Flavio Josefo. Mireille Hadas-Lebel - MISTRAL



"Sólo los eruditos leen libros antiguos, y nos hemos ocupado ya de los eruditos para que sean, de todos los hombres, los que tienen menos probabilidades de adquirir sabiduría leyéndolos. Hemos conseguido esto inculcándoles el Punto de Vista Histórico. El Punto de Vista Histórico significa, en pocas palabras, que cuando a un erudito se le presenta una afirmación de un autor antiguo, la única cuestión que nunca se plantea es si es verdad. Se pregunta quién influyó en el antiguo escritor, y hasta qué punto su afirmación es consistente con lo que dijo en otros libros, y qué etapa de la evolución del escritor, o de la historia general del pensamiento, ilustra, y cómo afectó a escritores posteriores, y con qué frecuencia ha sido mal interpretado (en especial por los propios colegas del erudito), y cual ha sido la marcha general de su crítica durante los últimos diez años, y cuál es el estado actual de la cuestión. Considerar al escritor antiguo como una posible fuente de conocimiento, presumir que lo que dijo podría tal vez modificar los pensamientos o el comportamiento de uno, sería rechazado como algo indeciblemente ingenuo" (Lewis - Cartas del Diablo a su sobrino)

Si en algún caso son pertinentes estas palabras de Escrutopo a su sobrino Rugario, es en el caso de Flavio Josefo. Personaje controvertido ya en vida, su historia bien pudiera dar lugar a una serie de éxito de la HBO. Pudo haber sido un héroe y acabó siendo el historiador que nos ha legado la única referencia ocular de la lucha entre Jerusalén y Roma, y de los hechos acaecidos del 66 al 73 d.C que acabarían con la destrucción del Templo por Tito.

Hoy a pesar de las pasiones que suscita el personaje se reconoce su labor de historiador al mismo tiempo que su testimonio ofrece motivos de honda reflexión. Con el tiempo será otro judío Leo Feuchtwanger (algunas de cuyas novelas han sido comentadas en el foro) quien iniciará su recuperación con una trilogía que bien pudiera merecer su edición: Guerra judía, Los hijos y Día vendrá.

Josefo era un "cohen", judío perteneciente a la casta sacerdotal proveniente de la tribu de Levi. Inmerso en el judaísmo de su tiempo estudió y convivió con tres corrientes fundamentales:los fariseos, los saduceos y los esenios. Sus obras nos aportan datos inestimables en el conocimiento de estas tres vías, que solo una convivencia asidua puede dar.

Había al margen de estas tres comunidades, otras que fueron apareciendo en las que a la exaltación mística se sumaba la animadversión contra los romanos y que fueron sentado las bases de acontecimientos futuros.

Josefo descollaba por sus dotes intelectuales y el manejo de lenguas. En el año 64 fue encargado de una delicada misión en Roma, la liberación de sacerdotes judíos. El cometido, concluido con éxito, le pondría en contácto con la capital del Imperio y su potencia diplomática y disuasoria.

A su vuelta a Judea y con las primeras rebeliones contra Roma, se verá investido con el mando de toda Galilea y la región del Golán. Los primeros éxitos de los sublevados caldearon los ánimos, sin embargo Josefo conocedor del poder romano evita la confrontación al mismo tiempo que evita oponerse abiertamente a los insurrectos, esto despierta una gran animosidad entre los sectores más radicales lo que povoca varias tentativas de asesinato calificándosele de traidor.

Finalmente Nerón toma una decisión y elige a Vespasiano para pacificar la zona. A su disposición tres legiones: la XVª, Vª y Xª a las que se unen tropas de élite de Agripa. Sabiendo a que clase de enemigo tiene que enfrentarse, Josefo intenta crear un ejército "a la romana". El combate,que ya no se puede dilatar, tienen lugar en Jotapata. La descripción de la batalla que se libra es como una novela a la que no le falta ni un ingrediente: los enardecidos judíos, los héroes anónimos, el cuerpo de ingeniería militar romano con el empleo de las máquinas de guerra.

"Las montañas, haciéndose eco de los gritos, los hacían más espantosos y, en aquella noche memorable, nada de lo que puede aterrorizar el oído o la vista fue ahorrado a los combatientes" (Guerra III)


Tras ceder las murallas de la fortaleza aún pasarían diez días hasta tomar la plaza. Josefo es hecho prisionero y sus suerte parece echada, pero otra de las características de su personalidad, además de su pragmatismo, es una notable presencia de ánimo en momentos de extrema necesidad que no pocas veces le había salvado la vida. Pide hablar personalmente con Vespasiano y le revela el contenido de un sueño premonitorio en el que le ve como emperador del Imperio y a su hijo Tito tras él. Su elocuencia debió de ser considerable pues fue mantenido como prisionero y pasó a observar las sucesivas victorias romanas desde el lado de los vencedores.

Mientras esto tiene lugar la situación en Jerusalén es insostenible, primeramente la afluencia cada vez mayor de refugiados, luego la revuelta que empieza siendo antirromana bascula hacia una revolución social: celotas (con Eleazar como cabecilla) e idumeos (Juan de Giscala) imponen el terror librándose una auténtica guerra civil. Se prende fuego a los archivos para evitar el reconocimiento de deudas, se decreta la abolición de privilegios, tres miembros de la familia real son ejecutados y con ellos doce mil aristócratas. Una vez laminado cualquier atisbo moderado las facciones extremistas ni siquiera son capaces de entenderse. Vespasiano retrasa la toma de la ciudad para propiciar su debilitamiento y evitar que las facciones hagan causa común, contentándose con rodearla. En el año 69 Jerusalén está aislada.

