"Las palabras son flores de la nada. Te quiero."
Una mujer infortunada, Richard Brautigan
Richard Brautigan nace en 1935. Abandonado por su padres, sobrevive con su hermana como puede. En 1955, tras un acto vandálico, es ingresado en un hospital psiquiátrico, el mismo en el que años después se rodará Alguien voló sobre el nido del cuco. Le diagnostican depresión, paranoia y esquizofrenia. Desde muy joven escribe. Conoció el éxito con su libro La pesca de la trucha en América pero le sobrepasa. Mal administrador de su dinero, mujeriego y bebedor, se siente un incomprendido. No obstante para algunos es un escritor de culto. Amado y odiado, considerado por unos un héroe de la contracultura y por otros despreciado como reliquia hippy.
Quizás como resultado de todo eso, Richard Brautigan es un escritor completamente inestable, en su vida y en su producción. Su vida se mueve también entre la euforia y la melancolía. Tiene libros maravillosos, incluso solo trozos de algunos, y otros que mejor olvidar. Toca varios géneros y muchas veces es difícil de clasificar: narrativa, poesía, policíaca y novela negra, ciencia ficción, surrealismo y fantasía. Especialmente esta última, sus libros tienen un importante componente de fantasía, de irrealidad. Tiene una imaginación desbordante que lo inunda todo y que se entromete en cualquier momento. Sus escritos se mueven por la narrativa cotidiana e introspectiva hasta la ciencia ficción. En su maravilloso y fresco En azúcar de sandía escribe un mundo utópico en donde todo está hecho de azúcar de sandía y donde las personas tienen una manera especial de sentir. Pero también tiene un producción cercana a lo pulp de serie b donde destaca el original y divertido libro El monstruo de Hawkline. Otras quizás como Willard y sus trofeos de bolos es mejor olvidar.
Desde muy pequeño escribe, es su manera de escapar a la realidad, crearse un mundo alternativo donde todo vale. Es una constante en sus libros, muy claro en Un detective en Babilonia, una historia disparatada donde el protagonista se escapa continuamente a Babilonia, su Babilonia, donde da rienda suelta a su imaginación y donde realmente se encuentra a gusto. También da la sensación de que Brautigan se ríe un poco del género de novela negra.
Todo y que la obra de Richard Brautigan es de lo mas variada, en sus escritos hay un elemento en común: el deambular por la vida. Son historias de la vida, con mas o menos surrealismo y elementos inesperados y disparatados. Sin embargo, Brautigan lo que viene a reflejar es la absurdidad de las cosas y la condición humana, un dejarse llevar por las circunstancias. Todo ello acompañado de una escritura libre e irónica, con tono humorístico y un toque de locura. Parece que se ría de todo pero transmite a la vez una gran soledad e impotencia.
En su último escrito, publicado póstumamente por su hija en el año 2000, La mujer infortunada, Brautigan nos cuenta un periodo de su vida, que sería su último año de vida. Como en casi todos sus libros está estructurado con capítulos cortos, a veces solo media página. Se toma libertades a la hora de escribir. Es una manera de ir contra el conformismo.
Al inicio del libro hay una breve introducción. En solo dos páginas, Brautigan ya sienta lo que es una de las bases de sus escritos. Un deambular por la vida, conjugando facetas muy diversas y opuestas de la misma, pero todo en un mismo plano. Una mujer infortunada comienza con un breve prólogo que supone una muestra de su literatura y su visión de la vida. En esas pocas líneas pasamos de la alegría a la tristeza, de la burla a la seriedad, de lo absurdo a algo profundo, de la ternura a lo burdo. Partiendo de un episodio cómico recuerda a su amiga recientemente fallecida de cáncer; recuerda y se lamenta que no puede llamarla por teléfono y compartir con ella lo que le acaba de suceder, una tontería, para reírse los dos juntos y sacarle punta. El humor con que lo hace es brillante, y la ternura y sentimiento que muestra también. Reconozco que solo con esa introducción a mi ya me ha ganado.
