Hidetsugu
Yoshikawa, que acabaría siendo conocido como Eiji Yoshikawa tras 19 pseudónimos
utilizados es el máximo exponente de la novela histórica japonesa. Estamos en la era
de las comunicaciones, y ésto, nos ha permitido conocer cada vez civilizaciones
más alejadas de nuestra geografía y mentalidad. Una de ellas, y que fascina
cada vez a más gente, es la civilización japonesa. La comida, la cultura de
televisión, cine, manga e incluso la jardinería, son cada vez más apreciados
por una cultura tan distinta como la española. En el campo literario autores
como Haruki Murakami o el ya clásico Natsume Soseki, triunfan con sólo su
nombre. Su tratamiento mágico, sus elementos fantásticos, su elogio de la
lentitud, la busqueda del amor puro, la exaltación de los sentimientos y los
personajes perdedores que, más que conmiserarse, se ríen de sí mismos, hacen de
este tipo de literatura una de las más demandadas. Así se han ido sumando
autores como Hiromi Kawakami con su "El cielo es azul, la tierra
blanca" o Kyoichi Katayama con su "Un grito de amor desde el centro
del mundo" y algunos otros.
Un poco alejado
de este canon está Yoshikawa. Primero es un clásico, como Soseki, pero él se
especializó en reescribir grandes epopeyas heróicas japonesas. Gran amante de
clásicos como "El romance de los tres reinos", "Heike
Monogatari" o "Genji Monogatari", Yoshikawa centró sus esfuerzos
no en la originalidad, sino en dar una visión personal a estas grandes novelas
épicas.
De joven llevó
una vida dificil, hijo de un comerciante arruinado, pronto tuvo que abandonar
la escuela, para aún siendo un niño trabajar, sufrir un grave accidente en la
adolescencia y finalmente acabar como escritor, primero de poesía haiku y, más
tarde, en su gran logro: las novelas épicas de corte histórico. Tras la guerra
con China se hizo periodista y corresponsal e incluso pasó una época sin
escribir, hasta morir de cancer a los 70 años.
De su legado
histórico los españoles podemos disfrutar de dos traducciones:
"Taiko" y "Musashi". Son dos novelas que fue publicando
periódicamente en medio de una gran espectación al estilo Dickensiano. Pero no
sólo se parece a Dickens en esa publicación periódica de los episodios de sus
obras, sino en ser un excelente narrador de la sociedad del tiempo que
describe. En la novela "Musashi", en la que el protagonista que fue
un famoso samurái de principios del siglo XVII, lejos de ser una apología de la
lucha y una sucesión de duelos singulares, es más bien una descripción de la
sociedad japonesa de ese siglo: las posadas, los prostíbulos (zonas acotadas),
los monasterios budistas y shintoístas, la vida campesina, la vida comercial de
una naciente Edo (Kyoto) con un boom constructivo, los ladrones de caminos, los
ronin sin amo que buscan el patrocinio de alguno de los nuevos daymios (señores
feudales). Todo ello sin faltar las madres coraje, los padres ejemplares, el
honor, la búsqueda del conocimiento a través de la meditación o el trabajo duro
(tan alejado de nuestra mentalidad), la belleza de la naturaleza: las flores,
la primavera, la tierra, los paisajes,...
Todo ello también
aparece en su otra novela traducida al castellano, "Taiko", en la
cual además vemos la evolución política del país y los esfuerzos por la
unificación que hace primero Oda Nobunaga y luego Hideyoshi, el protagonista de
la novela, que de un chico feo al que llaman "cara de mono" y de
origenes humildes, se alza gracias a la astucia y el poder de convicción, al
máximo poder en el país. Los chicos con una vida dificil son otra constante en
las novelas de Yoshikawa, quizá como una metáfora de la propia vida del autor.
En esta novela es famosa la frase que sintetiza los distintos caracteres de los
tres gobernantes que intentaron unificar Japón que se resume en ¿qué hacer si
un pájaro no canta? A dicha pregunta Nobunaga responde: "¡Mátalo!, Hideyoshi (el
protagonista de "Tailko") responde: "Haz que quiera
cantar". E Ieyasu, quien finalmente creará una dinastía de shogunes,
responde: "Espera". Los tres por tanto representan, respectivamente,
la impaciencia y la brutalidad, la negociación y el poder de convicción, y la
paciencia.
De sus novelas
podemos extraer algunos párrafos que nos resumen la manera de pensar de Yoshikawa,
al igual que de esta lapidaria frase anterior. Por ejemplo dice:
"Aunque le
importaban los sentimientos de su madre, Hiyoshi insistía. Recordaba, cuanto
había deseado aquella espada vieja y mellada a los seis años, y como había
hecho llorar a su madre. Ahora ésta se resignaba a la idea de que, al crecer,
su hijo se convertiera en aquello que ella había rezado para que no fuese: un
samurái". En este extracto podemos ver el sufrimiento sempiterno de las
mujeres japonesas ante tantas luchas sin cuartel y el deseo de los niños por
hacerse samurái a toda costa, para buscar el honor y huir de la penuria del
campesinado.
"También he
pasado algún tiempo por el campo, aprendiendo de las montañas y los ríos, a los
que también considero como maestros". Aquí vemos el poder que la
mentalidad oriental le otorga a la naturaleza como formadora de carácter
incluso de un guerrero, tan dispar al pensamiento occidental. Otro ejemplo de
lo mismo: "Hideyoshi guardó silencio, pero la flor atrajo su mirada.
Parecía aliviado por el cambio de ltema de conversación. Mientras estoy aquí
sentado, percibo realmente la dificultad de vivir con el cuerpo y el
pensamiento actuando claramente como un solo ser- confesó Hideyoshi-. El campo
de batalla me absorbe y me vuelve brutal. En cambio aquí me siento
sereno y feliz".
En estos pasajes
vemos que aunque Eiji Yoshikawa sea un escritor clásico (nacido en el siglo
XIX) y de un género distinto, es japonés y por tanto tiene los puntos comunes
de los escritores japoneses: la sensibilidad, el amor a la naturaleza, los
amores más platónicos que carnales y muchos otros puntos en común con los
autores más conocidos. Estos puntos en común deben atraer a los que desconozcan
a Yoshikawa a leer su deliciosa literatura y no sólo a quienes les gusten los
samuráis, sino a todos aquellos que les guste la buena literatura.
hola Ciro,
ResponderEliminarhe leído Taiko y Musashi pero no sabía nada del autor. Ahora lo comprendo un poco más, aunque yo creo que deja traslucir poco de su persona a través de sus libros, tanto es el realismo de la ambientación histórica que introduce.
Gracias por el artículo
Gracias Isma. Algunos detalles autobiográficos siempre se cuelan. Efectivamente se centra mucho en la ambientación histórica, pero como ya digo no falta nunca el joven un poco alocado y descarriado que es al fin y al cabo el propio Yoshikawa. Esas madres coraje que probablemente representen a las suya propia o a miembros de su familia. Todos sus personajes medran a lo largo de la historia, bien sea espiritualmente o en poder y eso creo es otro reflejo de la propia vida del autor. Hay más detalles, en su obra que también hablan de él, pero lo ideal es ir descubriéndolos uno mismo.
Eliminar