La suerte de cada escritor muchas veces no depende de su buen hacer en su oficio, ni de su buen saber al juntar palabras y elaborar frases, ni en su constancia al pie del cañón trabajando mientras espera que las musas le rocen con sus dedos. Muchas veces la suerte de un escritor depende en gran medida de su entorno, de la situación político-social en la que desarrolle su obra y de la posición que con respecto a ella toma. Este es el caso de Máximo Gorki y de Andréi Platónov, dos escritores soviéticos que vivieron la misma época de formas muy diferentes.
Máximo Gorki (28 de marzo de 1868 - 18 de junio de 1936) y Andréi Platónov (1 de septiembre de 1899 - 5 de enero de 1951) tienen en común nacer en la Rusia zarista, vivir la Revolución de Febrero 1917 que acaba con el último de los zares Nicolás II y la Revolución de Octubre que lleva al poder el Partido Bolchevique, la Guerra Civil Rusa y el establecimiento de los soviet. Es decir, comparten el paso desde la monarquía zarista hasta la dictadura del proletariado. La desaparición de Rusia y el nacimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Los mismos acontecimientos vividos por estos dos escritores no dejan el mismo poso ni en su alma ni en su obra. Esto se puede apreciar muy claramente echando un vistazo a “La madre” de Gorki y a “La excavación” de Platónov.
Gorki nos relata en “La madre” (1907) el despertar del proletariado, los inicios de la lucha obrera por mejorar sus condiciones, tiempos en los que los ideales eran bellos, aunque ciertamente esto tampoco es mucho decir ya que la belleza subjetiva es una propiedad intrínseca a los ideales. Además de bellos, estos ideales eran justos, liberadores, esperanzadores, con una fe inmensa en el ser humano como ente individual y como entidad colectiva.
Pelagia, la madre, es el personaje que hilvana la historia. Una mujer que queda viuda de un marido absolutamente despreciable: continuamente borracho, agresivo, maltratador y canalla, que proporciona a Pelagia menos de lo necesario para cubrir las necesidades alimentarias de la familia. Por desgracia, el cruel comportamiento de su marido es la norma en esa sociedad tal como se puede deducir por los pensamientos de Pelagia con respecto a la actitud que su hijo va tomando frente a la vida. Pavel, su hijo, pronto empieza a sorprenderla: no bebe después del trabajo, no la maltrata, entrega el dinero necesario para salir adelante, se preocupa por adquirir cultura a través de horas de lectura que sustituyen a las horas en las tabernas. Su defecto a ojos de Pelagia: es demasiado introvertido.
A través de la lectura y de la situación que vive en su trabajo en la fábrica, Pavel comienza a darse cuenta de la injusticia en la que viven los trabajadores: salarios injustos, explotación por parte de patronos y estado, subida constante de impuestos. Poco a poco va despertando en él lo que en un futuro será llamado conciencia de clase. Este cambio es vivido con preocupación por su madre que no entiende la posición de su hijo. Sin embargo, esta situación empieza a cambiar cuando asiste a la primera reunión clandestina que se celebra en su casa y comienza a familiarizarse con las ideas socialistas que se están fraguando y cuando conoce a los amigos de su hijo, ya que todos con las mismas ideas. Se sorprende porque incluso hay mujeres en este grupo. De la mano de la evolución socialista de su hijo va cubriendo etapa tras etapa, venciendo su inmovilismo y su ignorancia, despertándose en ella el deseo de ayudar, de aprender, de cambiar la forma de vida, de luchar. Acaba por convertirse en la madre de todo el grupo.
Tras la inevitable detención de su hijo, la mujer sencilla y alejada de la política pasa a ser una abanderada de la revolución, entregando pasquines en la fábrica y llevando periódicos ilegales al mundo rural, donde además transmite a los campesinos la nueva doctrina socialista, mezclando curiosamente las ideas socialistas y las ideas religiosas puesto que a su modo de ver ambas doctrinas buscan los mismos fines: la mejora y el triunfo de las clases más desfavorecidas. La conciencia de clase ha germinado en ella.
