Acabo de leer esta anécdota en Facebook, es de un librero, de esos vocacionales, de los que nos encanta tropezarnos en las librerías para charlar un rato. Me ha parecido tan bonita que le he pedido permiso para compartirla con vosotros. Es Adolfo, de la Librería Zubieta de San Sebastian. Ser libreros es algo mas que vender libros o promocionar los títulos mas vendidos, es también entender a los lectores y se capaz de adivinar lo que puede gustarles, y también aceptar con paciencia a quienes consideran los libros como un entretenimiento pasado de moda. Nos gustan los libreros vocacionales.
Joven con su padre, unos 8, 9 años, no más, con inquietud lectora, no pregunta por libros, me pregunta por tramas, sobre personas que se encuentran, que están separadas, pero a las 5 preguntas y por libros que me cita, yo sé que quiere libros "románticos", vamos de chico-busca-chica y viceversa, pero me callo frente al padre, y le voy contando títulos que le empiezan a gustar, claro, y al fin ve uno que le cuadra: el diario de una chica contando su primer amor. Pero cuando le digo que también tiene la contra, el mismo libro, pero contado por el chico, el padre entra en tromba, y le dice:
-¡YA ESTÁ BIEN DE LEER COSAS DE CHICAS¡ Te coges el del chico y punto.
-Papá, es que los chicos son aburridos, solo son brutos que van pegándose, al fútbol, haciendo el bruto, van al bar, escupen; es mucho más interesante la chica.
-O este o ninguno, tú verás.
-Este... pero sé que esto... no va conmigo.
-Pues ya está, dale al chico, toma el dinero, te espero fuera...
El joven me mira, con cara de "¿por qué a mi este padre garrulo?", y se va con los hombros caídos... Cuado estaba a media escalera, le he llamado y le he dicho:
-Si no te gusta, vienes y te regalo yo el otro. Ánimo, muchos son brutos, o toman ese papel, pero unos cuantos somos distintos; lee, disfruta, y no le des vueltas. Se tú mismo.
Me ha sonreído feliz, y se ha ido corriendo escaleras arriba.
Ay...
Adolfo López Chocarro
¡Qué bonito! Y seguro que este le gusta igual, porque la recomendación era personal :D
ResponderEliminarMe ha parecido una anécdota de lo más emotiva. Hasta lo he leído ya dos veces porque me ha encantado.
ResponderEliminarBesos, Cuca
Verdaderamente, qué padre tan garrulo y qué maravilla encontrarse con un librero así.
ResponderEliminarUna anécdota muy bonita.:)
Gracias por difundir la anécdota, es deliciosa. Yo quiero un librero así en mi vida.
ResponderEliminarA mi me ha encantado, me recordaba cuando era cría y me reñían por leer en vez de hacer cosas mas productivas
ResponderEliminarUna anécdota de lo más adorable. Y como pille yo a ese padre... ¡Se va a enterar!
ResponderEliminarGracias por compartirla.
Un saludito.
Julia, a mi me pasaba lo mismo. Mi madre me reñía porque decía que me dedicaba a leer en lugar de hacer los deberes o estudiar. Los profesores le decían que eso no era malo y, mira, tan mal no he salido :p A veces, los propios padres son los que coartan las ganas lectoras de los libros
ResponderEliminarQue bueno. Esa librería es muy agradable, una gozada perderse en ella.
ResponderEliminarEn mi caso no era mi padre, él también fue, no solo un lector voraz, sino también de calidad , la biblioteca que teníamos en casa era una joya de poco a poco me voy apropiando, afortunadamente para el salió de casa a los 15 años para trabajar en Barcelona. Eran sobre todo mi abuela paterna, Vamos por ella no habría estudiado ni el bachiller, según su criterio dar estudios a una mujer era una equivocación. Mis abuelos coincidían: educar a una mujer era condenarlas a mantener maridos vagos.
ResponderEliminarQué bonito!! Que horror de padre y que librero más maravilloso. Parece de novela! Me encantaría tener cerca un librero así. Espero que el niño siga luchando por lo que quiere.
ResponderEliminarGracias Julia.
Me encanta !
ResponderEliminarMaravilloso que existan libreros como los de la anécdota.