Marianne Fredriksson: Una mirada a la familia - Caroline



Los tópicos de tanto repetirse se convierten en típicos y es lo que sucede con la idea de familia, si echamos una mirada somera a la forma de entender y comprender el concepto de la familia en Europa, de sur a norte, encontramos una diferencia tal que sorprende incluso en estos tiempos en que la globalización nos hace cada vez a todos mas iguales, menos originales y mas similares. Si desde el Mediterráneo europeo, con sus familias extensas, relaciones estrechas, amplias reuniones con o sin motivo que las ampare, comunicación casi constante, practica ausencia de secretos, nos vamos adentrando en el corazón de Europa y subimos hasta los países nórdicos nos encontramos en las antípodas, familias prácticamente nucleares, pocas o nulas relaciones entre sus miembros, familias, que una vez los mas jóvenes se independizan y construyen sus respectivas familias, se desgajan de las propias y viven con una comunicación casi inexistente con la familia biológica. 

¿Cuál es el motivo? Lo ignoro, pero existe, es real, quizás los nórdicos educan a sus descendientes para ser independientes, autosuficientes, autónomos, y los del sur tienen mas arraigado el concepto familiar, especie, consanguinidad, núcleo hogareño.

Marianne Fredriksson sería un ejemplo que demuestra que esta teoría no es tan descabellada, En toda su producción narrativa tiene una gran influencia el entorno social y familiar frente a la libre voluntad de la persona. Una gran sensibilidad y un excepcional dibujo de los perfiles psicológicos es el valor básico a la hora de desarrollar sus historias. Las sagas familiares son su fuerte y su constante en gran parte de su producción literaria, al menos en las que nos han llegado a España, ya que su producción es muy extensa, pero las obras traducidas son pocas y difíciles de conseguir.

Marianne Fredriksson, novelista y periodista sueca, nacida en Gotemburgo en 1927 y fallecida en Österskär el 11 de febrero de 2007. Ejerció el periodismo durante muchos años en algunos de los medios más importantes de Suecia. Publicó su primera novela en 1980 pero el éxito no le llegó hasta 1997 con la publicación de Las hijas de Hanna, novela traducida a más de veintisiete idiomas, se convirtió en un fenómeno de ventas en varios países del mundo, entre ellos España, donde se han publicado hasta la fecha mas de diez ediciones.

Algunos críticos han encuadrado a esta autora dentro del movimiento feminista, quizás porque en sus novelas las mujeres son las principales protagonistas, las bases de la familia, las que con su fuerza, sus silencios, su trabajo, hacen que la familia que forman salga adelante, los hombres no suelen salir muy bien parados en sus historias, los malos tratos, el alcoholismo, la indiferencia en el trato diario es también una constante en sus obras, pero no podemos olvidar que muchos de esos clichés no son solamente tópicos, son reales, Suecia es uno de los países de Europa con mayor índice de violencia dentro del ámbito familiar, el alcohol es un problema nacional y su venta está regulada estrictamente por el estado, solo se puede comprar bebidas alcohólicas en tiendas propiedad del estado y mediante la presentación de un documento que acredite la identidad del comprador.

En la novela Las hijas de Hanna relata una saga familiar que se inicia con la que da título a la historia, continúa con su hija, Johanna, y finaliza con su nieta, Anna. La voz la lleva la última de la saga que, al comprender que el final de su madre se acerca, decide escribir la crónica de las mujeres de su familia, su vida, sus penas, sus alegrías, sus fracasos, sus tropiezos, su repetición de las mismas actitudes de sus antecesoras, porque en las historias de Marianne Fredriksson las mujeres son las verdaderas protagonistas, las que llevan el peso de la familia, las que dejan huella por sus iniciativas, sus silencios, su tesón, ellas son las que transmiten y dan forma a la familia, no importa lo lejos que estén físicamente, ni si la relación entre ellas no es la que debería ser entre madres e hijas, quizás y como dice la autora: los niños son mas felices porque nunca se les inculca el dolor, la amargura, la tristeza, eso queda para las hijas que lo viven, lo sufren y lo transmiten a sus hijas de generación en generación. 

