Sándor Károly Henrik Grosschmid de Mára, conocido como Sándor Márai, nació en 1900 en Kassa, una pequeña localidad del antiguo Reino de Hungría, en el entonces poderoso Imperio austrohúngaro, desaparecido tras su derrota en la primera guerra mundial. Descendiente de una familia acomodada de origen sajón, su infancia y su pubertad fueron algo conflictivas, ya que se escapó de su casa varias veces y por ello fue ingresado en un internado religioso. Posteriormente se instaló en Leipzig para estudiar periodismo, carrera que abandonó. Durante su juventud viajó por Europa, sobre todo por Europa Central, y visitó París, la capital cultural de la época, donde convivió con algunos de los representantes más destacados de las vanguardias estéticas del momento.
Dibujo de David Levine |
Con la llegada del comunismo abandonó Europa y se instaló en Estados Unidos hasta su muerte en 1989. Esto también supuso que su obra permaneciera en el olvido hasta la caída del régimen comunista.
Márai, escribió novela, poesía, teatro, ensayo, y colaboraciones periodísticas. En sus novelas, escritas originariamente en húngaro y cuidadosamente desarrolladas, analiza la decadencia de la burguesía húngara durante la primera mitad del siglo, en títulos como Divorcio en Buda, El último encuentro o La herencia de Eszter. Además de sus novelas, Márai escribió libros de memorias que retratan las convulsiones sufridas por Hungría durante la primera mitad del siglo XX, como la Primera Guerra Mundial retratada en Confesiones de un burgués o las invasiones del ejército nazi, primero, y soviético, después en ¡Tierra, tierra!. Su estilo realista y su prosa clara y precisa ha sido comparada con autores como Thomas Mann o Stefan Zweig.
El último encuentro (A gyertyák csonkig égnek, 1942) fue publicada en España por primera vez en 1999 por la editorial Salamandra. La versión que nos ocupa es del año 2010, Colección X Aniversario y a ella pertenecen las citas y referencias de este artículo.
Pese a la tardanza en publicarse en España fue una novela de éxito y creo que serán muchos los lectores que ya conozcan, quizá mucho mejor que yo, esta obra esencial de la literatura del siglo XX.
El arranque de la obra es la presentación del viejo general que será el gran protagonista de la historia. Este militar vive aislado en sus posesiones y su única compañía durante años ha sido la de sus sirvientes. La obra comienza cuando el general recibe una carta que le anuncia una visita. Esta visita anhelada y temida a la vez ha tardado años en producirse, pero el general no solo ha esperado pacientemente este día, sino que además se ha preparado concienzudamente para ello: todo debe estar exactamente del modo preciso y concreto que el general ha imaginado, es decir, conservando intactos todos los detalles como si el tiempo no hubiera pasado desde la última vez que ambos personajes se vieron.
A partir de aquí iremos conociendo, a través de los recuerdos del protagonista, su vida; la educación recibida; sus padres, sus sirvientes y finalmente la gran amistad que le une al personaje que espera. Sí, porque el núcleo esencial de esta obra es una amistad desmedida, una amistad profunda forjada desde los diez años y alimentada a lo largo de muchos más entre Henrik y Konrád.
Konrád dormía en la cama contigua a la suya. Tenían diez años cuando se conocieron.Era fornido pero delgado, como los muchachos de las razas muy antiguas, en cuyo cuerpo los huesos prevalecen sobre la carne. Era lento sin ser perezoso, como si calculara su propio ritmo a conciencia. Su padre era funcionario del Estado en Galitzia y había recibido por ello el rango de barón; su madre era polaca. Cuando el muchacho reía, le aparecía en las comisuras de la boca un rasgo típico, infantil, característico de los eslavos. Reía poco. Era callado y siempre estaba atento.Convivieron con naturalidad desde el primer momento, como gemelos en el útero de su madre. Para ello no tuvieron que hacer ningún «pacto de amistad», como suelen los muchachos de su edad, cuando organizan solemnes ritos ridículos, llenos de pasión exagerada, al aparecer la primera pasión en ellos —de una forma inconsciente y desfigurada—, al pretender por primera vez apropiarse del cuerpo y del alma del otro, sacándole del mundo para poseerlo en exclusiva. Esto y sólo esto es el sentido del amor y de la amistad. La amistad entre los dos muchachos era tan seria y tan callada como cualquier sentimiento importante que dura toda una vida. Y como todos los sentimientos grandiosos, también contenía elementos de pudor y de culpa. Uno no puede apropiarse de una persona y alejarla de todos los demás sin tener remordimientos.
