Contexto Editores conversan entre libros
En un momento difícil y ensombrecido a veces nacen proyectos extraordinarios, aspiraciones arriesgadas que pretenden destacar entre la calma reinante. Ese parece el rumbo que sigue Contexto Editores, un grupo de editoriales alternativas que decidieron hace más de cuatro años unirse bajo un mismo paraguas.
“Tenemos un punto muy importante en común: el riesgo”, resumió Santiago Tobón de Sexto Piso, una de las cinco editoriales que conforman este grupo, en una conversación con el resto de los miembros de Contexto en la librería Ramón Llull de Valencia (Ramon Llull, 41). En esta charla, previa al encuentro con los lectores, también estuvieron Luis Miguel Solano de Libros del Asteroide, Julián Rodríguez de Periférica, Enrique Redel de Editorial Impedimenta y Diego Moreno de Nørdica Libros.
Contexto es un proyecto de asociación editorial que salió por la amistad y cristalizó en un momento en que se produjo una avalancha de pequeñas editoriales que este grupo acertó a superar.
Las editoriales integrantes de Contexto, que reibieron en 2008 el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural, se han atrevido a romper con la lógica de la búsqueda permanente de la rentabilidad. El catálogo está compuesto en buena parte por libros que no son rentables, “la mitad de los programados para el año que viene son inicialmente deficitarios”, comentan. El éxito comercial no siempre va aparejado al literario y es que, como afirma Julián Rodríguez, “muchos libros que pueden ser canónicos tuvieron muy poca venta en su momento”.
La calidad la encuentran rebuscando en grandes autores y buenos títulos, traducen lo que nadie antes se atrevió a traducir y reeditan lo que no debió dejar de estar editado. Cada uno trabaja desde su editorial, pero juntos publican una revista en Contexto, acuden a las ferias literarias, hablan directamente con el distribuidor y cada uno aporta algo su parte con cierto altruismo. “Entendemos a las partes, como socios”, cuenta Diego Moreno. “Es mejor ir juntos que a la contra”, añade Enrique Redel.
Intentan marcar con su propio gusto, recuerda Moreno, y a esos buenos ingredientes de base le suman una receta que no puede fallar: la importancia del contacto humano. En ese proceso que proponen cambia la relación de la editorial con todos: la calidad del libro, el contacto con la distribución, con la prensa, y también con los libreros. “Quien tiene que hacer la difusión tiene que conocer que tiene entre manos”, asegura Luis Miguel Solano que esa es una de las claves. Al comienzo de cada año tienen reuniones con los distribuidores.
Tienen una comunicación continua con medio centenar de librerías del país. “La librería vuelve a tener un papel en la interpretación para el lector”, cuenta Solano. “Nunca ha habido una calidad tan buena en las librerías como la que hay ahora”, dice Moreno, editor de Nørdica Libros. También han propuesto una nueva relación con los traductores, pretenden ayudar a dignificar un oficio importante que siempre se ve relegado a un segundo plano.
“Las grandes editoriales no siempre miran la calidad de los libros que tienen en su catálogo, mientras que un editor pequeño defiende con ahínco lo que tiene”. Rodríguez dice que esto fue algo que ha aprendido en su carrera profesional y es una muestra de lo que llevan entre manos. El de editor es un oficio, una tarea artesanal. Todos asienten cuando Solano comenta que le gusta más el proceso que el resultado, aunque añaden que a veces echan de menos dejarse llevar por un libro. Aunque cuando sienten ese golpe de efecto del libro saben, que aunque no sea rentable económicamente, ese título no hay que dejarlo pasar.
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