La casa verde es una historia triste de supervivencia, de gente que vive en un entorno difícil. La cruda realidad del Amazonas peruano llevada magistralmente al papel de la mano de este genio de la palabra.
Mario Vargas Llosa se consolidó como autor del boom sudamericano con esta, su tercera novela, que además obtuvo el premio Rómulo Gallegos y el Premio Nacional de novela del Perú en 1967.
Es una obra ambiciosa, de compleja estructura que demanda del lector una participación activa, mucha atención para no dejar escapar las claves que interconectan las historias y los personajes. La novela consta de cuatro capítulos y un epílogo, cada uno de los capítulos se divide en subcapítulos y estos en fragmentos que narran momentos que no tienen que ver entre sí, distantes en el espacio y en el tiempo. Además la estructura es complicada, técnicamente novedosa, aparentemente caótica. Lleva tras de sí un trabajo arduo de tres años en los que el autor escribió y modificó varias veces el texto y sólo leyó libros referentes a la Amazonía. Su primera idea era escribir dos novelas distintas pero acabaron fundiéndose en una sola. Todo esto lo cuenta el propio autor en un pequeño ensayo que escribió posteriormente, Historia secreta de una novela, en el que se explica el nacimiento de la idea y su proceso de escritura. Una lectura complementaria a la novela que resulta aclaratoria, amena y de lo más interesante, no sólo por lo que se habla de la casa verde y de algunos de los personajes, que existieron en realidad, también por lo que cuenta sobre el proceso de creación y escritura de una obra y sus opiniones al respecto.
Es una obra ambiciosa, de compleja estructura que demanda del lector una participación activa, mucha atención para no dejar escapar las claves que interconectan las historias y los personajes. La novela consta de cuatro capítulos y un epílogo, cada uno de los capítulos se divide en subcapítulos y estos en fragmentos que narran momentos que no tienen que ver entre sí, distantes en el espacio y en el tiempo. Además la estructura es complicada, técnicamente novedosa, aparentemente caótica. Lleva tras de sí un trabajo arduo de tres años en los que el autor escribió y modificó varias veces el texto y sólo leyó libros referentes a la Amazonía. Su primera idea era escribir dos novelas distintas pero acabaron fundiéndose en una sola. Todo esto lo cuenta el propio autor en un pequeño ensayo que escribió posteriormente, Historia secreta de una novela, en el que se explica el nacimiento de la idea y su proceso de escritura. Una lectura complementaria a la novela que resulta aclaratoria, amena y de lo más interesante, no sólo por lo que se habla de la casa verde y de algunos de los personajes, que existieron en realidad, también por lo que cuenta sobre el proceso de creación y escritura de una obra y sus opiniones al respecto.
En La casa verde las historias son varias, fragmentos que poco a poco van tomando forma hasta que en el epílogo se atan todos los cabos y se completa la narración. 1. El relato de la casa verde, que da título al libro, donde Don Anselmo, un hombre de extraño acento y pasado desconocido, decide construir un prostíbulo en el desierto, a las afueras de la ciudad de Piura. 2. La historia de la vida de Tushía, un contrabandista japonés que hace con su amigo Aquilino un repaso de lo que fue su vida mientras este le lleva en barca a internarle a la leprosería de San Pablo. 3. La Misión de Santa María de Nieva, en plena selva peruana, donde las monjas secuestran a las niñas de las tribus vecinas para “civilizarlas” y “evangelizarlas”. 4. Los indígenas aguarunas con Jum al frente, que pretenden organizarse en una cooperativa para evitar ser explotados por gente como Julio Reátegui. La rebelión es aplastada con violencia. 5. Los inconquistables, cuatro amigos nacidos en el barrio de la Mangachería, en Piura: José, el Mono, Josefino y Lituma, y que llevan una vida improductiva dedicada a la juerga. Su himno lo dice todo: "Somos los inconquistables, no sabemos trabajar, sólo chupar, sólo timbear, somos los inconquistables y ahora vamos a culear". Como se ve la estructura espacial se alterna entre la población de Santa María de Nieva, en la selva y la ciudad de Piura, lugar civilizado donde todas las tardes cae una lluvia de arena del desierto que la asedia. Y temporalmente se mueve desde un pasado remoto en que llegó Don Anselmo a Piura hasta el epílogo, el momento en que los que conocieron aquellos días de la casa verde son unos ancianos que pasan de los ochenta. Una larga lista de personajes pueblan la selva y la ciudad y aparecen en las diversas historias, entre ellos algunos están estrechamente relacionados, otros menos y otros ni se conocen. Pero hay dos personajes que son un punto en común, Lituma y Bonifacia, aparecen tanto en la selva y la ciudad y están interconectados con el resto de personajes, dando unidad a la novela. Lituma es un sargento de la policía que volverá a aparecer en posteriores obras del autor, Bonifacia es una indígena educada en la Misión que posteriormente va a vivir a Piura. Su distintivo son unos ojos verdes tan presentes y significativos como la casa del mismo color, del verde de la selva, representativos de lo natural, lo salvaje, lo instintivo como contrapunto del mundo civilizado que simboliza Piura. Y es que en esta novela se aborda el tema de la civilización frente a lo salvaje en varios niveles: denuncia la polémica utilidad de la Misión, el abuso del trabajo y la materia prima de los indígenas y el fanatismo religioso del Padre García y de las monjas. De este modo se pone en solfa el valor de lo civilizado en varios de sus pilares más importantes: religión, moral y organización económica. Un tono narrativo distinto para cada una de las historias consigue diferenciarlas y crear atmósferas diferentes, para ello utiliza la técnica tan suya de intercalar diálogo con narración o diálogos en diferentes planos temporales. Aunque la riqueza del lenguaje se conserva en todo momento, repleta de colorido, fiel reflejo del vocabulario y las expresiones que se emplean en la realidad y que dan veracidad y fuerza a lo que se relata. Una fuerza que arrastra al lector y lo sumerge en ese laberinto verde y arenoso del que saldrá convencido de haber leído una novela, cuanto menos, diferente.
Bibliografía:
La casa verde, de Mario Vargas Llosa, Editorial Punto de lectura. 544 páginas
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