EL ORIGEN DE LA NOVELA
Cuenta Antonio Muñoz Molina en el Autorretrato de su blog (http://antoniomuñozmolina.es/) que la génesis de su última novela se fraguó en su idas y venidas en tren desde Nueva York, ciudad donde dirigió desde el año 2004 el Instituto Cervantes, hasta el Bard College de Annandale (NY), invitado por su colega el novelista Norman Manea. La línea férrea de la Amtrak discurre de sur a norte a través de un valle, siguiendo la orilla del río Hudson, entre idílicos paisajes y puentes de hierro, hasta Albany, donde gira hacia el Oeste llegando hasta las cataratas del Niágara.
La invitación tuvo lugar en otoño de 2006. En esta estación se acrecienta la belleza de un panorama visto a través de la ventanilla de un vagón de tren, escenario inspirador de la figura de Ignacio Abel, personaje protagonista de La Noche de los Tiempos.
En varias entrevistas concedidas a los medios, Muñoz Molina confiesa una doble influencia en la síntesis de su personaje protagonista. Por un lado está el poeta Pedro Salinas, que paralelamente vivió su exilio americano desde 1940, además de su relación amorosa con una profesora de español, la estadounidense Katherine R. Whitmore. Y por otro, el escritor Arturo Barea, exiliado a Inglaterra y autor de la trilogía autobiográfica La forja de un rebelde.
ARGUMENTO
En cambio, en esta novela Ignacio Abel no es un hombre de letras. Es un arquitecto de éxito, un hombre hecho a sí mismo desde sus orígenes humildes, hijo de un maestro albañil y de una portera de la calle Toledo. Se trata de un personaje complejo a la vez que contradictorio. Posee por un lado de una fuerte determinación, que le lleva a escalar socialmente hasta posiciones acomodadas de la sociedad, manejando sus influencias y hasta su matrimonio con Adela. Pero paradójicamente es un ser insatisfecho que navega a la deriva en los brazos de su amante americana Judith Biely. Capítulo a capítulo, el autor desentraña las almas de este triángulo de personajes atormentados, insatisfechos, que se mueven en el Madrid previo al estallido de la guerra civil, inmersos en un ambiente convulso, violento y caótico.
En un estilo propio e íntimo, con continuas idas y venidas en el tiempo en un desorden “perfectamente ordenado”, Muñoz Molina mezcla ficción con realidad y toma para su novela personajes reales como el médico fisiólogo y estadista Juan Negrín, artistas y literatos del surrealismo y la generación del 27 cultivados en la mítica Residencia de Estudiantes, políticos, militares… que configuran el universo escénico de La noche de los tiempos.
EL AUTOR
Andaluz de origen (Úbeda, 1956), Antonio Muñoz Molina nació en el seno de una familia humilde, hijo de un agricultor y un ama de casa. A pesar de sus limitados recursos, siempre tuvieron interés en que su hijo se formara académicamente.
La vida de Muñoz Molina guarda mucha relación con su obra, y ha sido fuente de inspiración de alguna de sus obras, especialmente “El dueño del secreto” y “La noche de los tiempos”. El abuelo paterno de Muñoz Molina luchó durante la guerra civil en el bando republicano. Este hecho sin duda en la memoria del autor guarda conexión con la novela. Su ideología política socialdemócrata y su carácter antifranquista en tiempos de juventud se plasman en la novela en los ideales republicanos sobre la universalización del saber y la ciencia, la igualdad de clases y la oposición contra el fascismo. Su primer matrimonio con Marilena Vico, integrante de una familia tradicionalista de Úbeda, guarda un neto paralelismo con el entorno familiar de Adela. El nombramiento como director del Instituto Cervantes de Nueva York y su vida en la Gran Manzana enlaza con el exilio americano de Ignacio Abel.
No hay duda de que La noche de los tiempos es un tributo a la memoria del pasado de Antonio Muñoz Molina.
EL ENTORNO SOCIO-POLÍTICO
Llama poderosamente la atención encontrarse a un autor que elige como escenario de su novela el período inmediatamente anterior al conflicto armado y que no adopta una postura netamente partidista por uno u otro bando. Si después de la guerra civil española no hubiera habido un régimen autoritario de casi cuatro décadas, es seguro que la visión de aquella época se hubiera interpretado de otra forma, menos emotiva y más independiente. Puede que ya haya pasado el tiempo suficiente para mirar retrospectivamente abstrayéndose de los dictámenes del corazón, y ver que reducir de una manera simplista a buenos y malos la compleja situación que vivió España durante los años 30 es un ejercicio de poca justicia.
