No sé si no me atrevo a dar mi opinión sobre la
concesión del Nobel de Litertura a Dylan o es, sencillamente, que no
tengo un criterio aún.
O, vaya, quizás es que ni siquiera me apetece
pronunciarme.
O...
En todo caso, el título, es solo un juego de
palabras, ya que no creo que los ‘jueces’ de los Nobel se salten
la norma tácita y seria de premiar según el titulo del premio
(literatura) a partir de este momento.
Bueno, bueno, yo a lo mío, y, ¿qué es lo mío?
Un artículo para la revista con la única intención de hablar de la
relación con el mundo del cine del flamante nuevo Nobel de
Literatura, de 75 años, Robert Allen Zimmerman.
Más allá de su participación en diferentes y
reconocidísimas bandas sonoras encontramos a Dylan en un
documental como Dont Look Back, filmado por D.A. Pennebaker
que cubre principalmente la gira británica ofrecida por Bob Dylan
en 1965. Posteriormente, en Eat the Document, podemos ver la
gira británica llevada a cabo por Bob Dylan y The Hawks
en 1966. Este documental, dirigido por el cantante y grabado por el
ya mencionado D.A. Pennebaker, fue encargado por la cadena de
televisión estadounidense ABC para la serie Stage '66, y
editado como largometraje por el propio Dylan, junto a Howard Alk
y Robert Robertson, de The Band. En él se nos muestra
uno de los periodos más importantes en la carrera musical de Dylan y
aunque no fue nunca adaptado para un estreno teatral ni tampoco se ha
publicado en vídeo, sí que han circulado copias ilegales entre
coleccionistas.
En 1973, Dylan se puso a las órdenes de Sam
Peckinpah en la película Pat
Garrett y Billy The Kid, en el que sería su primer papel
en un largometraje, un western protagonizado por los conocidos
actores James Coburn y Kris Kristofferson. También
encontramos a Dylan en la música.
En 1987, y tras aparecer en diferentes
documentales, protagonizó junto a Rupper
Everet y Fiona Flanagan, el film Hearts of Fire,
film que pasó sin mucha pena y sin mucha gloria, del que se dijo en
su momento que lo mejor era la banda sonora de John Barry.
Tras Corazones de fuego, en 1990, lo
encontramos ‘no acreditado’ en el telefilm Camino de Retorno
junto a Jodie Foster y Dennis Hopper (director de la
misma que firmaría con el pseudónimo habitual de Allan Smithee).
Finalmente, podemos verlo como actor en films como
Paradise cove y Anónimos (junto a Penélope Cruz,
por cierto, y Jeff Bridges).
Uno de los puntos más fuertes y fructíferos de la colaboración entre Dylan y el cine es, sin lugar a dudas, gracias a Martin Scorsese. Suele este director firmar unos documentales de gran calidad en los que muestra su melomanía. Ha dedicado a Bob Dylan, dos: El último vals, en 1978 (en los que graba los conciertos de despedida de The Band) y No Direction Home, en el que se relata la vida personal del cantante y su legado musical desde los comienzos de los sesenta hasta 1966.
Mención aparte merece su faceta de director
(además de en el documental ya comentado, Eat The document)
en Renaldo and Clara, de 1978. Una larguísima producción de
292 minutos en la que Dylan interpreta a Renaldo y Ronnie Hawkins
a Bob Dylan. In-cla-si-fi-ca-ble.
Por supuesto, la actividad más prolífica de
Dylan respecto del cine la hallamos en las numerosísimas bandas
sonoras o en films en que podemos oír alguna de sus canciones: Cinco
esquinas, La colina de la hamburguesa, Good morning Vietnam,
Hearbreak Hotel, Historias de Nueva York, Arma letal 2, Nacido el
cuatro de julio, Extraño vínculo de sangre, Tomates verdes fritos,
En el nombre del padre, Asesinos natos, Mentes peligrosas, Jerry
Maguire,El gran Lebowski, American beauty, Monster’s ball, Watchmen
(en los títulos de
crédito iniciales)…
Y bueno, para finalizar, y ya que de premios va el
artículo, os dejo con la canción que le dio un Oscar para la
película Jóvenes peligrosos, dirigida por Curtis Hanson, en el año
2000.
Muy interesante, Pulp, muchas gracias.
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