Después, el libro, es un devenir de sus días. No hay ningún hecho relevante que destaque mas que otro, es como un diario de su vida, sus viajes, sus escarceos sexuales, sus ocupaciones y sus vacíos, las cosas que le llaman la atención, la naturaleza. Pero nada muy llamativo. Se pierde en cosas pequeñas una y otra vez. Se recrea en detalles insignificantes. Pero consigue ser muy cercano al lector, aunque no tenga un hilo conductor determinado o se olvide de él, es fácil seguirle en su verborrea que no resulta excesiva sino ligera y sencilla. “Se escribe y se describe con sabor agridulce, resignado, vencido. Es un hombre que ha llegado al final de su camino y lo sabe. Lo que no quiere decir que Una mujer infortunada no sea un libro luminoso en su oscuridad. . Pero las sonrisas que despierta este enorme breve adiós de Brautigan son sonrisas tristes. Y sabias.”
En Una mujer infortunada hay un personaje que aparece como motivo para escribir el libro pero que al final no lo acaba de desarrollar, solo pequeñas pinceladas que consiguen transmitir una sensación de soledad que lo impregna todo. Es una mujer que se suicidó colgándose de una viga en su casa, lugar en el cual Brautigan pasará un tiempo después atraído por el episodio y donde se le ocurre meterse y reflexionar sobre la mujer y su fin. Curiosamente un año después él mismo se quitará la vida en su casa de Montana donde le encontraran casi un mes después de haberse pegado un tiro con una Magnum 44.
En 1967 publica La pesca de la trucha en América, un libro extraño, inclasificable, con el que alcanza el éxito. Pero será pasajero, es un ejemplo de escritor generacional, después será olvidado. Es un libro difícil, no tiene una continuidad clara, es una sucesión de historias disparatadas, surrealistas, de recuerdos, mezcla de realidad y fantasía. Es una literatura caótica, todo vale para expresar lo que quiere. Una mezcla de novela, libro de relatos y algo de poesía. Por supuesto no trata sobre la pesca de la trucha, en ningún sitio, sino sobre América. Es una muestra ingeniosa, un tanto burlesca y desencantada, de la sociedad americana. Y una oda también a la naturaleza donde demuestra su amor a los espacios abiertos. No en vano encuentra en Thoreau y Walden un referente.
Una palabra para calificar la obra de Richard Brautigan sería
inclasificable. Sin embargo se le ha relacionado con la generación beat, el
autor maldito de la generación beat, sin pertenecer propiamente a ella, y con
autores como Burroughs o Ginsberg. También se ha dicho que es un heredero
sentimental de Hemingway, que su humor bebe de Mark Twain, que tiene una vena filosófica que entronca
con Emerson y Thoreau y que es antecedente de autores como Raymond Carver, Bukowski
o David Foster Wallace. En varias ocasiones se le ha puesto como estandarte de
la contracultura, quizás esto es lo mas aproximado a su literatura y espíritu.
Una de los valores que encuentro en Brautigan es que a pesar de su fantasía
y su lirismo, es cercano. Parece que esté al lado de uno contando sus
historias. Por eso esta reseña tiene
mucho de opinión personal y no tanto de análisis objetivo.
BIBLIOGRAFÍA
- Brautigan, Richard. Una mujer infortunada, Debate, 2003, Madrid.
- Brautigan, Richard. En azúcar de sandía, Blackie Books, 2011, Barcelona.
- Brautigan, Richard. El monstruo de Hawkline, Anagrama, 1979, Madrid.
- Brautigan, Richard. Willard y sus trofeos de bolos, Anagrama, 1980, MAdrid.
- Brautigan, Richard. La pesca de la trucha en América, Blackie Books, 2010, Barcelona.
- Brautigan, Richard. Un detective en Babilonia, Anagrama, 1982, Madrid.
- Corominas i Julián, Jordi. De los difuso a lo concreto desde el contraste: "La pesca de la trucha en América", de Richard Brautigan, La Vanguardia, 08/10/2010
- Fresan, Rodrigo. La última sonrisa, El País, 14/06/2003
Por fin he encontrado tiempo para leer tu crónica, Imation :)
ResponderEliminarMe ha gustado y me ha sorprendido, porque a este autor lo tenía ya en el punto de mira por su En azúcar de sandía. No sabía nada de él y por eso leer esta información ha completado un hueco y me ha hecho sentir ganas de leerlo.
Me ha gustado especialmente el final de tu crónica, en la que dices que es un artículo muy personal porque su escritura también lo es. Es un buen paralelismo.
Aquí también has hecho crecer flores de la nada...
Isma
Isma :)
ResponderEliminarEn azúcar de sandía te gustará yo creo. Y si quieres reírte, ahí está El monstruo de Hawkilne y Un detective en Babilonia, aunque éstos pueden ser mas difíciles de encontrar.
Muchas gracias por pararte a leerlo y comentar.