Gerda y
Einar Wegener delante del cuadro de Gerda Sur
la route d'Anacapri
durante la exhibición en el Ole
Haslunds Hus,
1924.
Foto:
The Royal Library, Denmark.
«Acompañado de Greta, Einar correrá el arduo
camino al final del cual se encuentra una mujer llamada Lili Elbe,
que fue Einar, y que ahora es una chica danesa».
La sinopsis del libro no deja lugar a dudas, no
habrá sorpresa, ni misterio que el lector deba resolver. Es la
historia de una mujer, que hoy en día, y más después del éxito de
la película todos conocemos, la historia de Lili Elbe. Pero aún y
así no deja de ser impactante el inicio de la novela que, sin entrar
en antecedentes, nos transporta al día más crucial de la vida de
Lili, el día de su nacimiento «—Einar,
¿me harías un pequeño favor? [...] Resulta que Anna me ha vuelto a
llamar para decirme que no puede venir. ¿Te importaría ponerte sus
medias?—»
Quizás sea esta escena, que transcurre en el
estudio de pintura que comparte el matrimonio, el momento más
impactante de la novela, la sensibilidad con la que el autor narra el
instante justo en el que Einar se pone las medias. La incomodidad
inicial, el rechazo, el eso no está
bien, el eso
no se hace, el no
sé si podré... y cómo poco a poco
vence su reticencia inicial para ir dejando paso al nerviosismo, a la
expectación, a un cosquilleo inidentificable al resbalar la seda de
las medias por sus piernas, los rayos de sol que entran por la
ventana y que calientan su cuerpo mientras se desnuda, ...
Para Greta es un juego, para Einar, no. A Einar le gusta ser Lili.
En realidad poco se sabe de lo que realmente pasó, poco se sabe del
apoyo incondicional o no de Greta, ni de la aceptación o no de su
entorno. Quizás el libro esté edulcorado, seguramente lo está,
pero no deja de ser una narración que va directa al corazón del
lector, que es como un roce, una caricia, que estremece y que te hace
temblar. Seguro que no fue todo tan idílico, pero qué más da, si
de emocionar es de lo que se trata.
La chica danesa es un libro hermoso de principio a fin. Es un
libro pausado, que te mece y que te transporta, con un gusto pasmoso
por el detalle. Se me ocurren infinidad de palabras para definir esta
pequeña joya de la literatura actual.
Minuciosidad. En
las descripciones. Es un libro tremendamente visual. Cada detalle,
cada situación, cada paso que da uno u otro están descritos con
esmero y precisión; un mohín, una expresión de asombro, el ligero
crujido de la gasa al andar, el tacto de la seda sobre la piel...
todo pasa muy despacio, como a cámara lenta. Cada escena es como
mirar un cuadro, la luz que entra por la ventana, las motas de polvo
suspendidas en el aire, como si el tiempo se hubiera detenido en ese
preciso instante.
Intimidad. Entre
Greta y Einar. En ese primer día, cuando ella le desanuda los
cordones de sus botas, cuando le endereza la costura de la media,
cuando le acaricia las mejillas —No es
nada, hombre, ¿Cuándo dejarás de preocuparte por lo que piensen
los demás?— ¡Con qué mimo lo
trata! Creo que en ese momento ella ya intuye todo lo que Einar está
sintiendo, todo lo que le remueve por dentro, los recuerdos de un
tiempo pasado, escondidos, enterrados en lo más profundo de su
memoria. Un collar de cuentas de ámbar enrollado en torno a su
cuello, el vuelo de una cometa, Hans...
Libertad. La de Einar, que reclama sin exigir. La de Lili, que
ejerce en su relación con Henrik, que ejerce a cada paso que da, en
todos y cada uno de sus actos, en cada decisión que toma.
Transgresión. La de Greta. Quizás fuera ese carácter
transgresor de Greta, tan poco dada a los convencionalismos, el que
propició que Lili se quedara. Cuando al principio Lili demuestra sus
dudas, su timidez exagerada, es Greta quién la apoya, quién la
azuza, quién la incita a salir. No juzga, no critica, le da el
espacio que ella necesita en cada momento.
Sensibilidad. En
cada página, en cada situación, en cada acción. No puedo olvidar
esas notas con las que se comunican Greta y Lili al principio de la
novela, cuando todavía ésta no se siente con fuerzas para ser
observada, cuando va y viene, cuando un leve aroma a menta fresca es
el único rastro de que ha pasado ahí la tarde, sentada, leyendo, o
cosiendo —«¿vendrá mañana Lili?»
«Solo si tu quieres que venga»—. No
se me ocurre un amor más incondicional que el de Greta en esos
momentos.
Sutileza,
elegancia,
ternura y
... sordidez.
Sí, también de eso hay. Un prostíbulo, un extraño en la penumbra,
un cuarto oscuro...
Complicidad. Quizás así es como definiría yo la relación
entre Carlisle y Lili. Cuando ésta ha tomado ya la decisión que la
transformará definitivamente en Lili, cuando Greta duda, cuando teme
por su marido, por su compañera, por su amiga, por su musa. Cuando
ya no se ve con fuerzas, es Carlisle quien da un paso al frente,
quien toma las riendas, quien está ahí para apoyar.
Naturalidad. Ante
lo extraño de la situación. Lealtad.
Sin límites. Amor.
En mayúsculas. Renuncia...
En definitiva, magia.
El libro no busca ser una biografía de Lili Elbe,
sino que persigue profundizar en la relación que se establece entre
dos personas. Es pues un libro de ficción libremente inspirado en el
caso de Einar Wegener y su esposa. Según comenta el propio autor,
«La escribí para explorar el espacio
íntimo que definía su insólito matrimonio, y ese espacio solo
podía cobrar vida a través de la conjetura, la especulación y la
libertad imaginativa».
Por supuesto que en el libro encontraremos algunos
datos importantes sobre la transformación real de Einar, que
Ebershoff obtuvo de artículos publicados en la prensa de la época,
y del diario y correspondencia de Lili Elbe, editados por Niels Hoyer
y publicados bajo el título De hombre a
mujer. Pero como ya se ha comentado, el
libro no pretende ser una biografía. La importancia de esta novela
dentro de la literatura LGTB es evidente, Lili es una de las primeras
personas conocidas en someterse a una cirugía de reasignación de
sexo, pero
aunque Lili sea la protagonista indiscutible de esta historia, no
solo de ella se nutre la novela. Aparecen en ella unos secundarios de
lujo, como Greta y su hermano Carlisle, Hans, el amigo de la infancia
de Einar o Henrik, un apuesto pintor de moda que pretende a Lili, en
la vida de los cuales también se ahonda en la novela, y de los que
el lector no va a poder evitar enamorarse.
No quiero entrar a contar mucho más, demasiado he contado ya, porque
aunque todos conozcamos la historia, la relación que se establece
entre todos sus personajes es algo que merece la pena ser leído, que
merece ser experimentado en primera persona, por su dulzura, porque
te transporta a otro lugar, a otro tiempo, a otra sociedad... algunas
cosas se cuentan, otras solo se insinúan y otras se dejan
simplemente en el aire. Será ya tarea del lector rellenar esos
huecos.
Muchas gracias por este artículo. No conocía la historia de Lili. Después de leer el artículo, me he lanzado a descubrirla en Internet. Intentaré leer el libro.
ResponderEliminarGracias por este artículo. No la conocía. Apasionante, y triste a la vez.
ResponderEliminarAcabo de pedir el libro "Con esta lluvia". Tienen todos una pinta estupenda.