Ellos supieron, desde el primer momento, que su encuentro prevalecería durante toda su vida. (pág.38)
Este fragmento puede que ilustre la clase de amistad que surge entre ambos muchachos y cómo se va ir desarrollando a lo largo de la novela. A veces me ha venido a la memoria, sin que tenga nada que ver de forma concreta, otra amistad, aunque en esta ocasión retratada desde el otro punto de vista: Retorno a Brideshead de Evelyn Waugh.
Pero hay más temas en la novela: la infidelidad, en este aspecto no conviene entrar demasiado sin correr el riesgo de desvelar puntos importantes; lo dejaremos ahí.
Otro tema interesante es la educación que Henrik recibe por parte de sus padres, una dualidad que proviene de los caracteres de ambos progenitores y de percibir el mundo de forma totalmente contradictoria y que convierten al joven en un ser en permanente lucha entre lo que quiere ser y lo que realmente es. Por otra parte, de niño es un ser frágil y necesita constantes cuidados que le prodiga su nodriza Nini. Ella será la única persona que conozca realmente la personalidad del general, su forma de pensar y sus reacciones sin que este tenga que decir ni media palabra: ella lo sabe todo de él.
Durante toda la novela se van mezclando el presente y el pasado en la mente del general. Conocemos los pocos puntos en común que tienen los amigos y las grandes afinidades; la ayuda mutua, el modo de compartir las hazañas... Hasta la llegada de Konrád. A partir de aquí, a partir del capítulo diez el general tomará la palabra y su invitado apenas participara en la conversación. Se limitará la mayor parte de las veces a ser la cuña que permita la continuación del monólogo de Henrik.
Se acercaron a la chimenea y se observaron con atención, con mirada de expertos, entornando los ojos como cegatos a la luz fría y centelleante de una lámpara de pared.
Konrád tenía unos meses más que el general: había cumplido los setenta y cinco años la primavera anterior. Los dos viejos se contemplaron con ojos de experto, adoptando la actitud que suelen tomar las personas mayores al examinar los fenómenos corporales: con mucha atención, fijándose en lo esencial, en los últimos indicios de vida, en los rescoldos de las ganas de vivir que todavía se reflejaban en sus rostros y en sus posturas.
—No —dijo Konrád con seriedad—, no nos hemos vuelto más jóvenes.
Los dos pensaban igualmente, con sorpresa, con celos y alegría, que también el otro había pasado la prueba: los últimos cuarenta y un años, el tiempo y la distancia —el tiempo transcurrido sin que se hubiesen visto, aunque hubiesen pensado el uno en el otro cada día, a cada hora— no habían podido con ninguno de los dos. Hemos resistido, pensó el general. El invitado pensó (con una satisfacción, debida al resultado del examen físico, que se mezclaba con cierta decepción y cierta malicia: con decepción porque el otro parecía sano como un roble, con malicia porque él había regresado en plena posesión de su vitalidad y fortaleza): «Ha estado esperándome, por eso ha conservado casi todo su vigor.»
Los dos sentían que el tiempo de espera de las últimas décadas les había dado fuerzas para vivir. Como cuando alguien repite el mismo ejercicio durante toda la vida. Konrád sabía que tenía que regresar y el general sabía que aquel momento llegaría algún día. Esto los había mantenido con vida. (págs. 70-71)
Y será durante todo este monólogo cuando se irá completando la historia. Encontraremos dos puntos álgidos en esa narración que nos sorprenderán y que cada cual podrá interpretar de una manera. No creo que haya una sola forma de ver la historia, y creo que todas serán igual de válidas.
A lo largo de esa noche se desvelaran los secretos del general: por qué ha esperado durante tanto tiempo esa visita. Y también descubriremos que no todas las respuestas están dónde creíamos. Al menos, para mí, así ha sido.
