El árbol que cobija a los pobres - Ana Espinosa



Un árbol crece en Brooklyn fue escrita por Betty Smith y publicada por primera vez en 1943, en el apogeo de la II Guerra Mundial. Siendo su primera novela, ganó más popularidad que cualquiera de sus libros. Sus novelas incluyen Tomorrow Will Be Better (1947), Maggie-Now (1958), y Joy in the Morning (1963). Junto a ellas, escribió decenas obras de teatro antes de su muerte en 1972.


Aunque el libro recibió elogios, algunos lo tacharon de ser abiertamente político, mostrándose a favor de los sindicatos, excesivamente compasivo con los pobres, y demasiado explícito sexualmente. Betty Smith negó la intención de que su escrito tuviese un contenido marcadamente “social"; en cambio, afirmaba, trataba sobre su propia experiencia, sobre la gente que conocía mucho y que le gustaba. Personas de todas las clases sociales leyeron el libro cuando salió por primera vez: dado que la mayor parte de la novela se desarrolla entre 1900 y 1917, muchos lo vieron como un viaje nostálgico al tiempo de su inocencia previo antes de las dos Guerras Mundiales.



Hoy en día, sigue siendo un clásico, leído por muchos niños en las escuelas norteamericanas. Oprah Winfrey declaró que ha sido uno de los diez libros que más han marcado su vida. Quizás su popularidad se atribuye parcialmente a la interpretación que Smith hace de sus personajes: las personas no pueden ser moralizadas o reformadas; son lo que son, a veces, incluso sin explicación.


Francie Nolan, su protagonista, es el trasunto de la autora. Ambas crecieron en una Williamsburg empobrecida a principios del siglo XX y comparten día de nacimiento, aunque Smith nació cinco años antes. Al igual que Francie, Smith accedió a la universidad sin haberse graduado en Secundaria y acompañó a su marido, que era de Brooklyn, como el de la heroína, a la Universidad de Michigan, donde escribió varias obras de teatro, una de las aspiraciones de Nolan. Además, la autora fue madre de dos hijos y subordinó su propia formación a la de sus hijos. Esta situación tal vez incentivó su sensibilidad hacia las cuestiones de género en la historia; por esta razón. La novela repite el reiterado modelo de "escribir acerca de lo que uno conoce."


Betty Smith tenía interés en acercarse a la realidad de Brooklyn antes de comenzar este escrito; de hecho, su ensayo "Por qué Brooklyn es de esa manera", publicado en el New York Times, la convirtió en defensora oficiosa del barrio newyorkino, mostrando que era como una pequeña ciudad rechazada por sus conciudadanos de Manhatan. El fuerte sentido de pertenencia que se atisba en Un árbol crece en Brooklyn sugiere que la autora conocía los encantos y beneficios duraderos de la vida en una pequeña comunidad de vecinos. Es más, el título revela la importancia que tiene para Smith su barrio. Después de todo, la novela es la historia de Francie Nolan, así que podría haberse titulado como la heroína.


Dado que la protagonista nos cuenta su vida desde que nace, la pérdida de la inocencia se repite en casi todos los capítulos y ayuda a desarrollar el resto de los temas del libro. Cuando Francie crece, aprende más y más sobre el mundo: sobre la pobreza, las diferencias de clase, el género y el sexo. Cuando era niña, la escasez en la casa de los Nolan hace que Francie aprecie las pequeñas cosas materiales. A medida que se hace mujer, el lado feo de las dificultades se hace más real. Muchas veces, Francie expresa esta pérdida de la inocencia como si estos obstáculos fueran un sueño; en ocasiones, piensa que ha soñado el ataque del acosador de la escalera, la muerte de su padre o el abandono del tío Willie.


