Hay quien piensa que el hecho ocurrido el 28 de Junio de
1914 con el asesinato del archiduque de Austria-Hungría Francisco Fernando y su
mujer Sofía Chotek fue una mera excusa para iniciar la 1ª GM. Sin embargo, no
sólo fue el detonante, sino el triunfo de lo viejo sobre lo nuevo en cuanto a
la forma de hacer política y una de las causas del principio y mantenimiento de
la guerra que llevó a millones de personas a la tumba.
En esta novela de Eladi Romero se detalla con precisión
milimétrica toda la conspiración que lleva al asesinato. También, y eso es lo
más interesante, la personalidad de los distintos personajes que integran la
trama. El archiduque Francisco Fernando es un hombre "nuevo" para el
imperio austro-húngaro, que pretende deshacer la centralización de su tío el
emperador Francisco José I, un hombre ya anciano, creando un estado federal con
los estados eslavos como estados libres unidos a la corona. También es un hombre
nuevo en cuanto a su matrimonio, hecho con alguien a quien ama, Sofía Chotek,
una condesa checa, sin ninguna simpatía por parte de su tío y que es apartada
de todos los actos oficiales y denigrada en Viena, hasta el punto de que se
permitió su matrimonio sólo si sus hijos no podían acceder al trono. Este
desprecio por la esposa checa del archiduque será una de las causas de su
muerte, pues es en Bosnia el único lugar en que Sofía puede desfilar en pie de
igualdad con su marido y esto propicia el que el coche vaya descapotado y a la
vista de todos para reivindicar los catorce años de matrimonio y buena armonía
entre ambos. Además como buena checa, Sofía apoya los proyectos de su marido de
descentralizar el poder de Viena y repartirlo entre las distintas
nacionalidades del imperio.
Con el imperio turco otomano en plena decadencia, Serbia
había obtenido el estatus de nación independiente, y tras el asesinato de su
primer rey Alejandro I y su esposa por Dragutin Dimitrijevic, los nacionalistas
radicales manejan al nuevo rey Pedro I. Macedonia y Kosovo son incorporadas al
gran imperio serbio arrebatadas al débil otomano y su siguiente objetivo es
desalojar a los austrohúngaros de Bosnia que había quedado como un territorio
otomano administrado por Austria-Hungría. Este caldo de cultivo es muy propicio
para que la inteligencia serbia y una asociación llamada "La mano
negra" de carácter nacionalista serbia recluten a un grupo, en su mayoría
menores de edad para que lleven a cabo un atentado de grandes miras. En un
principio el objetivo es el gobernador bosnio Oskar Potiorek, pero al enterarse
de la posible visita del archiduque se cambia de objetivo. El verdadero
organizador del atentado es el conocido como "Apis", que no es otro
que el mismo Dragutin Dimitrijevic que asesinó al rey serbio para colocar a
otro más afín con sus ideales, con la colaboración del nuevo dirigente de
"La mano negra" Danilo Ilic. El enlace entre ambos es el mayor
Vojislav Tankosik, jefe de las guerrillas serbias. ¿Qué pretenden estos tres
cerebros de la operación? Probablemente dar un golpe de efecto que dinamite la
posición moderada de la reforma del imperio en un estado federal y al mismo
tiempo involucrar a Rusia en su lucha por una Gran Serbia. Desde luego si su
pretensión era ésta la jugada les salió a la perfección e incluso se envenenó
de más, como luego pudimos ver en quienes sufrieron la 1ª GM.
Para cumplir sus objetivos estos tres ideólogos reclutan un
grupo de seis asesinos, en general serbios o serbobosnios, con afanes idealistas,
poco cerebro y muchas ganas de autoinmolación. La edad de todos ellos es corta,
incluso muchos son menores de edad (en aquella época 20 años). La personalidad
de estos jóvenes fanáticos también es muy bien retratada en la novela. Nedjelko
Cabrinovic, uno de ellos, pone en peligro la operación por diversos episodios
infantiloides, entre ellos hablar con un detective de la policía de Sarajevo
amigo de su padre en su viaje en tren. El autor material del asesinato Gavrilo
Princip, es un joven idealista que antes de perpetrarse el atentado visita la
tumba de su ídolo Bogdan Zerajic, autor de un atentado contra el antiguo y
ferreo gobernador de Sarajevo, para rezar y buscar inspiración en sus ideales.
Introducidos en Bosnia por un espía de la organización terrorista,
los seis posibles asesinos son distribuidos por el posible recorrido del
archiduque, armados con granadas y pistolas. El coche que lleva a Francisco
Fernando, a Sofía y al gobernador, junto con otro dignatario, va el tercero en
la comitiva. Sofía aprovecha la única ocasión que tiene para lucir su
matrimonio con el heredero del trono austrohúngaro y van en un coche con la
capota alzada. Es una reivindicación de ambos frente al ostracismo en que los
tiene el emperador Francisco José I. El primer terrorista, Mehmedbasic no puede
lanzar la granada pues pasa la comitiva muy rápida por su punto de vigilancia.
Cabrinovic, más osado, lanza más tarde una granada que rebota en la capota del
coche y 20 personas resultan heridas. Nadie de los demás terroristas logra
hacer nada más en esa primera intentona. El archiduque, enfadadísimo por el
recibimiento en que casi pierde la vida, reprocha en el discurso que da en al
ayuntamiento de Sarajevo al propio alcalde y a los principales de la ciudad, el
nefasto recibimiento y es Sofía quien frena su enfado, pidiéndole al oído que
modere el discurso. Esto nos da un reflejo otra vez del carácter de ambos.
