Diseño de portada: Isabel Palacio |
Cualquier cosa que se diga sobre la relación entre cine y literatura, resulta a estas alturas un tópico. Siempre han estado íntimamente unidos.
En la literatura se encontraba fuente de inspiración para guiones y en el cine, los lectores podían ver a sus personajes favoritos adquirir un imagen sólida, un físico que hasta ese momento solo vivía de forma neblinosa en la imaginación del lector. Los clásicos más populares pronto fueron llevados al cine, las historias de amor más pasionales, las aventuras más admiradas, los terrores más ocultos, tomaron vida en la pantalla..
Fue un recurso fácil durante los primeros pasos de la historia del cine, antes era frecuente que una novela, con un formato o con otro, se trasladara a los teatros. Pero el cine llegaba mucho más lejos, a más público. Los grandes protagonistas de la literatura tenían ya un rostro con el que poder soñar, aunque se pervirtiera un poco su concepción literaria; incluso a veces, la película ha llegado a perdurar por encima del libro que la inspiró, es el caso, por ejemplo, de The Sheik (El jeque), novela de Edith Maude Hull, que consagró a un mito cinematográfico Rodolfo Valentino. Hoy recordamos la película, no unas novelas que fueron inmensamente populares durante un breve espacio de tiempo, aunque su huella permanezca en un subgénero de novela romántica. Luego llegó la televisión y de las novelas salieron series que expandieron los universos literarios.
Conforme el nuevo arte fue haciéndose adulto, el trasvase de influencias adquirió una doble dirección, las técnicas cinematográficas tiñeron la literatura. En ocasiones es la película quien da lugar posteriormente a la novela. Tal es el caso por ejemplo de 2001, odisea en el espacio, que aunque inspirado en el universo de Arthur C. Clarke (en concreto en el cuento "El centinela" de 1951), fue posterior a la película de Kubrick, o El tercer hombre, que tuvo como origen el encargo de un guión cinematográfico a Graham Greene, y que este plasmó en formato de novela primero para dar solvencia a la historia, pero que se publicó con posterioridad.
Los mundos cinematográficos y televisivos se han plasmado en novelas de todos los géneros, porque con frecuencia los formatos audiovisuales y literarios se mezclan y se confunden en la imaginación.
Cine, televisión y literatura caminan de la mano y el lector-espectador es feliz con esta simbiosis.
Totalmente de acuerdo. Creo que este número puede ser muy bueno :)
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