Nuestros libros de historia están llenos de batallas y luchas, quizás demasiadas, y sin embargo siempre están contadas desde la perspectiva del vencedor y de los estadistas. Martin Gilbert nos ofrece otro punto de vista: la intrahistoria de la batalla más sangrienta de la Primera Guerra Mundial.
Hoy sabemos, a la manera unamuniana, que todo acontecimiento histórico lo impulsan los hombres de carne y hueso y que los éxitos se lo llevan los estadistas de la época. La batalla del Somme no iba a ser menos. Para los gobernantes de esa Europa, que iba a cambiar tras la finalización de la I Guerra Mundial, ese lugar no dejaba de ser la frontera natural entre Bélgica y Francia y, sin embargo, para aquellos desgraciados fue su tumba, su final trágico. Por datos que nos ofrece Martin Gilbert en este espléndido ensayo, que he tenido la oportunidad de leer, sabemos que sólo el primer día de la batalla -el 1 de julio de 1916- cayeron 19.240 soldados y más de 36.000 resultaron heridos. Podría pensarse, a tenor de estas cifras, que el desplazamiento de la línea de fuego debió de ser espectacular, pero nada más lejos de las intenciones de aquellos estadistas: el frente se quedó estático durante los tres meses que duró esta batalla -sólo varios unos 15 kilómetros escasos- con unas bajas entorno a los 600.000 soldados entre británicos, franceses, alemanes y de la Commonwealth, y el doble de esta cifra fueron los heridos, sin contar las dantescas consecuencias de una batalla de estas características.
Hasta aquí las cifras, pero el ensayo de Martin Gilbert no se queda en una mera enumeración de bajas, de muertos y de heridos y va más allá. El historiador inglés quiere dar una vuelta a esta historia preguntándose dos aspectos fundamentales ante cualquier hecho histórico: en primer lugar, ¿sirvió de algo esta contienda tan sangrienta? -para muchos, la más de esta guerra- y, en segundo lugar, ¿quiénes eran aquellos combatientes? -una pregunta contra el olvido y a favor de la memoria-. Y, todo ello, trabajado desde una elogiosa recopilación de mapas, fotografías, bibliografía y datos que hacen de este estudio un imprescindible a la hora de comprender este acontecimiento bélico.
Pues bien, a la primera cuestión, Martin Gilbert considera que fueron pocas las ventajas para el desarrollo final de la I Guerra Mundial, quizás le conceda el hecho de que Alemania tuvo que dividir sus fuerzas entre el frente oriental, más activo, y el occidental, con batallas esporádicas -como la del rio Somme- que distrajeron, finalmente, las intenciones de los estrategas teutones. Hasta ahí, estos datos militares fríos y sin cuerpo. Sin embargo, con la respuesta a la segunda cuestión, es con la que el ensayo alcanza el interés para un lector que busca algo más que la historia militar: aquellos jóvenes, transidos de un odio irracional contra el enemigo, se lanzan en pos de unos kilómetros alrededor de un rio y una estepa, tumba de sus anhelos y futuros, sin valorar consecuencias tan nefastas para aquellos seres.
Martin Gilbert cuenta, con ciertas dosis de romanticismo que, detrás de esos fusiles y esas trincheras, se encontraban jóvenes que habían dejado casa, familia y patria para defender valores sustentados por políticos de despacho. El resultado queda reflejado en los datos escalofriantes que aporta el autor, porque regimientos enteros fueron aniquilados en los primeros días de esta contienda y, tristemente, los pueblos de esa comarca contemplan cementerios con extensiones tétricas de cruces y lápidas conmemorativas de estos hechos luctuosos. Por el contrario, es lo más precioso de esta obra, este historiador nos transcribe multitud de cartas que los combatientes escribieron a sus familias en vísperas de su entrada en el combate y, muchas de estas misivas, tomaron cuerpo de poesía, no épica y con tintes existencialistas. Algunas de estas obras son piezas de una Literatura tan profunda que estremece cuando el lector interesado se intenta poner en la piel de aquellos soldados, cuando sabiendo su destino mortal, no se resignaban a expresar de forma prometeica sus sentimientos más profundos y más primarios.
Y tras la poesía, siempre los sentimientos. Martin Gilbert analiza aquellos que fueron fundamentales en algunos momentos de la batalla y en toda la I Guerra Mundial. El dolor, el miedo, las ratas, el barro, el cansancio son los actores principales del infortunio de estos soldados y, tras la batalla, marcas indelebles que quedaron para siempre en el corazón y el recuerdo de los supervivientes. Pero tras las palabras, también quedan las imágenes como las que figuran en el cuerpo fotográfico del ensayo. Éstas nos hacen pensar que nada tan terrible como una batalla, pero más absurdo, si cabe, cuando no se consigue nada de lo que se pretendía. Los campos de Amiens o Fricourt son testigos de esta masacre sin par en la historia bélica de la humanidad: hombres venidos de todas las partes del mundo enterrados debajo un verde que les cubre para la eternidad.
