Nos vemos allá arriba, de Pierre Lemaitre - M. Corleone




Es bastante frecuente que las novelas bélicas -y aún más el cine- olviden poner el foco sobre el final de la contienda, del mismo modo en que no nos preocupamos por quién fregará la vajilla cuando, al final de la fiesta a la que hemos sido invitados, abandonamos la casa del anfitrión con el abrigo bajo el brazo.

Hemos oído mil veces la consabida frase la historia la escriben los vencedores. Así que ya lo sabemos: los derrotados son olvidados. Pero Pierre Lemaitre (París, 1951) quiere mostrarnos que también se olvida a los vencedores. Que, desde que se firma el armisticio hasta que los soldados rasos están en su casa, pasan meses, tal vez un año. Que los muertos en un bosque belga se quedan allí, hechos trizas, sin tumba ni flores. Que el ejército se desintegra, que la disciplina se esfuma, los tiempos de espera se eternizan.

Pero no nos pongamos serios, porque el autor no lo hace. Esa postura escogida por Lemaitre, un humor negro que apenas llega a tal, la levedad del tono narrador, es lo que hace que la novela avance deprisa y que, incluso en los momentos más dramáticos, se lea con una media sonrisa. Se suma a ese enfoque irónico una acertada mezcla de géneros, que hace que la historia transite entre la novela de aventuras, el panfleto más obvio de denuncia de la injusticia y la lucha de clases y el vodevil.

Para abordar ese enfoque inusual de la guerra, los damnificados por sus coletazos, la burocracia y algunos sinsentidos del ejército (sólo algunos, oigan, que esto no es “Senderos de gloria”), el autor escoge un hecho real que sucedió después de la Primera Guerra Mundial. Y eso tiene su mérito, porque -permítanme la frivolidad- la Gran Guerra no fue tan rica como la II Guerra Mundial en poderosas imágenes e imborrables iconos. Trincheras embarradas, frío y ratas, frente a la Batalla del Pacífico, la bomba atómica, nazis con abrigos largos de cuero desfilando bajo el Arco del Triunfo, Pearl Harbour, kamikazes, desembarco en Normadía. Ni punto de comparación, vaya, a la hora de brindar a un novelista un marco lleno de referencias ya conocidas.

Pero Lemaitre es un valiente, y lejos de hacer un tratado académico camuflado en forma de sesuda novela, opta por el entretenimiento con mensaje de fondo, y nos cuenta una historia de dos supervivientes y las personas que danzan a su alrededor, el coro de voces que forma la retaguardia, los ricos y los pobres, todos buscando su camino tras el fin de la guerra. Una historia de amistad incondicional, de deudas de lealtad que son más fuertes que el instinto de supervivencia, pero también de la avaricia y corrupción que se da en cuanto los carentes de escrúpulos olfatean la oportunidad que genera el caos. Y pocos momentos más agitados y caóticos que una guerra. Y no lo digo yo, sino que lo dice el capitán Pradelle, contrapunto malvado a la pareja protagonista: “Incluso después de acabada, la guerra ofrece grandes oportunidades para los negocios”.

Cabría reprochar al autor que, pese a la considerable extensión de la novela (443 páginas en la edición rústica con solapas de Salamandra), no aproveche este espacio para dibujar con un poco más de profundidad los personajes centrales, que quedan un tanto reducidos a una idea esquemática y, en ocasiones, al tópico: el capitán Pradelle es ambicioso sin fisuras, el millonario Pericourt es demasiado parecido a nuestro esquema mental de banquero sin escrúpulos… Un poco de ambigüedad no hubiera estado de más, dotar a los personajes de cierta profundidad no hace nunca daño y enriquece la historia. En cualquier caso, la novela compone un personaje central muy sólido (Albert, indeciso, pero falsamente débil) y algún secundario memorable, como ese funcionario estatal de intratable carácter y enormes zapatones.

La novela viene respaldada por el Premio Goncourt 2013 y una enorme cantidad de ejemplares vendidos en Francia y otros países y, pese a que no es perfecta, garantiza un buen rato de entretenimiento y toca temas perfectamente actuales, cien años después. El dinero y los tejemanejes para medrar y hacer fortuna es un tema que -desgraciadamente- seguirá vigente dentro de cuatro o cinco siglos. Si es que, para entonces, un asteroide descarriado no nos ha convertido a todos en átomos de carbono perdidos en el cosmos.

Habituado como estoy a la lectura de autores anglosajones, en los últimos dos años he dado con un puñado de autores franceses que abordan con mucho tino géneros que son primos cercanos, como la novela histórica, la biografía novelada y el periodismo novelado. Jean Echenoz (1947), Emmanuel Carrere (1957), Laurent Binet (1972) y ahora Pierre Lemaitre me han proporcionado muchas horas de literatura de calidad y entretenimiento y, a la vez, me han llevado de la mano a conocer una historia real o basada en un suceso histórico. Bienvenido sea mi descubrimiento de este filón francés, gracias a todos ellos.





7 comentarios:

  1. A mí me gustó muchísimo. Y que algunos personajes fueran un poco estereotipados, como Pradelle, me pareció un guiño más de Lemaitre. Una caricatura de toda la gente que se aprovechó de las desgracias ajenas y de, como dices, el caos tras la gran guerra. También Lemaitre ha sido para mí un descubrimiento

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  2. Buen artículo M.Corleone, mis felicitaciones. Me identifico contigo totalmente en el ultimo párrafo, xd. En mi caso a Echenoz y Guenassia, además de Lemaitre.

    Quizás algo muy llamativo y de lo que no has comentado es de las secuelas físicas y psicológicas de guerra. En mi opinión es otro punto sobre el que se ha escrito poco sobre el tema, por mi parte no he leído nada sobre ello, si he visto una película creo que basada en el libro del mismo nombre, Johnny cogió su fusil de Dalton Trumbo.


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  3. Estoy leyendo ahora la novela. Aunque se le puede achacar que no profundice demasiado, me está interesando por el tema que aborda.

    Excelente reseña, Corleone.

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  4. Me la han recomendado ya varios amigos. Tengo que leerla.

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  5. Gracias a todos/as por permitirme debutar como reseñista literario cuando -rozando ya la cuarentena- creía que mi tren había pasado, y gracias por los ánimos y por leer el articulillo completo. Le echaré un ojo a Guenassia. M. Corleone

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  6. Es de la que tenía en lista a la espera de lectura aún sin saber de qué iba la cosa, solamente por el premio y el tema, el artículo me ha aclarado muchas cosas y animado a la lectura. Gracias por el artículo.

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  7. Me encanta el artículo, M. Corleone, y tu ironía "a lo Echenoz", también. Sólo resta leer la novela que ahora tengo en cuenta. Felicidades.

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