La vida de Irène Némirovsky estuvo tristemente marcada por los convulsos acontecimientos acaecidos durante la primera mitad del siglo XX, hasta el trágico final de la escritora en el campo de concentración de Auschwitz en 1942. El exilio y las peripecias de los emigrantes (judíos del este de Europa, principalmente) son temas recurrentes en sus novelas, así como los conflictos paterno-filiales, trasunto de su vida personal.
Irma Irina nació
en Kiev en 1903. Su padre, Léon Némirovsky, era un importante banquero de origen
judío hecho a sí mismo. Pese a la posición acomodada de la familia, Irina pasó una infancia solitaria debido a la indiferencia de un padre más preocupado por
sus negocios y a la hostilidad de una madre que veía a su hija como una molestia. Profunda
huella dejó en la niña la tensa relación con su madre. Estas experiencias las recrearía
posteriormente en las familias disfuncionales de sus novelas David Golder, El
baile, Jezabel y El vino de la soledad, la más autobiográfica de ellas.
En 1917, con
el estallido de la Revolución de Octubre, los Némirovsky abandonaron Rusia y emigraron
hacia occidente. Después de residir durante unos meses en Finlandia y en Suecia, recalaron en
Francia y se establecieron en París en 1919. La aclimatación fue fácil para Irina (ahora Irène): ya sabía hablar francés gracias a las lecciones recibidas en su niñez de su
institutriz gala, a la que estaba más unida que a su madre, y se licenció en Letras por la Universidad de la Sorbona. Irène se movía con soltura en los ambientes sociales parisinos, los felices
años 20 transcurrieron entre fiestas y veladas; así conoció a
Michel Epstein (como ella, de origen ruso y ascendencia judía), con el que se
casó en 1926. De este matrimonio nacerían dos niñas.
Por ese tiempo, inició su carrera literaria, influenciada por las técnicas de Chéjov y Turguénev. Escribió relatos y novelas cortas que aparecerían en revistas, títulos entre los que destaca el exquisito cuento Un niño prodigio (1927), la conmovedora historia de un juguete roto. La fama llegaría en 1929 con la publicación de la novela David Golder, que se convirtió en un éxito fulgurante, siendo adaptada al cine y al teatro. A ella seguiría El baile (1930), otra sensación, igualmente llevada a la gran pantalla. Ambas novelas tienen en común las tensiones en el seno familiar y el incisivo retrato de unos nuevos ricos que intentan hacerse un sitio entre la buena sociedad.
Estos éxitos le abrieron las puertas de los círculos literarios franceses. Admirada por los lectores, respetada por los intelectuales, gozó de gran notoriedad durante la década de 1930 y desarrolló una prolífica trayectoria. En este artículo nos centraremos en las obras que giran en torno a la emigración, ligadas en mayor o menor medida a su propia biografía.
Por ese tiempo, inició su carrera literaria, influenciada por las técnicas de Chéjov y Turguénev. Escribió relatos y novelas cortas que aparecerían en revistas, títulos entre los que destaca el exquisito cuento Un niño prodigio (1927), la conmovedora historia de un juguete roto. La fama llegaría en 1929 con la publicación de la novela David Golder, que se convirtió en un éxito fulgurante, siendo adaptada al cine y al teatro. A ella seguiría El baile (1930), otra sensación, igualmente llevada a la gran pantalla. Ambas novelas tienen en común las tensiones en el seno familiar y el incisivo retrato de unos nuevos ricos que intentan hacerse un sitio entre la buena sociedad.
Estos éxitos le abrieron las puertas de los círculos literarios franceses. Admirada por los lectores, respetada por los intelectuales, gozó de gran notoriedad durante la década de 1930 y desarrolló una prolífica trayectoria. En este artículo nos centraremos en las obras que giran en torno a la emigración, ligadas en mayor o menor medida a su propia biografía.
Las moscas
del otoño (1931) relata el exilio de la familia Karin, refugiada en París tras
la revolución bolchevique. La historia está contada a través de los ojos de la
fiel sirvienta Tatiana. El exilio resulta traumático para la anciana, quien, embargada por la nostalgia, añora su tierra natal y tiene dificultades para adaptarse a su país de destino.
El mismo viaje emprenden los Karol en El vino de la soledad (1935), con la diferencia de que en esta obra se pone el foco en la familia, teniendo como eje la enemistad entre la hija y su madre, inspirada en el resentimiento
de la propia Irène hacia su progenitora. Esta novela es la que posee mayor base autobiográfica entre la producción de Némirovsky y supone un ejercicio de catarsis.
El maestro
de almas (1939) presenta a Darío Asfar, un joven médico procedente de Crimea.
Asfar es un personaje oscuro que escapa de la miseria y se labra una reputación
profesional mediante métodos de ética dudosa. A pesar de que sus servicios son
requeridos por clientes de la clase alta francesa, Darío nunca llega a ser totalmente aceptado, continúa sufriendo
rechazo a causa de su origen extranjero y humilde, y del recelo que despierta en
los demás.
Los perros
y los lobos (1940) sigue a dos ramas de la familia Sinner, parientes lejanos
de distinto estrato social: los residentes en el gueto judío de una ciudad
ucraniana (los lobos) y los refinados burgueses de la parte alta (los perros). Ambas
emigran a París huyendo de los pogromos y la revolución. Tan importante es el choque de clases como la cuestión semita, pues todos ellos se enfrentan a los prejuicios por ser judíos.