Sofía quiere la conciliación a toda costa y el archiduque es propenso al
perdón, incluso en el calentón de un intento de asesinato recientísimo.
El recorrido de vuelta queda recortado a una visita a los
heridos del hospital y se decide por parte del gobernador ir recto hacia allí.
Pero se comete un error fatal, puesto que no se avisa al conductor del vehículo
que sigue el itinerario previsto. Es entonces cuando se da una coincidencia
funesta. Al ser avisado el conductor del error de itinerario, intenta dar la
vuelta y el coche se para cerca de puente latino, frente a un local de dulces
en que Gavrilo Princip ya daba por finalizada la jornada con fracaso y trataba
de comer algo. Princip observa la "gran suerte" del coche parado y se
dirige hacia él descerrajando dos tiros a corta distancia. Uno mata al instante
a Sofía, aunque según confesión posterior del propio autor iba dirigido al
gobernador de Bosnia Potiorek y otro hiere mortalmente a Francisco Fernando que
acaba falleciendo en 10 minutos. El archiduque minimiza su herida y clama por
la vida de su esposa, en otra muestra más de su amor por la condesa checa.
Las consecuencias inmediatas son el arresto de los
implicados, que pese a haber ingerido una cápsula de cianuro que les habían
proporcianado los organizadores, tanto Cabrinovic como Princip, resultan ilesos
de veneno, probablemente por ser falso o estar caducado. Son detenidos tanto
los participantes como muchos colaboradores. Los colaboradores dicen haberlo
hecho por más miedo al terror de "La mano negra" que a las
autoridades, porque la mayoría son mayores de edad y quieren evitar la
ejecución. Sin embargo, Princip y los otros menores de edad tratan de
culpabilizarse ellos mismos y exculpar a los servicios secretos serbios, en una
actitud altruista e ilusoria, puesto que pronto los servicios de seguridad
austrohúngaros descubren la participación de los más altos dirigentes serbios.
Esto lleva a unas exigencias incumplibles por el rey serbio y en un principio a
la guerra entre Austria- Hungría y Serbia y luego a la ya consabida 1ª GM.
Unos irresponsables nacionalistas, unos ingenuos muchachos
de fácil reclutamiento, unas instituciones anquilosadas de centralismo político
no renovadas a tiempo y el afán alemán de una guerra de expansión ya planeada,
llevan esta aventura, un poco ingenua a desembocar en casi 10 millones de
muertos. Hemos visto recientemente como la lección del conflicto eslavo no fue
aprendida con nuevas masacres y muertes y probablemente veamos más ejemplos de
nacionalismos estúpidos en el futuro. Si algo debemos aprender de la Historia
es a no repetirla en aquello que de malo hay en ella.
Ameno, entretenido y ágil.
ResponderEliminarlos nacionalistas servios perdieron, Yugoslavia fue inviable y desapareció, no sirvió nada lo que hicieron los nacionalistas de la mano negra
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Éste es un ejemplo de como un incidente, aparentemente nimio, perpetrado por unos fanáticos, desencadena una guerra y su devastación y me atrevería a decir que una segunda guerra que fue consecuencia de la primera.
ResponderEliminarParece que este libro demuestra ciertas simpatías hacia francisco fernando. la idea que yo tenía de este hombre era la de Zweig en "El mundo del ayer", donde le ponía a caer de un burro:
ResponderEliminar"A Francisco Fernando le faltaba lo más importante para ser realmente popular en Austria: afabilidad personal, encanto humano y buenas maneras en el trato social. Yo lo había observado a menudo en el teatro. Permanecía sentado en su palco, imponente y repantingado, con sus ojos de mirada fija y fría, sin dirigirlos hacia el público ni una sola vez con simpatía ni animar a los actores con afectuosos aplausos. Nunca nadie le había visto sonreír, no existía ninguna fotografía suya donde apareciese con ademán distendido. No tenía afición por la música ni sentido del humor, y la mirada de su esposa encerraba la misma displicencia. Un aire gélido rodeaba a esa pareja; se sabía que no tenían amigos, que el viejo emperador odiaba al príncipe de todo corazón, porque éste era incapaz de disimular con tacto su impaciencia de heredero por subir al trono. Mi presentimiento, casi visionario, de que aquel hombre de nuca de Bulldog y ojos fríos e inexorables sería la causa de alguna desgracia no era, pues, tan sólo personal, sino que lo compartía toda la nación; por esta razón la noticia de su asesinato no despertó ningún sentimiento profundo. Al cabo de dos horas ya no se observaba señal alguna de auténtica aflicción. La gente charlaba y reía, y por la noche la música volvió a sonar en todos los locales. Aquel día hubo en Austria muchas personas que, a escondidas, respiraron aliviadas, porque se había eliminado al heredero del viejo emperador en beneficio del joven archiduque Carlos, mucho más popular."
Es que el Archiduque asesinado seguramente era el pasaporte para la supervivencia del Imperio, de ahí las simpatías. Era un hombre que refrenaba las ansias guerreras del ala belicista del ejército, que solo necesitaba una excusa para llevar a la guerra al país. La cuestión es cómo unos pobres desgraciados iluminados pueden ser el detonante para una catástrofe de tal magnitud, que destruyó el mundo tal y como se conocía y que llevaría posteriormente a consecuencias inimaginables con millones de muertos.
ResponderEliminarUn artículo muy interesante.