He escuchado opiniones elogiosas de esta novela, muchas. Y coincido con ellas por varias razones. La forma en que está escrita, las descripciones de ese mundo perdido, el retrato de esa amistad tan profunda, y los secretos y las sorpresas. Todo eso tiene el sabor de la literatura de antes. De una literatura pausada, pensada para llevar al lector a la reflexión.
Pero también he sabido de detractores. No sé en qué se basan aquellos a quienes no gusta esta obra, yo solo he visto que el personaje del general está muy desarrollado y evoluciona, mientras que los demás, incluida la nodriza Nini, y Konrád, son estáticos, planos, faltos de brío y de empuje. Aunque pensándolo bien, quizá fuese eso lo que pretendía Márai: destacar a Henrik, el general, por encima de todo y de todos.
Para concluir diré que no he leído ninguna otra obra de Márai por lo que no puedo opinar si es la mejor de ellas. Lo que sí destacaré es el mérito que yo le he encontrado: me ha hecho reflexionar sobre muchos aspectos de las relaciones que mantenemos con quienes nos rodean, sobre la amistad, sobre lo que decimos y lo que callamos y sobre todo, los motivos para lo uno o para lo otro. Sin duda una gran obra para disfrutar de una literatura distinta.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%A1ndor_M%C3%A1rai
En realidad no es cierto que tardase en publicarse en España, se publicó en 1946, 1951 y 1966 con el título de " A la luz de los candelabros". El misterio de las modas literarias es que tras 33 años que hacía que se publicó en 1999 se resucita como El último encuentro y pasa de un olvido de un tercio de siglo a más de 30 ediciones.
ResponderEliminarY en cambio aún se podría publicar una obra no publicada en español de Marai, salvo que el título se haya retorcido al traducirlo, me refiero a la inédita BEBI
ResponderEliminarGracias por la información.
ResponderEliminarDesconocía por completo ese dato. De hecho, cuando consulté para su biografía encontré el libro "A la luz de los candelabros" como publicado en 1967. Pero ninguna referencia a que fuera el mismo libro. La edición que se menciona de Anagrama tampoco hace ninguna alusión al libro mencionado. Aunque se ha escrito el título original de la obra, el desconocimiento del idioma, me impidió ver la relación, si la hay, con uno u otro título.
Gracias, de nuevo, por el aporte.
Un saludo.
Fe de erratas: La editorial que publica en España "El último encuentro" es Salamandra.
EliminarEs muy fácil no dar con el dato exacto porque hasta las editoriales o la propia base de datos de la Biblioteca Nacional dan datos erróneos a veces. En el último año yo he detectado alguno , de húngaros claro, que gentilmente han corregido en la BN Y las editoriales se equivocan muchas veces cuando hablan de la época de publicación de una obra, ejemplo: la colección, parada por cierto de la obra de Lajos Zilahy de editorial Funambulista , alude a Las cárceles del alma, como publicada en los años 50, bueno 1944 no son años 50, y ello se comprueba fácilmente a golpe de ratón. O más maliciosamente te hablan de que por primera vez se publica un autor, por ellos claro, y resulta que hacía 40 años ya sabíamos de él, ejemplo Magda Szabo. Luego están las deficiencias bibliográficas en que la obra, ahora ya no, no recoge el título original, o incluso como ha pasado a veces en los años 20 o 40 del siglo XX, no recogen fecha de publicación.
ResponderEliminarDe Marai lo más inédito además de Bebí, creo que son los cuentos desperdigados en la revista Destino, que luego no han pasado a antología alguna. Saludos desde Barcelona
De nuevo, muchas gracias.
ResponderEliminarSon aportaciones e informaciones sumamente interesantes.
Siempre viene bien que se aclaren los datos confusos y que se abran caminos para que los libros se difundan en su debida forma.
Saludos.
Me he quedado gratamente impresionado por tu artículo. Es excelente y, más aún, si tenemos en cuento que andamos con la lectura de su autobiografía. Va a ser una buena herramienta para hacerme una idea de este escritor húngaro que, hasta ahora, no había leído.
ResponderEliminarSaludos,
Gracias, Aben, por tus gratas palabras.
EliminarMuy interesante, Magali. Acabo de terminar de leer el libro y tu artículo me ha proporcionado un buen trasfondo. ¡Felicidades!
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