Gorki construye una historia que parte de un mundo oscuro, opresivo, pesimista y que a base de tesón, sacrificio, huelgas, superación personal, hambre de mejora e ideales avanza lentamente en pos de una utopía. A mi modo de ver, el defecto de esta obra está precisamente en la poca calidad literaria de la misma, con personajes algo planos y muy estereotipados, cosa por otro lado normal, ya que no deja de ser una obra de denuncia social al servicio de las nuevas ideas que se estaban abriendo paso en esos momentos.
Como no podría ser de otro modo, los líderes de la revolución rusa pronto se adueñaron de esta historia, que vista desde la distancia actual, se puede entender como una hagiografía del comunismo, como un libro típico de propaganda pero que situándolo en su contexto no deja de ser una narración, quizás demasiado idealista, de la lucha obrera. Esta obra se convirtió en el primer exponente de la corriente del realismo socialista. El padre de la criatura también alcanzó éxitos en el nuevo régimen, siendo mimado por el stablishment y llegando a ser presidente del sindicato de escritores soviéticos.
Platónov, sin embargo, en su libro “La excavación” (1930) nos cuenta otro momento en la historia de la revolución. Ésta ya ha triunfado y el libro se escribe a las puertas del Primer Plan Quinquenal. “La excavación” narra como un grupo de obreros realiza los trabajos de vaciado de tierras para la construcción de lo que será la nueva casa de los trabajadores, a este grupo de trabajadores se le une Voschez, trabajador que pasa más tiempo pensando dar un sentido al alma, buscando la felicidad, que trabajando. Este es uno de los personajes principales de la obra y su búsqueda el paisaje de fondo sobre el que se dibuja el resto.
Cuando Voschez llega a la excavación comprueba que todos los trabajadores tienen bien definida su conciencia de clase y trabajan duro para llevar a cabo su misión, pero él lo ve más como un problema ya que sus vidas se centran en tres puntos: trabajar, comer y dormir, como autómatas. La felicidad no está entre ellos aunque piensan lo contrario como se menciona en algún el pasaje “la felicidad la traerá el materialismo y no el sentido del alma”. A pesar de lo adoctrinados que están estos trabajadores, de vez en cuando son visitados por los comisarios y líderes del sindicado para recordarlos que “el socialismo puede pasar si vosotros; pero vosotros sin él viviríais en vano y moriríais". Deben ser continuamente supervisados y aleccionados para evitar que se desvíen de la política trazada.
Una vez mostrado que el socialismo ha triunfado en el mundo obrero urbano, el autor da un giro a la historia y nos lleva hacia el mundo rural: los mujik, sus kulaks y el enfrentamiento entre el mundo urbanizado, más concienciado con la lucha de clase y donde primero se ha realizado la purga “necesaria”, y el mundo rural que está empezando a colectivizarse. Los mujik son tratados como perros, golpeados, asesinados por cualquier motivo, en gran medida por el bien del progreso socialista: hay que seguir los planes productivos establecidos. Es el terror vivido en la desaparición forzosa de los kulaks, cuando todos los pequeños agricultores, propietarios de tierras, son tratados como enemigos del sistema como sospechosos que esconden sus bienes y se niegan a la colectivización. La violencia ejercida sobre ellos es atroz.
El tránsito desde el mundo urbano al rural está separado por la llegada de una niña huérfana que es acogida con alegría por todos los obreros de la excavación. Esta niña es cruel. Recomienda la ejecución de cualquier persona contraria al socialismo: para ella cualquier situación es buena para llamar burgués al primero que se cruza por allí solicitando su eliminación. Algunos llegan a pensar que en ella se cumplen las mejoras de socialismo que hacen que los niños nazcan con una conciencia de clase ya adquirida en el vientre materno.
Se puede asimilar la excavación que se está realizando para levantar primero la casa del proletariado de la ciudad, excavación que va y va siendo ampliada con la intención de hacer la casa de todo proletariado, como la preparación de los cimientos del socialismo que barrerá todas las desigualdades de la humanidad en su conjunto. Como una metáfora que pretende que la URSS sea la casa de todos los trabajadores del mundo, es decir, que los pueblos del planeta lleguen a ser una gran Unión de Repúblicas Socialistas.