A lo largo de la narración vamos conociendo a las tres protagonistas, primero con simples pinceladas, descripciones someras, recuerdos que rememora Anna y que le hacen indagar mas a fondo en la vida de su abuela y madre para al final poder comprenderse a ella misma como producto de las vivencias transmitidas de madre a hija. Desde el principio resulta extraño la animadversión que expresa Anna por sus ancestros, el rencor que destilan sus palabras, hasta se podría hablar de odio, pero para saber a que es debida esa actitud primero debemos conocer sus vidas y Anna, por medio de recuerdos, fotos, cartas, memorias, diarios, conversaciones olvidadas, va trazando la historia de las mujeres que la precedieron y que con su vida, sus gestos, sus sacrificios, su evolución con el tiempo que les toca vivir nos da las pautas y al final, conociendo el porqué de sus actos, llegamos a comprender que ellas son el producto de su tiempo, que algo mas adelantadas que la media de las mujeres, algo mas inteligentes y despiertas, supieron alcanzar las metas que, sin saberlo, se proponían. Y esas metas, esos logros es el legado que le dejan a Anna, que al fin comprende y se acepta como la ultima representante de una especie de mujeres que son las que abren el camino de independencia, autosuficiencia, libertad y sobre todo el no sentirse sometidas u obligadas a una presencia masculina que comparta su vida solo porque la sociedad lo establece. Norma que Anna transmite a sus propias hijas.

Donde mejor se aprecia las diferencias en el concepto de familia extensa y familia nuclear, es en otra de sus novelas, Aves migratorias, aquí las protagonistas son dos mujeres totalmente distintas en su origen, educación, carácter y forma de enfrentarse a la vida, Inge es sueca, culta, educada, de clase media, divorciada y con dos hijas que estudian en otro país. Mira es emigrante chilena, temperamental, extrovertida, ha huido de su país por motivos políticos, vive en Suecia con sus hijos a los que adora y de los que se siente profundamente orgullosa.

Aunque el fin de Aves migratorias sea el demostrar que la amistad no conoce barreras sociales, políticas, culturales o religiosas, el fondo de la historia es la comunicación entre dos mujeres solitarias necesitadas de derribar sus muros, abrirse y contar sus vivencias, sus experiencias y sus formas de enfocar los problemas familiares y vitales que las han llevado a llegar a la mediana edad en soledad. Inge vive esa etapa con melancolía, en cambio Mira la disfruta, sus experiencias las ha marcado de forma distinta y su encuentro casual hará que ambas se sinceren, recuerden, compartan vivencias y aprendan la una de la otra.

Inge es hija de un matrimonio turbulento, su padre es cariñoso, dulce y comprensivo con su hija pero como marido es, en definición de su esposa, un cobarde. La madre es dura, fuerte, luchadora y cuando llega el momento del divorcio se hunde, olvida que tiene una hija que ha pasado su infancia escondida en los armarios huyendo de gritos, discusiones, peleas sin fin y sin explicaciones. Cuando la madre de Inge se enfrenta a su nueva vida es cuando se da cuenta que en casa vive una adolescente que no conoce, que no ha prestado atención e intenta recuperar el tiempo perdido, pero ya es tarde, la relación entre ellas mejora pero nunca será más que un intento por parte de ambas de demostrar que son dignas de ser admiradas y queridas por sus esfuerzos, su madre hará todo lo necesario para dar a su hija la mejor educación y las mejores oportunidades, Inge le corresponde con varias titulaciones, las mejores notas y una posición académica impecable.

Mira ha tenido una infancia dura, una madre egoísta, indiferente y amarga, su padre la abandona cuando Mira es solo una niña, cuando la conocemos es una refugiada política chilena que ha huido de su país después de sufrir la violencia de la dictadura, ha dejado en el camino a un hijo asesinado y una hija desaparecida. Violadas repetidamente en su propia casa y en presencia de sus dos hijos menores, su hija fue llevada a un campo de presos políticos y dada por muerta oficialmente.