No sólo madura a través de acontecimientos dolorosos, sino también aprende de sus lecturas. En este sentido, se puede pensar en el árbol del cielo como una alusión al árbol del conocimiento, un árbol que sólo trae esperanza y alegría. Para Francie, aprender a leer es el primer paso para convertirse en una mujer educada. Además de los libros, los acontecimientos del mundo exterior se bosquejan como otro tipo para la adquisición de conocimientos y para la evolución de Francie.


Uno de los temas principales que recorren la novela es la pobreza. A pesar de la citada negativa de Smith de que su escrito se centrase en los motivos sociopolíticos, Un árbol crece en Brooklyn no puede separarse de las cuestiones de clase: frecuentemente, las anécdotas, los personajes o los capítulos representan o abordan la pobreza en Estados Unidos a principios del siglo XX. Ser pobre significaba que los personajes constantemente deben pensar como indigentes: preocuparse por cómo van a comprar la próxima barra de pan o lo que la propia casa o en el vecindario parece en comparación con otros. Así, se destaca que la pobreza no sólo implica la ausencia de alimentos, calor o comodidad; la pobreza aparece en la inutilidad de Johnny y su muerte, hace que el tío Willie huya y se vislumbra en el hecho de que Francie no puede asistir a la escuela secundaria. Además de la vida de los Nolan, Smith presenta toda una comunidad menesterosa y muestra la estrecha relación entre la pobreza y la explotación: los propietarios de las tiendas se aprovechan de la inocencia de los niños para sacarles el dinero; la maestra de piano mendiga el té de sus estudiantes. Para los personajes, la propia pobreza es lo nocivo, no las personas. La autora a menudo yuxtapone la clase baja con la clase privilegiada para subrayar este tema. A pesar de que la posesión del dinero les facilita la vida, en muchos casos, los personajes más entrañables del libro se empobrecen o provienen de una familia pobre. En cambio, el médico rico se dibuja como un villano en el libro; una fiesta de caridad se expone como un acto santurrón e hiriente. Al final del libro, Neeley y Francie se burlan de Laurie porque va a crecer sin pasar estrecheces, diciendo que ella nunca va a tener tanta diversión como la tuvieron ellos. Como el árbol, la autora parece estar diciendo, que a ella "le gusta la gente pobre."


Arquetípica, dada la procedencia de la autora, es la ilusión por cumplir el sueño americano, el deseo de una vida mejor en Estados Unidos. Lo que impulsa a los Nolans a vivir como lo hacen. Este motivo le ayuda a analizar el tema de la educación, ya que la educación es la forma en la que los hijos vivirán un día una vida mejor que sus padres. Aunque Johnny, Katie y Mary Rommely tienen formas diversas de pensar, todos coinciden en que la educación es la vía de escape para los niños Nolan. Este argumento va de la mano de la historia de inmigración de los Nolan y Rommelys. Mary Rommely ni siquiera sabía, cuándo se mudó a los Estados Unidos, que la educación era gratuita; es más, nunca llega a conocer la palabra" educación", pero ella se regocija una y otra vez que sus hijas pueden leer y escribir. Katie se apena cuando ve a sus hijos creer que su vida es buena porque son felices con un árbol de Navidad, unos vecinos vulgares y una vida humilde. Sabe que la educación los va a salvar y a la vez, los va a alejar de ella. Estos temores se materializan cuando Katie y Francie se distancian, en el momento en el que la hija se vuelve más educada y refinada. De la misma manera, Francie no puede hacer amigos porque habla como personajes de Shakespeare y los libros terminan reemplazando a las amistades.