La república
El caso español es único en la historia y netamente diferente de las revoluciones sociales vividas en otros países de Europa. Hasta los años 30, la lucha obrera básicamente se había desarrollado en círculos anarquistas que tenían como zonas de influencia principalmente el campo andaluz y la industria de Cataluña. El socialismo sólo había penetrado con fuerza en algunas grandes ciudades como Madrid y Bilbao, y el comunismo era puramente testimonial. Como anécdota, sirva decir que el partido comunista no fue ilegalizado durante la dictadura de Primo de Rivera, y desarrolló su actividad propagandística con toda normalidad sin apenas obstáculos.
Al comienzo de los años 30, el declive del régimen de Primo de Rivera, debido entre otras cosas al elevado endeudamiento del Estado que resultó insostenible tras la crisis del 29, trajo consigo el descontento hacia el directorio y hacia la monarquía, y en las elecciones municipales del 31 tuvieron una amplia victoria en las ciudades las candidaturas republicanas. Aunque en el campo no fue así, poco tiempo después se declaró en Eibar la Segunda República Española.
El primer bienio republicano se caracterizó por sus profundas reformas. Se abordaron asuntos que se habían quedado en el tintero desde hacía décadas, como la reforma agraria y la reforma de la educación. Pero el gobierno no supo adoptar una actitud conciliadora en sus tareas, ganándose la enemistad de la iglesia y de las derechas tradicionalistas. A pesar de sus innegables éxitos, el continuo azote del radicalismo anarquista, la crisis económica no superada, el boicot de los empresarios que dejaron de invertir en el país y la reorganización de las derechas, dieron la victoria a la CEDA y a los radicales de Lerroux.
Este nuevo bienio estuvo marcado por una política revanchista y reaccionaria, y se anularon todas las reformas del primer bienio. Todavía se abrió más la brecha entre la España conservadora, apoyada por la iglesia, los terratenientes, antiguos monárquicos y carlistas, y los republicanos progresistas. La violencia continuó por las calles, comandada por anarquistas, socialistas, cedistas y falangistas. Hubo varios alzamientos populares de gran relevancia. El gobierno se vio obligado a dimitir y convocar elecciones, donde se dio el triunfo del frente Popular, aglutinante de todas las izquierdas republicanas y comunistas.
El libro de Muñoz Molina, La noche de los tiempos, fundamentalmente transcurre en este último período de la República. Se recogen múltiples episodios de la violencia que se vivía en las calles de Madrid, donde los pistoleros imponían su ley. Continuamente había atentados y tiroteos. Aquí es donde el autor se muestra particularmente crítico, y reprende la actitud que tomaron muchos revolucionarios que entendieron de una manera tan radical y absurda la lucha de clases, degenerándola a pura y gratuita violencia. La auténtica revolución social la entiende Muñoz Molina como la consecución de los derechos de la educación universal, que se llevaba a cabo mediante proyectos de construcción de escuelas o de la Ciudad Universitaria, donde podrían acudir los hijos de todos, con independencia de su clase y origen. En la reforma agraria que consiga que cualquier niño o adulto español estén bien alimentados. Juan Negrín, personaje controvertido de la historia, y que ciertamente sale muy bien parado en La noche de los Tiempos, ministro de Hacienda en el gobierno de Azaña, es el portavoz de estas ideas elegido por Muñoz Molina.
Las dos Españas
Todo el entorno familiar de Ignacio Abel sintetiza una forma en la que podrían haber vivido en armonía las dos Españas ideológicamente contrarias. La familia de Adela representa a la clase católica y conservadora, mientras que Ignacio procede de la clase obrera de ideas socialistas. A pesar de sus diferencias, es posible que se establezcan lazos de amor y de cariño. Simplemente se trata de dejar hacer y que democráticamente cada uno tenga su momento, que se impongan las reformas sociales que favorezcan el acercamiento. Lamentablemente no fue así.
Alusiones al mundo cultural de la generación del 27. La residencia de estudiantes.
Tiene una importante presencia en el libro multitud de personajes de la generación del 27 y del surrealismo, que coincidieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid, ubicada detrás de lo que hoy en día es el Museo de Ciencias Naturales y la Escuela de Ingenieros industriales. Resulta curioso cómo pueden coincidir tan concentradamente la flor y nata de la cultura y las artes de una época. García Lorca, Buñuel, Pedro Salinas, Dalí, Juan Ramón Jiménez...