Es en este momento cuando cambia la historia y como esperando el momento propicio en el que se cumple un designio, Nerón muere y con él desaparece la dinastía Julia-Claudia. Se elige a Galba quien dura siete meses, su sucesor Otón tres meses más tarde se suicidaría y el poder pasaría a Vitelio. Vespasiano vé como hombres de inferior mérito se hacen con las riendas del Imperio, él cuenta con su ejercito en Judea que le profesa profunda lealatad. Es entonces cuando pide a Tiberio Alejandro, prefecto de Egipto su apoyo y el de sus legiones en Alejandría y le ofrece importantes responsabilidades si obtiene su adhesión. Alejandría era vital en el comercio de trigo Roma. Finalmente las tropas de Vespasiano derrotaron a las de Vitelio en Bedriacum proclamándose emperador.

El mando en Judea había quedado en manos de Tito. Josefo, ahora liberado, sería testigo ocular de la preparación y organización del sitio de Jerusalén (libros V y VI de Guerra), los trabajos de allanamiento del monte Scopus, la tala de árboles para rellenar los desniveles, la construcción de terraplenes.

Sin embargo Tito, de la misma edad que Josefo, tenía planes para su protegido. Desde el principio sabía la dificultad de tomar una ciudad fuertemente fortificada (tenía triple muralla) y con un sentimiento mesiánico en sus ocupantes, pues guardaba tras sus murallas el Templo. A pesar de contar con legiones muy experimentadas, la pérdidas de vidas sería muy grande. Utilizó a Josefo hasta en tres ocasiones para tratar de entablar negociaciones confiando en su conocimiento de la lengua y la cultura de los sitiados. Tal como Josefo cuenta en sus memorias en principio él hace hincapié en el respeto romano por lo sagrado, asegurando el respeto del Templo y en última instancia trata de demostrar que Dios no está con ellos y las armas nada pueden hacer sin el apoyo divino, lo que va a devenir la deshonra del Templo. Cuando Josefo es apedrado, Tito abandona la vida negociadora.

Ni que decir que la descripción de los combates no deja lugar a dudas de su violencia, se suceden durante semanas pues el ataque sobre la torre Antonia y el acceso al templo fue cuerpo a cuerpo. Josefo citará actos de heroísmo e incluso a los combatientes por sus nombres. Tito se proclamará vencedor en medio de ruinas humeantes, el incedio acabará con lo que restaba del templo. La pacificación total del territorio no sería completa hasta la primavera del año 73.

"Las terrazas estaban llenas de mujeres y de niños pequeños en el límite de sus fuerzas, las callejuelas llenas de cadáveres de ancianos. Adolescentes y jóvenes abotargados deambulaban como fantasmas por las plazas....Los enfermos carecían de fuerzas para enterrar a sus parientes...Muchos caían muertos sobre los cadáveres que estaban por enterrar. En medio de todas estas desgracias, no había ni lamentaciones ni gemidos; el hambre enmudecía toda emoción. Con los ojos secos y la boca contraída aquellos que no llegaban a morir observaban a los que se les habían adelantado en el eterno reposo. Un profundo silencio y una noche cargada de muerte oprimía a la ciudad" (Guerra V)


El atractivo de la historia relatada por Josefo radica también en el carisma del narrador. Pertenecía la la aristocracia judía y casta sacerdotal y tuvo que presenciar uno de los acontecimientos más luctuosos para el pueblo judío. De su familia, residente en Jerusalén, cuando Josefo entró en la ciudad sólo pudo encontrar a su hermano Matías, incluso su esposa y padres se pierden en la lucha fraticida y posterior asedio.

Tenían lugar en su corazón sentimientos contrapuestos: consideraba inocente y víctima a la población civil y culpaba a los jefes rebeldes, que no se rindieron cuando aún estaban a tiempo guiados por una absurda obstinación mesiánica llevada hasta sus últimas consecuencias. Es lo que llama Josefo "la cuarta corriente" que no se trata sólo de un nacionalismo con tendencias independentistas, sino la asimilacion de Roma al imperio del mal, que según el libro de Daniel sería el último de la historia.

Hoy el hombre del siglo XXI lee la síntesis de Josefo como un hecho recurrente en la historia de la humanidad. Con el inicio de la época contemporánea son muchas las corrientes de caracter utópico basadas en la busqueda de la raza elegida, o la sociedad perfecta que han derivado en movimientos violentos que han fagocitado los elementos moderados de base para lanzarse tras ideales que acaban aterrizando de manera distinta a como en principio se pensó.

Josefo tenía 33 años cuando se alejó de su país para no volver jamás. El resto de su vida lo pasó en Roma escribiendo sus obras históricas. Vivió en principio en la antigua residencia de Vespasiano y tomo el nombre de la familia de su patrocinador, la gens Flavia.

Creo que la biografía de Mireille Hadas-Lebel publicada por Herder, de la que he extraído esta semblanza, que aún dista mucho del valor real del personaje, hace de él una definición muy acertada que paso a transcribir:

"un niño prodigio, un joven brillante que confía en su estrella, un intelectual elocuente al que no le gusta la sangre derramada, un ambicioso que no quiere morir a los treinta años , un espiritu más político que guerrero, un racionalista prudente que aborrece la exaltación mística, un cortesano por sentido del compromiso y, con todo esto, un judío profundamente fiel.
Para ser un héroe hubiera tenido que morir en Jotapata sin haber escrito nada, pero la posteridad nunca hubiera sabido nada de él ¿cabe lamentar que no fuera un héroe?"

1 comentario:

  1. Da la sensación de que parece un personaje en cierta manera olvidado y sin embargo resulta complejo y un poco intrigante como consigue cambiar de bando y mantener el favor romano. Muy interesante Mistral.

    un saludo

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