Siguiendo las consignas que Gorki daba a los jóvenes escritores del realismo socialista: no ver en la realidad las huellas del pasado que se filtran al presente, sino el germen del prometedor futuro que se espera Platónov nos muestra ese futuro monstruoso que ya está viviendo en su presente, desengañado por creer en la utopía soviética de conseguir el cielo en la tierra.
Manteniéndose fiel a esta realidad, Platónov viaja a los koljoses para ver el germen del futuro y esto es lo que comenta:
Este párrafo resume perfectamente lo que nos encontramos en “La excavación”. Una obra que plasma cruda e intensamente la masacre sistemática del campesinado sometido a la colectivización. Una obra visionaria de lo que será la tragedia del pueblo ruso.
Joseph Brodsky, estadounidense de origen ruso y premio Nobel de literatura en 1987, en el prefacio de esta obra publicada en 1973 en EEUU dice:
Gorki escribe sobre los momentos en los cuales se está empezando a levantar el pueblo ruso contra las injusticias de aristócratas, burgueses y zares, mostrándonos un pueblo que lucha para alcanzar la utopía, donde los rebeldes tienen la razón de su parte y el socialismo soviético está empezando a dar sus primeros pasos y sus luchadores eran héroes. Sin embargo, Platónov escribe sobre un mundo donde la lucha de clases está ya institucionalizada y los desmanes para colectivizar o para hacer avanzar la conciencia de clase ya es un elemento de estado. En “La madre” se parte de un mundo injusto, triste, reprimido y se va avanzando hacia un mundo más justo, esperanzado con un futuro más feliz y próspero mientras que en “La excavación” todo es gris: la naturaleza, los trabajadores, sus ideas, su día a día, su presente y su futuro.
Literariamente la obra de Platónov está muy por encima de la obra de Gorki: los personajes tienen alma, matices, psicología. La descripción de los paisajes grises y fríos es una representación de los sentimientos de muchos de los personajes, de la actitud del autor frente a la injusticia que se está realizando con los campesinos, de la nueva vida que el socialismo está trayendo. Esto, como no podría ser menos, le causó grandes problemas políticos. Stalin llegó a calificar de basura a su obra.
Volviendo a Joseph Brodsky, tanta es su admiración por la obra de Platónov que lo llega a comparar con Franz Kafka, James Joyce, Thomas Mann o Marcel Proust, ¡ahí es nada! Conociendo estas comparaciones es triste ver como la apisonadora soviética no tuvo reparo en dilapidar el talento de grandísimos escritores como Platónov o Vasili Grossman, por citar otro “marginado”, a cambio de potenciar literatura de mucha peor calidad como “La madre”, literatura plana diría yo en esta obra en particular, pero que cumple a la perfección la propaganda del régimen.
Quizás el peor drama para Platónov fue creerse la utopía socialista que se iniciaba con Lenin, implicándose en los momentos iniciales. Al comprobar que todo era simple fachada, ver y sufrir, literalmente, los estragos del socialismo stalinista, intenta aferrarse a sus ideas iniciales y enmendar su credulidad describiendo la realidad a través de sus escritos. Esta lucha era una quimera al estar condenada de ante mano.
A través de Gorki y de Platónov se pueden apreciar diferentes puntos de vista de los procesos de revolución ocurridos e instaurados en Rusia-URSS que acabaron con el derrocamiento del espantoso régimen absolutista de los zares desembocando en el terrible régimen socialista que se impuso en el siglo XX en la URSS. No deja de ser curioso que dos obras tan distintas: una proclamando el socialismo y otra criticándolo hayan estado ambas prohibidas. “La madre” lo estuvo en los tiempos previos a la Revolución y “La excavación” en los tiempos en los cuales la Revolución ya había triunfado y estaba instaurada. Es más, hasta 1987 ni fue publicada en la la URSS.
Ambos escritores son como la cara y la cruz de una falsa moneda. Falsa puesto que por todos son conocidas las “maravillas” que llevó a la URSS esa moneda que llamaron socialismo.
Gorki nos relata en “La madre” (1907) el despertar del proletariado, los inicios de la lucha obrera por mejorar sus condiciones, tiempos en los que los ideales eran bellos, aunque ciertamente esto tampoco es mucho decir ya que la belleza subjetiva es una propiedad intrínseca a los ideales. Además de bellos, estos ideales eran justos, liberadores, esperanzadores, con una fe inmensa en el ser humano como ente individual y como entidad colectiva.
