Imágenes del abismo. Unahistoria de Gipi – Eduardo M.


Unahistoria, la nueva obra del historietista italiano Gipi, toma como punto de partida la experiencia traumática de la Gran Guerra para explorar los recovecos de una mente trastocada. En sus páginas hallamos un estremecedor retrato de la fragilidad del ser humano, además de una reflexión acerca del paso del tiempo y del oficio de contar historias. La obra confirma a su autor como uno de los mayores talentos del cómic europeo actual.



Gipi, seudónimo de Gian Alfonso Pacinotti (Pisa, 1963), es uno de los autores más difícilmente clasificables del cómic europeo actual. Su llegada al medio fue tardía. A pesar de haber trabajado como ilustrador para diversos medios durante años, no publicó su primer trabajo, el gélido e impactante Exterior noche, hasta 2004, cuando ya contaba cuarenta años. Los siete títulos publicados desde entonces le han valido para ganarse una posición privilegiada en el cómic europeo, por la singularidad de su mirada y por haber construido una obra tan personal y coherente como ajena a modas y corrientes creativas. Este 2014 ha supuesto su vuelta al medio tras un parón de cinco años en los que ha estado dedicado a su otra faceta creativa, la de cineasta. Precedida de excelentes críticas nos llega Unahistoria, una narración intensa y de una belleza turbia en la que el autor italiano combina el relato histórico con la reflexión intimista.

El caso de Gipi confirma lo artificiosa que puede resultar la distinción entre guion y dibujo cuando se trata de analizar determinados cómics. En su obra, el desarrollo narrativo lo es todo. No es que no haya argumento, siempre lo hay, pero lo esencial es la manera de trasladarlo al lector. Ello se debe en parte a su virtuosismo como ilustrador. Gipi es un dibujante con un dominio técnico abrumador. Su formación clásica se hace patente en el recurso a técnicas pictóricas, del óleo a la acuarela, que combina con otras más habituales en el cómic, como la plumilla. Sus páginas rezuman expresividad y están siempre llenas de matices. Pero más allá de la belleza de sus planchas está su aliento narrativo. Gipi es un maestro en el arte de contar historias, austero en sus planteamientos y franco con el lector, al que se dirige siempre sin aderezos. Apuesta por las emociones pero sin caer en la sensiblería ni recurrir a artificios. No lo necesita. Tampoco suele recurrir a planteamientos formales excesivamente complejos. La suya es una forma de narrar directa, simple.

En Unahistoria, encontramos todas las virtudes que acabamos de describir. La obra narra la caída en desgracia de Silvano Landi, un conocido escritor que es internado en un centro psiquiátrico tras haber perdido la noción de la realidad. La causa parece ser el hallazgo de unas cartas que su bisabuelo escribió a su familia desde el frente, durante la Primera Guerra Mundial. Así pues, el relato se desarrolla en dos planos: el presente, en el que un Silvano Landi hospitalizado dibuja obsesivamente un árbol y una estación de servicio; y el pasado, en el que su bisabuelo Mauro vio cómo su personalidad quedaba irreversible troquelada por la experiencia de una guerra cruel. Gipi incide en el inevitable tópico antibelicista, con la descripción de una serie de episodios bélicos atroces que marcarán una vida y terminarán por ganarse una nueva víctima décadas más tarde. Pero su discurso va mucho más allá, ya que el hallazgo de las cartas no es la única causa de la desmoralización del protagonista, sino su desencadenante. A medida que vayamos conociendo a Silvano Landi iremos descifrando nuevas facetas de su personalidad, su temor a envejecer y morir, su difícil vida familiar, que él percibe como fracasada, e incluso el conflicto que le supone su oficio de escritor.

El propio título de la obra (genérico, ambiguo, extraño) se interpone en la lectura y demanda una interpretación. No sabemos si Gipi se refiere a la “historia” que el protagonista rescata del pasado o al relato en su conjunto. Lo que sí parece claro es que entre los asuntos que el autor pretendió abordar con este trabajo se encuentra la reflexión sobre el hecho mismo de narrar historias, al presentarnos relatos que se superponen y protagonistas que, de maneras distintas, son narradores: uno es un escritor; el otro narra sus vivencias en las cartas que dirige a su familia. 

Pero una vez más, las alusiones al contenido del relato (su argumento, sus temas) resultan insuficientes para describir la experiencia que supone leerlo. El despliegue visual de Gipi lo sitúa a una altura al alcance de muy pocos de sus contemporáneos. De nuevo predomina la acuarela, pero frente a la luminosidad mediterránea de obras como S. o El local, en las planchas de Unahistoria predominan grises y ocres, tonalidades sombrías para describir la tempestad interior del protagonista. No menos sinuosos son los fragmentos dibujados con plumilla, en los que el autor retuerce su trazo hasta dotar a las figuras de una sórdida fuerza expresiva. Y de nuevo, debemos mencionar la naturalidad con que Gipi acompaña al lector, organizando el relato, sugiriendo significados y alternando registros gráficos.

En su esperado regreso, Gipi se sitúa a la altura de sus mejores trabajos. Unahistoria es un relato abisal que recoge y amplía las claves que han definido la narrativa gráfica del artista italiano hasta la fecha. 

GIPI (2014): Unahistoria. Salamandra Graphic. Barcelona.

Obras citadas
GIPI (2005): Exterior noche. Sins entido. Madrid.
GIPI (2007): S. Sins entido. Madrid.
GIPI (2008): El local. Sins entido. Madrid.

2 comentarios:

  1. ¿Una obra con varios planos? Me ha despertado curiosidad, puede que le eche un vistazo.

    Gracias, Edu,

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  2. Pues espero que disfrutes tanto como yo si finalmente lo haces, Eyre.

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