Ahora, toca al lector, ávido de esta parte de la historia, recuperar la memoria para que no suceda nunca más. Debemos hacer bandera de la frase del filósofo Santayana. Por ello, entenderla y no comprenderla puede servir para que no veamos más hechos como los que relata, con minuciosidad y respeto, Martin Gilbert. El confiesa que tuvo conocimiento, como expresa en el Prefacio de este ensayo, siendo investigador asociado en el Merton College de Oxford, por un testigo presencial de esa batalla -un teniente que sobrevivió a esta carnicería-, ahora nosotros, somos testigos indirectos, pero obligados a no olvidar, porque la memoria es muy frágil.
FICHA TÉCNICA DE LA OBRA:
Martin Gilbert, La batalla del Somme: la batalla más sangrienta de la primera guerra mundial, Barcelona, Ariel 2009. Traducción de Silvia Furió. Colección: Grandes batallas. Tiene 426 páginas y 24 de láminas, fotografías y mapas. El ISBN es 978 84-344-8821-2-
FICHA TÉCNICA DEL AUTOR:
Martin Gilbert, nacido en Londres en 1936, estudió Historia Contemporánea en Oxford. Es autor de más de sesenta libros, entre los que cabe destacar una historia del siglo XX en tres tomos. Es también el biógrafo oficial de Sir Winston Churchill, sobre el que ha publicado dos extensos volúmenes. En 1995 le fue concedido el título de sir y recibió un doctorado en Literatura de la Universidad de Oxford por la totalidad de su labor en el campo de la historia.
Muy bueno el artículo Aben. Yo había leído hace unos años su estudio sobre la I Guerra Mundial (que editó Esfera de los Libros) y me encantó porque nos encontramos ante un historiador muy didáctico en sus escritos. Éste no lo he leído y tras leer tu artículo me ha entrado el gusanillo (sobre todo por la transcripción de las cartas que comentas encontramos en el libro).
ResponderEliminarSaludos.
Pues no dejes de leer, si quieres tener una idea de lo que fueron algunas batallas de la I Guerra Mundial. Es cierto que Martín Gilbert es un historiador muy didáctica, pero, sobre todo, trabaja muy bien desde la intrahistoria.
EliminarUn saludo,
Muchas gracias Aben por el comentario de este excelente ensayo. La batalla del Somme fue una carnicería donde murieron cientos de miles de hombres sanos y jóvenes, de una forma irracional y absurda por un puñado de km. de terreno, y todo por nada, con tácticas absurdas y con armas tremendamente mortíferas, y por lo que cuentas, en el libro encontraremos qué sintieron esos hombres que sabían que probablemente iban a morir.
ResponderEliminarEsto es lo que más me ha impresionado de este ensayo. Martín Gilbert transcribe las poesías que los soldados escribieron, en algunos casos, horas antes de entrar en batalla y, por ello, tiene un interés añadido, ya que demuestra la irracionalidad de este acontecimiento bélico.
EliminarUn saludo y gracias, nuevamente, por haberme invitado a la escritura de esta reseña.
Buena reseña, Aben. Muchas gracias. ;)
ResponderEliminarEsas cartas que transcribe el autor deben ser muy duras pero, a la vez, la mejor muestra de desesperación de aquellos hombres destinados a morir de manera tan absurda.
Llevas toda la razón de lo que dices, Babel. Eran demostraciones palpables de la muerte que iban a encontrar y que sabían, a ciencia cierta, que no volverían a sus casas. Fue una total carnicería.
EliminarGracias por leerlo y comentarlo, un saludo enorme.
Felicidades Aben, me ha gustado el artículo y si no fuera por la saturación que tengo estos últimos meses sobre la temática pues me pondría con este libro que nos recomiendas, pues del autor también había leído que tiene cierto prestigio sobre la gran guerra. Me atrae también esta parte humana y con respecto al tema de cartas me ha recordado uno de los mejores libros de no ficción que tuve la fortuna de leer La batalla por Stalingrado de William Craig, leer a esos hombres que lucharon en la contienda es algo duro pero como bien dices necesario para así no olvidar lo más bajo del ser humano.
ResponderEliminarSaludos de Tito P.
Gracias por tu comentario. Ya te he respondido en el hilo y creo que llevas razón: las conmemoraciones saturan al lector más avezado, pero creo que este ensayo tiene algún matiz que lo hace diferente.
ResponderEliminarEl ensayo al que te refieres no lo conozco, pero lo buscaré.
Gracias de nuevo,
Gracias Aben por comentarnos este libro y recomendárnoslo. Efectivamente, si toda la IGM fue un gran despropósito sustentado principalmente en el ansia expansionista de las grandes potencias, en especial de la Alemania prusiana, la batalla del Somme, fue desde el punto de vista militar una verdadera carnicería catastrófica. Muestra de forma palpable la incompetencia de los mandos que seguían queriendo guerrear como en la época napoleónica, cuando las tácticas de trinchera se imponían a cualquier carga; pero sobre todo muestran la deshumanización de esos mandos respecto a su relación con el soldado sobre el terreno, con un desprecio por la vida humana terrible, del que deberían haber respondido en su momento, todos aquellos que desde posiciones cómodas y alejadas del fuego se fueron de rositas en aquella batalla.
ResponderEliminarGracias, sabino por tu comentario. Estoy de acuerdo con lo que afirmas. En todos los estudios a los que he tenido acceso sobre esta guerra, muchos afirman lo que estás aportando. Es lamentable que, a comienzos del siglo XX, se siguieran haciendo las mismas barbaridades... y aún hoy...
EliminarUn placer,