En La noche de los tiempos, no todos van a quedar igualmente parados. Sin duda el que goza de mejor trato es Moreno Villa, personaje cosmopolita por su formación, vida y obra en varias ramas de la cultura y del arte. Muñoz Molina le rinde tributo a su figura en la novela, considerándole como alguien al que la historia y su entorno no le han otorgado el puesto que su importancia merece. Incluso se insinúa que algunos le robaron su mérito haciendo propias las ideas de Moreno. No quedan al mismo nivel Alberti o José Bergamín. No renuncia a la polémica Muñoz Molina ante algunos sacrosantos personajes para la izquierda española, recogiendo algunos episodios bien documentados que cuestionan la talla moral de estas figuras de la cultura española en algún episodio muy concreto.
Universo de personajes en La noche de los tiempos
No es cuestión de pararse a nombrar uno por uno todos los personajes que intervienen en La noche de los tiempos, pero sí hay que destacar la fuerza que muchos de ellos dan a la novela.
Conocer a Adela a través de las cartas llenas de amor y resentimiento enviadas a Ignacio la convierte en un ser enorme, en su papel de esposa amantísima, ciega de amor por un hombre que es demasiado distante para todo lo que ella está dispuesta a entregarle.
Otro ser entrañable de la novela es el profesor Rossman. Gran erudito de la ciencia y el conocimiento, demostrador de la complejidad de lo cotidiano, grandísimo ser humano, se convierte en el mártir de la intolerancia y el absurdo de los fanatismos totalitarios políticos. Su humildad, su tolerancia, su bondad lo colocan en lo más alto de La noche de los tiempos.
De los personajes reales el que destaca por encima de todos es Juan Negrín. Figura controvertida de la historia, se dice de él que fue el más odiado por los dos bandos de la guerra civil. Unos por sentirse traicionados, y otros por representar el antagonismo de sus ideas. Muñoz Molina es muy indulgente con su figura, y pone en boca de este estadista español su ideario particular sobre los problemas de la España prebélica.
La noche de los tiempos.
Es esta obra el último título publicado por el escritor ubetense. Se podrían dar mil razones para leer esta extensa novela, pero a los que han seguido la trayectoria de Muñoz Molina no les faltarán alicientes para enfrentarse a esta visión retrospectiva de una época convulsa en su estilo reflexivo tan particular. Y los que descubran por primera vez a este grande contemporáneo de la literatura hispana, seguro que se prendan de la gran calidad que atesora esta su última obra, de gran peso en todos los sentidos por sus más de 1000 páginas cargadas de humanidad, sentimientos, análisis, crítica y psicología de una época tan importante en nuestra historia reciente.
FUENTES
- Blog. http://antoniomuñozmolina.es/
- Gerald Brenan – El laberinto español
Pero ¡qué maravilla de artículo! La mejor "propaganda" que he leído de obra: extensa y, parece ser, intensa. Creo que ahora ya no tengo excusa para leerla, seguro que será de las próximas y podré agradecerte a tí mi lectura profunda.
ResponderEliminarMuchas gracias, Cape
¡Enhorabuena, Cape! Espero que con este gran artículo mucha gente se anime a leerlo, porque es un libro maravilloso e imprescindible.
ResponderEliminarGracias chicos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarAben, espero que te animes a leerlo pues como bien dice Angel_Caído es un libro imprescindible, al menos para mí.
Un abrazo, Cape;)
Que bien describes la época republicana, Cape. Aunque la Segunda República y la Guerra Civil están muy explotadas en la literatura y el cine (mas la segunda que la primera) parece que Muñoz Molina le da una buena vuelta de tuerca en esta novela. Enhorabuena por el artículo.
ResponderEliminar¡¡Qué artículo!! Me encanta cómo lo has estructurado y documentado todo. Invita a leer una novela que tengo pendiente hace ya demasiado tiempo. No dudes que el día que (por fin) me ponga, volveré a leer antes este texto.
ResponderEliminarCiro, Tatiasha, os digo lo mismo. Un libro y una época interesantes e imprescindibles. Animaos a leerlo.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por molestaros en leer el articulo.
Muy interesante, he leído 3 veces esta novela.. y la volveré a leer por la historia , por la escritura , por el refinamiento de los análisis
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