Pelagia, la madre, es el personaje que hilvana la historia. Una mujer que queda viuda de un marido absolutamente despreciable: continuamente borracho, agresivo, maltratador y canalla, que proporciona a Pelagia menos de lo necesario para cubrir las necesidades alimentarias de la familia. Por desgracia, el cruel comportamiento de su marido es la norma en esa sociedad tal como se puede deducir por los pensamientos de Pelagia con respecto a la actitud que su hijo va tomando frente a la vida. Pavel, su hijo, pronto empieza a sorprenderla: no bebe después del trabajo, no la maltrata, entrega el dinero necesario para salir adelante, se preocupa por adquirir cultura a través de horas de lectura que sustituyen a las horas en las tabernas. Su defecto a ojos de Pelagia: es demasiado introvertido.
A través de la lectura y de la situación que vive en su trabajo en la fábrica, Pavel comienza a darse cuenta de la injusticia en la que viven los trabajadores: salarios injustos, explotación por parte de patronos y estado, subida constante de impuestos. Poco a poco va despertando en él lo que en un futuro será llamado conciencia de clase. Este cambio es vivido con preocupación por su madre que no entiende la posición de su hijo. Sin embargo, esta situación empieza a cambiar cuando asiste a la primera reunión clandestina que se celebra en su casa y comienza a familiarizarse con las ideas socialistas que se están fraguando y cuando conoce a los amigos de su hijo, ya que todos con las mismas ideas. Se sorprende porque incluso hay mujeres en este grupo. De la mano de la evolución socialista de su hijo va cubriendo etapa tras etapa, venciendo su inmovilismo y su ignorancia, despertándose en ella el deseo de ayudar, de aprender, de cambiar la forma de vida, de luchar. Acaba por convertirse en la madre de todo el grupo.
Tras la inevitable detención de su hijo, la mujer sencilla y alejada de la política pasa a ser una abanderada de la revolución, entregando pasquines en la fábrica y llevando periódicos ilegales al mundo rural, donde además transmite a los campesinos la nueva doctrina socialista, mezclando curiosamente las ideas socialistas y las ideas religiosas puesto que a su modo de ver ambas doctrinas buscan los mismos fines: la mejora y el triunfo de las clases más desfavorecidas. La conciencia de clase ha germinado en ella.
Gorki construye una historia que parte de un mundo oscuro, opresivo, pesimista y que a base de tesón, sacrificio, huelgas, superación personal, hambre de mejora e ideales avanza lentamente en pos de una utopía. A mi modo de ver, el defecto de esta obra está precisamente en la poca calidad literaria de la misma, con personajes algo planos y muy estereotipados, cosa por otro lado normal, ya que no deja de ser una obra de denuncia social al servicio de las nuevas ideas que se estaban abriendo paso en esos momentos.
Como no podría ser de otro modo, los líderes de la revolución rusa pronto se adueñaron de esta historia, que vista desde la distancia actual, se puede entender como una hagiografía del comunismo, como un libro típico de propaganda pero que situándolo en su contexto no deja de ser una narración, quizás demasiado idealista, de la lucha obrera. Esta obra se convirtió en el primer exponente de la corriente del realismo socialista. El padre de la criatura también alcanzó éxitos en el nuevo régimen, siendo mimado por el stablishment y llegando a ser presidente del sindicato de escritores soviéticos.
Platónov, sin embargo, en su libro “La excavación” (1930) nos cuenta otro momento en la historia de la revolución. Ésta ya ha triunfado y el libro se escribe a las puertas del Primer Plan Quinquenal. “La excavación” narra como un grupo de obreros realiza los trabajos de vaciado de tierras para la construcción de lo que será la nueva casa de los trabajadores, a este grupo de trabajadores se le une Voschez, trabajador que pasa más tiempo pensando dar un sentido al alma, buscando la felicidad, que trabajando. Este es uno de los personajes principales de la obra y su búsqueda el paisaje de fondo sobre el que se dibuja el resto.
