Ronaldo Menéndez: una máquina de devorar - Miguel Ángel Maroto (topito)


Siempre fijamos la mirada sobre los escritores consagrados que se encuentran al otro lado de ese pequeño charco que llamamos Atlántico. Pero… ¿y esos otros jóvenes escritores que, casi con total seguridad, llegarán a convertirse en nuestra tierra en escritores consagrados una vez pasado el medio siglo actual?

Ronaldo Menéndez, escritor cubano de tinta negra afincado en la actualidad en mi tierra castiza y con cuarenta años a sus espaldas, es uno de estos jóvenes escritores a los que me refiero. El Sr. Menéndez, no sólo posee talento para la escritura sino que inviste con sus feroces frases contra aquellos novatos lectores de su prosa. Lo hace con tal fuerza que contusiona sus mentes despareciendo el impacto emocional semanas después de leer la última frase de su novela o cuento. La narrativa de Ronaldo Menéndez no deja a nadie indiferente: fuerte y dura, valiente y exhibicionista, grotesca y brutal son algunas de las parejas cualidades que cualquiera de sus veteranos lectores afirmarían sobre su forma de escribir.

No obstante dichas cualidades no sólo califican su narrativa, sino también adjetivan a sus personajes. Personas fuertes, duras, valientes, exhibicionistas, grotescas y, en su mayoría, brutales. Gente corriente nacidos en una isla de aroma decadente que sobreviven al día a día sin quejarse, mirando la vida de frente. Y esa forma de vivir es lo que les hace tener ese carácter de universalidad que diluye de la mirada del lector la posible visión local que pueda tener de éstos. En este punto me permitirán ustedes que nombre a una de las cuentistas americanas más reconocidas: Flannery O´Connor. Y la nombro no por mi fanatismo ante dicha señora, sino porque ambos autores dotan a sus personajes de esa universalidad tan difícil de conseguir. No puedo dejar de contemplar la visión sarcástica ante la vida que impregnan los relatos de la autora norteamericana en los relatos del autor cubano. Personajes creados por ambos escritores que sienten el deber de buscar algo sin saber muy bien el qué, mientras se enfrentan a un universo hostil que les hostiga. Y que con el tiempo, con el paso de las páginas del libro de su vida, lo hallan. En muchas ocasiones topándose con algo diferente a lo buscado, pero sin llegar a perder la esperanza por ese hecho. ¿Desolador? Puede. ¿Angustioso? Seguro. ¿Admirable? En todo caso. Una brutalidad en la prosa de ambos autores que lo único que puede hacer el lector es reír. Reír y… ¡por qué no decirlo! Llenar el aire de carcajadas ante lo abrumado y desasosegado que uno se siente ante su lectura. Sí, lo reconozco: al leer a ambos autores me pasa lo mismo que con esas películas gore que uno ve con sus amigos llevando abundante alcohol en vena. Películas que nos harían vomitar sobre el plato de comida mientras cenamos. Pero que con esas cuantas cervezas de más se disipa las ganas de vomitar sintiendo una impetuosa necesidad de tirarse al suelo y revolcarse sobre él emitiendo sonoras carcajadas. Enormes y sonoras carcajadas ante las espantosas visiones reproducidas en la pantalla del televisor. Carcajadas que te dejan sin respiración. Carcajadas que te ayudan a escapar de lo brutal por medio de una risa histriónica, artificial. Así es, en definitiva, la narrativa de Ronaldo Menéndez.

                                   

Es más: parafraseando al protagonista de Las Bestias diré que la obra del autor cubano es «una máquina de devorar todo lo que no sea su propio cuerpo». Una prosa que devora a su novato lector y convierte a su lector veterano en una máquina de devorar. Una máquina que no sacia su ansia de engullir cada letra, cada frase, cada página de sus escritos.

Así es. Yo mismo, como buen veterano lector de su narrativa, me transformo en esa máquina sin escrúpulos siempre que aferro entre mis manos sus novelas y relatos. Y no tengo pudor en decirlo: aún recuerdo el comentario que le hice al compañero  y amigo escritor de Menéndez en la caseta de la editorial que publica sus escritos: sí, conozco al autor. Y si te soy sincero: no he leído Las Bestias…, la he devorado.

Bibliográfia:

La piel de Inesa -  Ronaldo Menéndez, Lengua de Trapo (1999)
De modo que esto es la muerte - Ronaldo Menéndez, Lengua de Trapo (2003)
Las Bestias - Ronaldo Menéndez, Lengua de Trapo (2006)
Río Quibú - Ronaldo Menéndez, Lengua de Trapo (2008)
Convers. En soledad y compañía, Páginas de Espuma (2010) 

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