Inevitable hablar del tratamiento de los judíos en las novelas de Némirovsky, algo que resulta paradójico a la luz de los acontecimientos posteriores. La visión ambigua
mostrada sobre los hebreos ha generado diversas interpretaciones y
continúa siendo objeto de debate hasta entre sus biógrafos, que en algunos
casos apuntan a un conflicto de aceptación-rechazo de sus raíces judías, si
bien Irène se defendió de las acusaciones de antisemitismo. Lo que parece
subyacer es el desdén de la autora hacia determinados estereotipos, unido a
cierto rencor político.
Tras esta etapa de fama y prosperidad, la
situación de los Epstein cambió drásticamente con el Estatuto de los Judíos promulgado por el
Gobierno de Vichy en 1940, pese a convertirse al catolicismo en 1939 y reclamar la nacionalidad francesa (que les fue denegada). Cayeron en
desgracia. Con sus cuentas bancarias bloqueadas y la prohibición de trabajar,
pasaron apuros económicos. Se trasladaron al pequeño pueblo
de Issy-l'Évêque en busca de tranquilidad. De nuevo, la
migración. Irène publicó bajo seudónimo
para eludir el veto a los escritores judíos. Del mismo modo, instó a sus
editores para que ingresaran sus mensualidades a nombre de su amiga Julie
Dumot. Un respiro que no duró mucho: señalada por su doble condición de judía
y eslava, Irène fue arrestada en julio de
1942 y deportada a Auschwitz, donde falleció un mes más tarde en circunstancias
no del todo claras. Michel trató a la desesperada de salvar a su
esposa. De nada sirvió. No solamente sus intentos fueron infructuosos, sino que
él también fue deportado en
octubre de ese mismo año y ejecutado en la cámara de gas pocos días después de su llegada.
Mejor fortuna corrieron sus hijas Denise y Élisabeth (de 13 y 5
años de edad), quienes escaparon
de la detención gracias a la protección de Julie Dumot. Las niñas sobrevivieron a la guerra y custodiaron una maleta que les había confiado su padre, la cual contenía
documentos de su madre, diarios y manuscritos inéditos de un par de novelas.
Entre ellos se encontraba su obra magna, Suite francesa. Su legado. Denise guardó el cuaderno que contenía el manuscrito, pero, creyendo que era el diario de su madre, no se vio con fuerzas para abordar su
lectura. No fue hasta décadas más tarde, cuando revisó los papeles para donarlos al Institut Mémoires de l'Édition Contemporaine, que descubrió que se trataba de una novela.
Suite
francesa fue el proyecto más ambicioso de Némirovsky, una obra planeada como una
sinfonía en cinco movimientos o partes. Novela épica sobre una nación
desgarrada por la Segunda Guerra Mundial, plasma la situación en Francia bajo
la ocupación alemana. La obra quedó inconclusa, Irène solo pudo completar las
dos primeras partes antes de ser arrestada, aunque dejó notas sobre cómo pensaba
continuarla y relacionar las tramas. La sección que abre la novela, “Tempestad en junio”, es una
historia coral en la que se narra el éxodo de los ciudadanos parisinos ante la
invasión del ejército alemán en junio de 1940. Encontramos un grupo variopinto
de personas, pertenecientes a distintas clases sociales. La autora dibuja un
cuadro en ocasiones brutal, que muestra una cara a veces no muy amable de unos
personajes en circunstancias de necesidad y desesperación. La segunda parte, “Dolce”,
aparentemente independiente de la primera, transcurre en una pequeña localidad bajo ocupación cuyos vecinos tienen que acoger a los oficiales germanos
y convivir con ellos.
La edición de la novela también incluye un apéndice que recoge fragmentos extraídos de los diarios, en los que se observa tanto el proceso de creación de la obra como las reflexiones de la autora sobre la situación política del momento, y unas estremecedoras cartas en las que queda patente la inquietud de los Epstein ante el destino que les aguardaba.
La edición de la novela también incluye un apéndice que recoge fragmentos extraídos de los diarios, en los que se observa tanto el proceso de creación de la obra como las reflexiones de la autora sobre la situación política del momento, y unas estremecedoras cartas en las que queda patente la inquietud de los Epstein ante el destino que les aguardaba.
Publicada
por primera vez en 2004, Suite francesa fue galardonada con el prestigioso
Premio Renaudot, se convirtió en un fenómeno editorial y fue traducida a varios
idiomas. Su rotundo éxito conllevó la recuperación de la obra y la memoria de Irène Nemirovsky, pues se reeditaron sus novelas, rescatando del olvido a la malograda escritora.
Raquel ;)
ResponderEliminarUn maravilloso repaso a la vida y obra de una escritora magnífica. Nunca defrauda, da igual que sean sus relatos como su maravillosa Suite francesa.
Gracias por recordarme que aún me queda alguno por leer.
Felicidades por el artículo. <3
Caro
Me ha encantado el artículo, nos acerca un poco más a los que ya conocemos a la autora y a los que no, seguro que les da curiosidad por leerla, merece la pena. Un abrazo, Raquel.
ResponderEliminarAyrween
Gracias a las dos, Caro y Ayrween :)
ResponderEliminarEn este artículo me he centrado en las novelas en torno a la emigración porque es el tema que tratamos en el número actual, "Letras errantes". Han quedado fuera títulos como "Jezabel" o "Los bienes de este mundo", que aprovecho para recomendar ahora.
Abrazos.
Me ha gustado mucho el artículo Raquel. No sabía que "El baile" se había llevado al cine, y, por descontado, me llevo alguno a la lista de pendientes. Felicidades :)
ResponderEliminarLarus