Cuando Voschez llega a la excavación comprueba que todos los trabajadores tienen bien definida su conciencia de clase y trabajan duro para llevar a cabo su misión, pero él lo ve más como un problema ya que sus vidas se centran en tres puntos: trabajar, comer y dormir, como autómatas. La felicidad no está entre ellos aunque piensan lo contrario como se menciona en algún el pasaje “la felicidad la traerá el materialismo y no el sentido del alma”. A pesar de lo adoctrinados que están estos trabajadores, de vez en cuando son visitados por los comisarios y líderes del sindicado para recordarlos que “el socialismo puede pasar si vosotros; pero vosotros sin él viviríais en vano y moriríais". Deben ser continuamente supervisados y aleccionados para evitar que se desvíen de la política trazada.
Una vez mostrado que el socialismo ha triunfado en el mundo obrero urbano, el autor da un giro a la historia y nos lleva hacia el mundo rural: los mujik, sus kulaks y el enfrentamiento entre el mundo urbanizado, más concienciado con la lucha de clase y donde primero se ha realizado la purga “necesaria”, y el mundo rural que está empezando a colectivizarse. Los mujik son tratados como perros, golpeados, asesinados por cualquier motivo, en gran medida por el bien del progreso socialista: hay que seguir los planes productivos establecidos. Es el terror vivido en la desaparición forzosa de los kulaks, cuando todos los pequeños agricultores, propietarios de tierras, son tratados como enemigos del sistema como sospechosos que esconden sus bienes y se niegan a la colectivización. La violencia ejercida sobre ellos es atroz.
El tránsito desde el mundo urbano al rural está separado por la llegada de una niña huérfana que es acogida con alegría por todos los obreros de la excavación. Esta niña es cruel. Recomienda la ejecución de cualquier persona contraria al socialismo: para ella cualquier situación es buena para llamar burgués al primero que se cruza por allí solicitando su eliminación. Algunos llegan a pensar que en ella se cumplen las mejoras de socialismo que hacen que los niños nazcan con una conciencia de clase ya adquirida en el vientre materno.
Se puede asimilar la excavación que se está realizando para levantar primero la casa del proletariado de la ciudad, excavación que va y va siendo ampliada con la intención de hacer la casa de todo proletariado, como la preparación de los cimientos del socialismo que barrerá todas las desigualdades de la humanidad en su conjunto. Como una metáfora que pretende que la URSS sea la casa de todos los trabajadores del mundo, es decir, que los pueblos del planeta lleguen a ser una gran Unión de Repúblicas Socialistas.
Siguiendo las consignas que Gorki daba a los jóvenes escritores del realismo socialista: no ver en la realidad las huellas del pasado que se filtran al presente, sino el germen del prometedor futuro que se espera Platónov nos muestra ese futuro monstruoso que ya está viviendo en su presente, desengañado por creer en la utopía soviética de conseguir el cielo en la tierra.
Manteniéndose fiel a esta realidad, Platónov viaja a los koljoses para ver el germen del futuro y esto es lo que comenta:
“A principios de los años 30, entre los escritores nació un movimiento que consistía en viajar a los koljoses para recoger materiales sobre la nueva aldea. Yo quería ser como los demás y emprendí uno de esos viajes con el proyecto de escribir un libro. Las palabras son incapaces de expresar lo que vi. Era una desgracia tan inhumana, tan inimaginable, una catástrofe tan horrorosa, que ésta, si se puede decir así, se convertía en abstracto e inaccesible a la percepción racional. Me puse enfermo. Y no pude escribir en un año entero.”
Este párrafo resume perfectamente lo que nos encontramos en “La excavación”. Una obra que plasma cruda e intensamente la masacre sistemática del campesinado sometido a la colectivización. Una obra visionaria de lo que será la tragedia del pueblo ruso.
Joseph Brodsky, estadounidense de origen ruso y premio Nobel de literatura en 1987, en el prefacio de esta obra publicada en 1973 en EEUU dice:
“La excavación es una obra extraordinariamente sombría, y el lector acaba la novela en el más profundo desánimo. Si en este instante fuera posible transformar sin más la energía psíquica en física, lo primero que se debería hacer al cerrar el libro es abolir el orden del mundo existente y proclamar una nueva era.”
