Viaje a la aldea del crimen de Ramón J. Sender - Cuscurro



Mucho se habla, no sin razón, del paso del periodismo a la literatura que Truman Capote realizó en su maravillosa novela, basada en hechos reales, A sangre fría. Se cita este libro como uno de los precursores del género que transformó una crónica periodística en una obra literaria. No nos dejemos engañar: Ramón J. Sender ya lo había realizado muchos años antes.

Dentro de nuestros escritores patrios tenemos un genio que realizó este mismo ejercicio con igual de buenos resultados: Ramón J Sender en su obra Viaje a la aldea del crimen va más allá del simple artículo periodístico, de la simple crónica. Crea toda una obra que se eleva a un plano literario superior. No debemos perder de vista que esta obra se escribe en el año 1933 mientras que la innovación literaria de Capote comienza a fraguarse en 1959 y acaba publicándose en 1966.

Es cierto que si bien la obra de Sender es una crónica periodística de los hechos que ocurrieron, con elevadísimo nivel literario, A sangre fría tiene más formato de novela. Pero no deja de ser curioso la repercusión del hallazgo literario de Capote frente a Sender que lo llevó a cabo muchos años antes.

Al menos, Sender siempre podrá estar muy orgulloso de su obra, ya que hizo temblar los cimientos del parlamento, desenterrando los cadáveres que de forma urgente todos quisieron esconder bajo la moqueta parlamentaria, forzando a una sucesión de juicios públicos y más tarde legales, contra los autores de los hechos, así como cimentar las bases para la futura caída del gobierno de Manuel Azaña. Es curioso las vueltas que dará la Historia ya que ambos personajes, Azaña y Sender, acabarán en el exilio.

En 1933 la Segunda República Española llevaba apenas dos años de tormentosa singladura en el ambiente inmediatamente posterior de acontecimientos que marcarán su destino: Primera Guerra Mundial, Revolución Rusa, crash bursátil del 29 y consiguiente crisis mundial. El año 1933 arranca con revueltas anarquistas libertarias centradas en la instauración del comunismo libertario. Una de estas revueltas se produce en un pequeño pueblo de Cádiz, Casas Viejas.

La obra narra este alzamiento, el ambiente previo, cómo se vivía en la aldea y cómo es sofocado, pero a lo largo de la lectura descubrimos, a mi modo de ver, lo que realmente hay detrás de este alzamiento libertario. No son unos ideales políticos, unas ganas por cambiar el orden político establecido, sino algo más básico, más centrado en nuestros instintos primarios, más enraizado en las entrañas: el hambre. El hambre incrustado en el ADN de los campesinos, que están a merced de que los dueños de la tierra quieran darles trabajo o no, quieran dejarles cultivar tanta tierra de labor huérfana de campesinos, huérfana de arados, huérfana de laboreo. Para satisfacer estas necesidades bastaría que los propietarios, básicamente rentistas, se decidieran a dejar faenar en sus tierras, a no mantenerlas en barbecho. Estos pobres deben vivir del subsidio, poco o nada, que estos propietarios están obligados, por ley, a darles. Pero no es eso lo que ellos quieren. Ellos quieren ganarse el pan. No mendigarlo.

Bajo este ambiente, la chispa de la revolución prende sin grandes necesidades de combustible bajo el acelerante del hambre generacional. Pero las cosas nunca son fáciles para los débiles. Tras la revolución y su fracaso llega la represión: la Guardia de Asalto republicana da un escarmiento en la aldea y los ajusticiamientos sin juicio ni pruebas se suceden en la jornada final una vez sofocados los altercados del alzamiento libertario y restablecido el orden.

¿Y cuales son las consecuencias inmediatas? Los militares indican que cumplieron órdenes recibidas, los políticos niegan haber dado tales órdenes, los campesinos pagan con su sangre y su vida las ganas de ganarse el pan y quitarse el hambre, los terratenientes mantienen su poder y Sender descubre con esta crónica lo que allí ocurrió y lo que el poder quería acallar.

La lectura nos muestra la impresionante narración de lo que era la superioridad de los poderosos frente a los más pobres y cómo ésto no es algo que dependa de gobiernos de una u otra ideología. Todo lo contrario, lo que importa es mantener los privilegios adquiridos puesto que el dinero no tiene ideología. Impresionante ver cómo en 1933 no se discutía entre derechas e izquierdas para mantener los derechos feudales sobre la tierra sino entre monarquía y república. Los poderosos siempre han estado del lado de aquellos que les garantizan mantener sus privilegios ya sea la monarquía, la república, la dictadura o la democracia, y esto se aprecia en el trasfondo del libro.

El relato es duro como las condiciones de vida de los pobres de Casas Viejas, pero también es duro pensar que esta misma situación de pobreza se sigue dando en muchas partes del mundo y cómo los pobres siguen siendo explotados. 

Hay que estar muy acostumbrado a vivir entre la pobreza y a cometer atropellos para que los sucesos que ocurrieron se llevaran a cabo de una forma tan normal y asumible por las personas involucradas. ¿En ésto hemos evolucionado? No da esa sensación.


2 comentarios:

  1. Muy buen artículo Cuscurro, espero leer este libro pronto.

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  2. Y sin olvidar a Chaves Nogales. Pero creo que el fenómeno Capote no es comparable en cualquier caso. Buen artículo.

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