, y se reconoce en el conflicto,  y toma parte, y transforma las historias haciéndolas suyas.

Cambiarán los ropajes y la frontera entre la tragedia y la comedia se diluye, el espejo nos devuelve nuestra imagen amplificada, deformada, en perspectiva; las nuevas artes se integran para dar una riqueza nunca vista, en juegos de trileros que a veces ocultan lo primario del espectáculo, pero el teatro, la razón de su arte, permanece inmutable: escenario, historia, actores y público.

1 comentario:

  1. Muy interesante la editorial y buena elección de tema :). Me encanta el teatro y tengo curiosidad por leer los artículos de esta edición.

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