Gorki escribe sobre los momentos en los cuales se está empezando a levantar el pueblo ruso contra las injusticias de aristócratas, burgueses y zares, mostrándonos un pueblo que lucha para alcanzar la utopía, donde los rebeldes tienen la razón de su parte y el socialismo soviético está empezando a dar sus primeros pasos y sus luchadores eran héroes. Sin embargo, Platónov escribe sobre un mundo donde la lucha de clases está ya institucionalizada y los desmanes para colectivizar o para hacer avanzar la conciencia de clase ya es un elemento de estado. En “La madre” se parte de un mundo injusto, triste, reprimido y se va avanzando hacia un mundo más justo, esperanzado con un futuro más feliz y próspero mientras que en “La excavación” todo es gris: la naturaleza, los trabajadores, sus ideas, su día a día, su presente y su futuro.
Literariamente la obra de Platónov está muy por encima de la obra de Gorki: los personajes tienen alma, matices, psicología. La descripción de los paisajes grises y fríos es una representación de los sentimientos de muchos de los personajes, de la actitud del autor frente a la injusticia que se está realizando con los campesinos, de la nueva vida que el socialismo está trayendo. Esto, como no podría ser menos, le causó grandes problemas políticos. Stalin llegó a calificar de basura a su obra.
Volviendo a Joseph Brodsky, tanta es su admiración por la obra de Platónov que lo llega a comparar con Franz Kafka, James Joyce, Thomas Mann o Marcel Proust, ¡ahí es nada! Conociendo estas comparaciones es triste ver como la apisonadora soviética no tuvo reparo en dilapidar el talento de grandísimos escritores como Platónov o Vasili Grossman, por citar otro “marginado”, a cambio de potenciar literatura de mucha peor calidad como “La madre”, literatura plana diría yo en esta obra en particular, pero que cumple a la perfección la propaganda del régimen.
Quizás el peor drama para Platónov fue creerse la utopía socialista que se iniciaba con Lenin, implicándose en los momentos iniciales. Al comprobar que todo era simple fachada, ver y sufrir, literalmente, los estragos del socialismo stalinista, intenta aferrarse a sus ideas iniciales y enmendar su credulidad describiendo la realidad a través de sus escritos. Esta lucha era una quimera al estar condenada de ante mano.
A través de Gorki y de Platónov se pueden apreciar diferentes puntos de vista de los procesos de revolución ocurridos e instaurados en Rusia-URSS que acabaron con el derrocamiento del espantoso régimen absolutista de los zares desembocando en el terrible régimen socialista que se impuso en el siglo XX en la URSS. No deja de ser curioso que dos obras tan distintas: una proclamando el socialismo y otra criticándolo hayan estado ambas prohibidas. “La madre” lo estuvo en los tiempos previos a la Revolución y “La excavación” en los tiempos en los cuales la Revolución ya había triunfado y estaba instaurada. Es más, hasta 1987 ni fue publicada en la la URSS.
Ambos escritores son como la cara y la cruz de una falsa moneda. Falsa puesto que por todos son conocidas las “maravillas” que llevó a la URSS esa moneda que llamaron socialismo.
Bibliografía:
- La Excavación, Dzhan, y otros relatos - Andréi Platónov. Biblioteca de plata de los clásicos rusos. Círculo de lectores, 1992
- La madre - Maxim Gorki, Espasa-Calpe, 1984
Querido Cuscurro.
ResponderEliminarMe ha encantado mucho tu artículo, aunque debo reconocer que mi conocimiento de la literatura rusa es mínimo -un error a corregir, en breve-, sin embargo, la realidad que se abre en dos vías, ofreciendo sus dos caras: Gorki y Platónov nos ayuda a verla desde una perspectiva global.
Muchas gracias por el artículo.
Cuscurro, tengo la misma impresión que tú acerca de La madre y acabas de despertar mi interés por la obra de Platónov.
ResponderEliminar¡Excelente artículo!!
Cuscurro, me ha encantado tu artículo!!
ResponderEliminarLa literatura rusa es un tema que me interesa muchísimo, pero del que soy una gran ignorante, y con este texto hoy siento que me voy a la cama sabiendo un poquito (bastante) más.
Aben, Andrómeda, Tatiasha, creo que a alguno ya se lo he dicho vía correo pero lo reitero: muchas gracias por tomaros la molestia de leeros el artículo y realizar estos comentarios.
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