Literatura y Licantropía
Cape
“Me hacía camino monte a través. Crujían las hojas secas en la melodía que marcaban mis pasos. La atmósfera era densa, empezaban a aparecer humos de niebla, mientras la luz mortecina de los últimos rayos de sol de una tarde de octubre caían bajo el tamiz de las ramas del hayedo. Necesitaba llegar antes de que la bruma y la noche secuestraran el día, en la víspera de la Noche de Difuntos. Empezaba a faltarme el aliento, notaba el corazón golpeando mi pecho como una visita impaciente golpea a la puerta de la casa, pero apenas ya sí faltaban dos cientos de metros para salir al camino que conduce a la aldea. Paré unos segundos para tomar aire. Me hallaba en un pequeño claro del bosque. Miré hacia arriba. La luna flotaba entre nubes vaporosas que acariciaban su cara de plata. Apoyé las manos en las rodillas para rendir la fatiga, para ventilar mejor el tórax sofocado. Tras un breve instante, me incorporé, dí media vuelta, y ¡horror!. Me hallé frente a la Bestia. Cara a cara. Sus ojos amarillos de hiel se clavaron en los míos”.
[Por Cape]
Si queréis saber lo que sucedió, sumergíos conmigo en el mundo del Hombre Lobo. Espero que disfrutéis de este viaje apasionante por la historia del Licántropo.
Orígenes.
Para remontarnos al origen del hombre lobo y la licantropía, tenemos que retroceder hasta tiempos de la Grecia Clásica, en concreto a Lycaon, primer rey de Arcadia. Fundador de cultos paganos en forma de sacrificios humanos, desafió al mismísimo Zeus, invitándolo para comprobar su identidad a un banquete donde servía la carne de un niño. Sabiendo que el dios se había percatado de la naturaleza del festín, temeroso del castigo huyó al campo, y una vez allí descubrió lo que Zeus le tenía reservado, cuando poco a poco se fue transformando en un lobo.
La historia de Lycaon aparece en Las Metamorfosis de Ovidio: aquí un fragmento de su transformación: “En vellos se vuelven sus ropas, en patas sus brazos: se hace lobo y conserva las huellas de su vieja forma. La canicie la misma es, la misma la violencia de su rostro, los mismos ojos lucen, la misma de la fiereza la imagen es”.
Más alusiones clásicas al hombre lobo las encontramos en El Satiricón de Petronio, en el capítulo de La Cena de Trimalción. Allí Nicerote cuenta la historia del soldado que se transformó en un lobo, en una noche de luna llena, cuando ambos acudían a la casa de Melisa: “Llegamos en medio de los sepulcros: mi hombre se puso a hacer sus necesidades junto a unas tumbas; seguí yo canturreando y fui contando las lápidas. Después miré hacia mi compañero; se estaba desvistiendo y poniendo todos sus vestidos junto al camino. Yo tenía el resuello en la punta de la nariz; me quedé clavado como un muerto. Él meó alrededor de sus vestidos, y de repente se convirtió en lobo.”
Evolución
Es seguro que durante la Edad Media, época de oscurantismo y superstición, se fortaleciera el mito del hombre lobo. El lobo es el enemigo natural del cordero y los ganados, por tanto de Dios Jesucristo y del hombre. No es de extrañar que los pactos con el diablo llevaran asociada la idea de la transformación zoomórfica en lobo.
En la Edad Moderna, el tribunal de la Santa Inquisición hacía estragos en sus juicios contra la brujería y la magia negra. Se tiene noticia de que sólo en Francia hay registrados más de 30.000 casos que se enjuiciaron bajo acusaciones de licantropía.
La tradición oral en Europa ha legado a la posteridad una de las leyendas más famosas, convertida en cuento en la literatura primero por Perrault, y posteriormente por los Hermanos Grimm, cuya versión es la más extendida hoy por hoy de Caperucita Roja. La moraleja del cuento, que persuade a las niñas de la peligrosidad de hablar con extraños, se fundamenta en el miedo a la licantropía, al hombre convertido en lobo devorador.
A partir del siglo XIX la ciencia marcaba el ritmo de la historia, arrastrando toda sombra de superstición. Relegado a mito, el hombre lobo comenzó a reaparecer en la literatura con un aire romántico.
A mediados de siglo se publica Wagner, el hombre lobo, obra de George W.M. Reynolds, que narra la historia de un campesino alemán que ganó la vida eterna en un pacto con el diablo con la condición de convertirse en hombre lobo. Bajo la misma idea se publica la novela Capitán de Lobos, de Alejandro Dumas. La historia tiene tintes biográficos inspirándose en temores y leyendas del bosque que circunda el pueblo de Villers-Cotterets donde transcurrió su niñez.
Actualidad
En el siglo XX se han publicado más novelas de hombres lobo. Ni tan siquiera Stephen King ha podido resistirse al mito, al escribir la novela El ciclo del hombre Lobo.
El cine también se ha hecho eco de la leyenda del licántropo, dejándonos títulos tan memorables como “Lobo”, con una interpretación magistral de Nicholson y Pfeiffer.
Conclusiones
Está claro que ya ninguno creemos en hombres lobo. Pero os puedo prometer, que desde aquel encuentro del que no puedo dar detalles, pues perdí la consciencia, después de cada noche de luna llena, despierto con la cama totalmente revuelta, y una gota de sangre aparece en la almohada, junto a la comisura donde descansaron mis labios.
No estés tan seguro, no pierdes la conciencia al convertirte en lobo, para algunos la mordida es una bendición o una maldición, algunos nacen con la sangre de la maldición en sus venas, destinados a vivir años como cambia-formas. somos unas bestias y la luna llena nos hace mas fuertes, mas hábiles. la luna es nuestra diosa, no eres digno de ser un canis lupus. por que lo que escribes es una farsa. Atte: Rogue Anonimo
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