Su encuentro con Inge le servirá como catarsis que le ayudará a enfrentarse a sus demonios, a confrontar las diferencias que existen entre las dos culturas, la del respeto, la educación, el individualismo, la Suecia que se abre a los refugiados pero mantiene las distancias por no ingerir, molestar, indagar en las vidas ajenas con la cultura del sur, donde las casas siempre están llenas de familiares, amigos, compañeros, no hay secretos, todo se comparte y la colectividad es la marca que los une. Mira debe aprender a vivir de nuevo, a ser independiente, a disfrutar de unos derechos que le han sido negados desde su nacimiento por el hecho de ser mujer, se separa de su marido y se sorprende de las facilidades que le da el estado para hacer efectivo su divorcio, su marido elige abandonar un país en el que se siente extraño y le facilitan un billete de avión al destino elegido, sus hijos la apoyan y la hacen crecer, buscar una vida mas plena e independiente económicamente.

El encuentro entre estas dos mujeres tan distintas es una enseñanza para ambas, Inge aprende que la familia es un pilar donde apoyarse en los momentos difíciles, sus hijas serán su base pero sin perder su independencia, su libertad, su individualismo, Mira comprende que el respetar las decisiones de los demás no implica sumisión si no que es aprendizaje, que los hijos tienen derecho a vivir sus vidas, dirigirlas sin intromisiones, equivocarse o triunfar.

Marianne Fredriksson nos ofrece un resumen que expresa de una forma muy clarificadora los puntos de vista de esas dos culturas tan distintas, en una conversación que mantiene Inge con una de sus hijas:

—Los suecos, probablemente, somos malos en eso de perdonar- dijo Inge finalmente
—Pero somos buenos para pensar con sensatez. Y eso es realmente mejor que un montón de mitos acerca de la sangre, la familia o el amor- respondió su hija.

Dos formas muy distintas de entender los lazos familiares, para unos prima la libertad del individuo que puede llegar a interpretarse como indiferencia para los otros lo importante es el vínculo sin fisuras que puede resultar opresivo. Los dos tienen sus ventajas y sus inconvenientes y algo en común, el amor que todas las madres de la última generación de las historias de Marianne Fredriksson inculcan a sus hijas para que lo transmitan a las siguientes generaciones.

Puede que esa sea la clave, amar a los hijos sin esperar nada a cambio, aceptarlos como son, respetar sus decisiones sin tomar partido, apoyarlos sin presiones, darles seguridad y confianza en si mismos, libertad para que vuelen sin ataduras y dejar la puerta abierta para que vuelvan cuando lo deseen.


5 comentarios:

  1. Excelente artículo, Caroline. Me ha encantado el análisis de Las hijas de Hanna y espero poder leer pronto esa otra novela que nos presentas, Aves migratorias, también resulta atrayente.

    Un abrazo.

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  2. Caro, que buen artículo. Aún me dan más ganas de coger algo de la autora que ya veo que estoy tardando demasiado.

    Yo quiero escribir como tú :)

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  3. No podía faltar la amiga Fredriksson en el temático de las familias!!

    Muchas gracias por el artículo, Caro, has presentado la obra de esta autora con un análisis estupendo. Creo que no se puede añadir nada a tu comentario sobre Las hijas de Hanna, y me has dejado con ganas de leer Aves migratorias, que tiene un planteamiento muy interesante, y que parece que va mucho más allá del tema familiar ;)

    Un beso!

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  4. Chicas! Con público como vosotras no hay mas que decir gracias! ¡Os quiero!

    Eyre, tú sabes mejor que nadie lo que te lo agradezco, sin ti y otros que andan por ahí ocultos, no hubiese podido hacerlo. Un beso!

    Lifen, tú con calma, cuando puedas lo disfrutas y lo hablamos, es un placer, siempre, el coincidir en lecturas. Muac!

    Tati, ya hemos hablado, así que solo añadir que cuando te apetezca vuelvo a re-re-releer a esta autora. Besos!

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  5. ¡Muy bueno Caro!
    Un placer leerte.
    :)

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