Deja escapar a los lobos, de Carol Rifka Brunt - Ashling



El título de esta obra cuando lo leí, ya me pareció peculiar, y más en original, Tell the Wolves I'm Home (Di a los lobos que estoy en casa), con lo que despertó mi curiosidad, pero lo que realmente me decidió a leerlo fue la sinopsis.

Esta novela está catalogada como literatura juvenil, y aunque a los no lectores de este género no les pueda llamar la atención, cuando la terminé, me dejó la sensación de que también es una novela para adultos, aunque su protagonista, June, es una joven de tan solo catorce años, pero es que todos hemos tenido alguna vez catorce años.


A esa edad ya empiezas a ver la vida con otros ojos, tu familia, tus amigos, tu propia vida y lo que te depara el futuro, ah, también los primeros novios o novias. Es cuando quieres más independencia de tus padres, no querer dar explicaciones de nada y sentirte incomprendido.

Otro elemento que me llamó mucho la atención es que la historia no transcurre en nuestra época actual, sino que nos traslada al Nueva York de los años ochenta, concretamente a 1986, donde, evidentemente, no había ni internet, ni móviles, ni redes sociales, etc.

Como decía antes, June es una chica de catorce años que vive a las afueras de Nueva York con sus padres y su hermana Greta, dos años mayor que ella. Una familia de clase media, unos padres trabajadores que poco tiempo tienen para sus hijas y que son bastante tradicionales.

Hasta aquí parece todo de lo más normal y convencional, pero June tiene un tío por parte materna, Finn, que es lo contrario a normal y convencional. Este personaje, Finn, además de ser su tío, también es su padrino, y vive en la ciudad de Nueva York. Finn es un personaje de lo más atractivo, completamente diferente a los padres de June. Vive en un apartamento en una de las zonas más bohemias de la ciudad, y además, es artista, pintor, según los críticos, un artísta excepcional, uno de los mejores de su generación.

Al carecer Finn de hijos propios, la relación entre tío y sobrina se convierte en excepcional. Es tan estrecha e íntima que, incluso la hermana de June, Greta, que parece ser una chica egocéntrica que solo piensa en sí misma, a pesar de que nadie se dé cuenta, siente celos. Finn está ávido de transmitirle a su sobrina sus conocimientos, su forma de pensar, y son constantes las visitas de June a su tío los fines de semana, donde él la lleva a descubrir sitios de Nueva York, de enseñarle sus rincones favoritos, de ir a exposiciones, museos, parques. Para June, Finn es más que su tío y padrino, es su mejor amigo y confidente.

De una forma indirecta, la autora nos adentra poco a poco en la parte dura de esta historia, el mundo cruel del Sida y lo que en esa época significaba y qué poco por entonces se sabía aún, y sobretodo, lo más duro, la intolerancia y rechazo de la sociedad hacia los que lo padecían. Y es que Finn se está muriendo de Sida, algo que June intenta asimilar lo mejor que puede, sin saber exactamente qué es el Sida y por qué su tío lo tiene. Y cada fin de semana se va con su madre y su hermana a visitarlo, porque Finn quiere hacerles un último regalo a sus sobrinas, un retrato de ellas, así que tienen que posar para él domingo a domingo.

Hasta que llega el día fatídico, el más triste, en el que Finn muere y la familia entera tiene que afrontarlo cada uno a su manera. No solamente June sufre, también su madre que ha perdido a su hermano pequeño. Es palpable el ambiente de secretismo, de tabús, de no querer admitir, de ignorar, por parte de los adultos, que Finn era homosexual, y que Finn tenía desde hacía muchísimos años una pareja estable, Toby, quien sufre como el que más la pérdida de su pareja. Y que en ese dolor busca la amistad con June, alguien que le comprenda, alguien que también tuvo una relación especial con Finn. Pero Toby no conoce a June personalmente, y June nunca ha oído hablar de Toby, por deseo expreso de los padres de June, que no querían saber nada de Toby. Con lo que al principio, en los primeros intentos de Toby por hablar con June, ella no quiere saber nada de él, siente rechazo porque busca un culpable por la muerte de su tío, e incluso se admite a sí misma, sentir celos hacia otra persona que hubiera tenido una relación tan íntima con su querido tío Finn.


En esta ópera prima de Carol Rifka Brunt, la autora ha sabido utilizar las palabras de una forma bellísima y conmovedora, nos acerca a la excepcional relación de June y Finn, y también a la fuerte y bonita amistad que nace entre Toby y June, donde el recuerdo de Finn es siempre latente.

4 comentarios:

  1. Toda una época la ochentera, tan cercana y tan lejana a la vez a la actual, con el sida como un aterrador telón de fondo y sin las redes que ahora parecen imprescindibles (y que antes no lo eran en lo absoluto). Excelente entrada, Ashling.

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  2. No conocía esta obra. Voy a buscarla. Gracias Ashling por dármela a conocer con tu artículo. Me ha gustado mucho tu comentario.

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  3. Andromeda, Arden, ¡muchas gracias! Ojalá os guste tanto como a mí, fue una gran sorpresa, la verdad. ¡Besos!

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  4. Buen artículo, Ash. Pero yo voy a dejar de leer estos artículos. No hago más que apuntar en la lista de pendientes. Menos mal que hay algunos que ya he leído

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