La lucha contra el mito de la mujer como sexo débil es otro tema transversal que encontramos en la historia. El primer trazo se presenta tras el nacimiento de Francie, cuando Mary Rommely comenta que nacer mujer es nacer a una vida humilde llena de dolor. Esta idea de los dolores de la vida se confronta con la referencia constante al dolor del parto, elemento que forja una fraternidad universal entre todas las mujeres del mundo, pertenezcan a cualquier religión o nivel socioeconómico. Al menos en el contexto de este libro, las mujeres de todas las religiones y todos los niveles socioeconómicos están unidos por el dolor de traer niños al mundo. Así, se justifica cómo las féminas de la novela están más preparadas para manejar el dolor emocional y físico que los hombres. A menudo, la fortaleza se contrapone a los sexos: Katie es fuerte mientras que Johnny es débil; Evy es decidida mientras que el tío Flittman es pusilánime. La diferencia de sexos se pone de manifiesto en los espacios físicos en los que se desenvuelven cada sexo. La fuerza de las mujeres Rommely sugiere que pueden soportar cualquier dificultad. Cuando Francie nace enferma, ella persevera como el árbol; su madre nunca duda de su fuerza. La enfermedad y la persistencia de Francie sólo prefiguran muchas otras dificultades físicas y emocionales. Cuando Katie tiene hijos, ella sólo se hace más fuerte, decidida a darles una vida mejor a sus hijos. 

A pesar de que la novela puede parecer bastante inocente a los lectores actuales, hay un sorprendente número de referencias implícitas al sexo y la sexualidad. El hecho de que uno de los personajes más queridos, Sissy, sea bastante promiscua, sugiere que la autora tiene ideas muy adelantadas sobre las mujeres y el sexo para su tiempo. La presencia de Joanna en el barrio de Francie es un recordatorio sorprendente de cómo el viejo mundo concibe la sexualidad de las mujeres. Como contrapartida a la reacción violenta de las otras mujeres, Francie la trata amigablemente, le ofrece leer su historia a Joanna (simbólicamente ofreciendo el conocimiento o la educación) y, en general, deja claro que la crueldad hacia los más débiles no es tolerable. 

Todos estos asuntos subyacen bajo las ramas del árbol del título, que crece en los distritos de vecindad que no tienen ni agua ni luz incluso ni el suelo. El árbol simboliza la perseverancia y la esperanza en medio de las dificultades. De hecho, éste es un símbolo recurrente en la novela, por ejemplo, cuando nace Francie, Katie compara explícitamente su vida a la del árbol, pues su fortaleza indica que Katie sabe que ella va a seguir viviendo, no importa lo enferma que esté. En Brooklyn, este árbol supera a todos los demás. Cuando Neeley y Francie traen a casa un pequeño abeto, se muere, aun cuando lo cuidan, pero el árbol del paraíso sigue. El lector debe pensar en el árbol no sólo en relación con Francie, sino también conectado con los pobres de la comunidad en su conjunto: al árbol, "le gusta la gente pobre". Cuando Francie deja Brooklyn, Florrie Wendy toma simbólicamente su lugar. El árbol crece con Florrie, igual que lo hizo con Flossie Gaddis antes de Francie. La protagonista ve el árbol del cielo todos los días; es un toque de belleza en su entorno diario. Cuando Francie mira hacia abajo desde la escalera de incendios, se ve encima de una cúpula verde. Tiene sentido que Smith eligiera un objeto con el que Francie esté totalmente familiarizada. Una vez más, el autor muestra cómo uno puede ver los pequeños objetos materiales de manera distinta. No es un árbol especial, en un sentido convencional; que crece en todas partes donde hay pobres. No es grandioso como el mar o una enorme montaña. Es humilde y su humildad hace que sea aún más potente.





6 comentarios:

  1. Hola. Mucho gusto, Ana. Me ha encantado tu reseña. Gracias. Soy Yelena.

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  2. Estupendo comentario para un gran libro

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  3. Me alegro que os haya gustado. Realmente es un libro que se disfruta tras terminar de leerlo.

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  4. Pues lo tengo en casa para leer y mira por donde la reseña me ha abierto el apetito de su lectura. Gracias por el artículo.

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  5. Creo que es un libro en el que claramente vemos que la felicidad no va ligada a la riqueza. Que en la pobreza puede haber también felicidad y que no es un estigma sino otra forma de sobrellevar la vida. Gran reseña, Ana.

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