Vida de Pi, de Yann Martel - Babel

Vida de Pi – Yann Martel (*)
Más allá de la fe
Babel




Yann Martel nos relata la singular aventura de Pi, un adolescente indio que sobrevivió a un naufragio en un bote salvavidas junto con una cebra, una hiena, un tigre de Bengala y un gorila. En el inmenso Océano Pacífico la supervivencia no es fácil, y menos en semejante compañía.

Este libro tiene su origen en una historia que un anciano le contó al Narrador en un Café de Pondicherry (India).

-Tengo una historia que le hará creer en Dios- le dijo el anciano. Y este dejó la novela en la que estaba trabajando, ambientada en Portugal en 1939, para escribir Vida de Pi. No sé cómo hubiera sido la hipotética novela de Portugal, pero esta quedó tan lograda que no podemos sino agradecer aquel encuentro en el Indian Coffee House. El anciano no era otro que Mamaji, amigo íntimo de los Patel y la historia la de Piscine (Pi), el hijo menor de esta familia de clase media que vivían en Pondicherry, donde el padre era dueño y encargado del Zoológico. En 1977, cuando Pi tenía 16 años, se vieron obligados por motivos políticos a emigrar a Canadá. Se llevaron algunos animales, a los que habían vendido previamente a distintos zoológicos de Norteamérica, pero a mitad de la travesía el barco se hundió y sólo Pi quedó a flote en una barca de salvamento junto con una cebra, una hiena, un gorila (Zumo de naranja) y un tigre de Bengala (Richard Parker).

El planteamiento del libro provoca incredulidad a la vez que sorpresa, nos preguntamos cómo hará el autor para desarrollar semejante trama ¿un niño conviviendo en una barca con una hiena y un tigre? Pero sólo hay que ponerse a leer para disfrutar de un relato que fluye con naturalidad, sin extrañeza y así darnos cuenta de que cualquier argumento puede ser factible en manos de un gran y bien informado narrador. Para empezar acierta con la subdivisión: el libro consta de tres partes, cada una esencial para la existencia de las otras dos. En la primera de ellas conocemos a Pi y se nos prepara para la increíble aventura que viene después. Y es que es necesario saber algunas cosas de este adolescente tan especial, por ejemplo que su nombre procede de una piscina de París -Piscine Molitor- y se lo pusieron por capricho de su padre y Mamaji. Sabemos además que vive en un zoológico, lo que le permite conocer a los animales, convivir con ellos y quererlos. También vemos que es un chico sensible, inteligente e ingenioso, que tiene la peculiaridad de profesar tres religiones a la vez, que es valiente, honesto, con un sentido del humor que no pierde ni en los peores momentos y unas tendencias ecologistas que se deslizan entre las páginas del libro.

La segunda parte es el grueso de la novela, la gran y escalofriante aventura, la supervivencia del chico a lo largo de 227 días en medio de la inmensidad del Océano Pacífico. Con una prosa sencilla e imaginativa y un ritmo ágil que no permite que decaiga el interés llegamos, no sé si con más alivio que pena, a la última parte, mucho más breve que las dos anteriores pero decisiva porque Martel nos ofrece un final que nos hace reflexionar sobre todo lo leído.

Pi es un personaje carismático donde los haya, pero Richard Parker no le va a la zaga, el hermoso y peligrosísimo tigre tiene peso específico en la historia por la influencia que ejerce en el adolescente: Richard Parker es el reto que le lleva a superarse a sí mismo, su fortaleza frente a la soledad, su salvación contra la desesperanza. Su único amigo. Richard Parker, una vez leído el libro, se aloja con su rugido y su paso felino en algún lugar de nuestra conciencia como símbolo de toda la nobleza y la fortaleza que quisiéramos hallar en nosotros mismos.

Es bastante positivo que la narración, al menos gran parte de ella, sea en primera persona, y que sea el propio Pi quien la cuente, resulta más cercano y creíble leer de este modo todo lo que pudo pensar y sentir durante esos meses enfrentado a la soledad del mar, al hambre, a las inclemencias del tiempo, al miedo, a la desesperación y al dolor por la pérdida de su familia. En varias ocasiones, todas muy breves y en la primera parte del libro, habla el personaje-narrador, contando el primer encuentro con el anciano y luego bosquejando a un Pi adulto en las entrevistas que le hizo en su casa de Canadá. El padre de familia, el hombre que estudió Zoología y Religión y sobrevivió física y mentalmente a una aventura tan excepcional como increíble. Y es que Martel nos demuestra hábilmente que la vida no es tanto lo que pasa sino cómo la interpretamos y, aún mejor, cómo la contamos, lo cual convierte a la fe en el tema esencial del libro. La religión es una cuestión de fe, parece decirnos, pero la vida también. Y es la confianza del lector en la narración lo que el autor pone a prueba en un juego en el que, paulatinamente, va conduciendo nuestra credibilidad por terrenos que ya en el final tienen un componente fantástico. Sin embargo no se desmarca de una larga tradición realista de literatura de naufragios, de hombres enfrentados al inmenso mar y se deja sentir la presencia y la soledad del viejo marinero de Coleridge, la desesperación de Velasco, de Relato de un náufrago, el miedo de Max, el protagonista de Max y los gatos del brasileño Moacyr Saliar (obra que inspiró este libro) y hasta la isla de Robinson Crusoe parece encontrar su paralelo en esta aventura. Pero, sobretodo, nos remite a la Narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe, no es casualidad que uno de los compañeros de naufragio del Señor Pym se llamase... Richard Parker.

Una novela de aventuras que sorprende a cada momento, una alegoría sobre la lucha contra la adversidad y la capacidad del hombre para sobrevivir en situaciones extremas, un interrogante sobre nuestra capacidad para creer, un libro entretenido y completo que nos deja con esa sensación de complacencia que nos invade cuando descubrimos una joya de la literatura.

Hubo muchos mares. El mar rugió como un tigre. El mar me susurró al oído como un amigo que te cuenta sus secretos. El mar tintineó como el cambio suelto en un bolsillo. El mar bramó como una avalancha. El mar silbó como el papel de lija contra una madera. El mar sonó a una persona cuando vomita. El mar guardó silencio absoluto.”

(*) Vida de Pi (Life of Pi), Yann Martel, Traducción de Bianca Southwood, Editorial: Destino, 323 páginas.

5 comentarios:

  1. ¡Qué interesante, Babel! Se nota que es un relato para disfrutar y también para pensar.

    Abrazos.

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  2. A mí me han llamado la atención la cantidad de homenajes literarios que incluye. Desde luego Martel se fijaba en cosa buena :-)

    Gracias por la recomendación, Babel :-)

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  3. Si, es curioso, es una novela de aventuras pero te hace recapacitar... Y Pi es uno de esos personajes entrañables que una nunca olvida.
    Cuando lo leáis me váis a dar una alegría. XD

    Babel.

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  4. Yo me acabo de poner en el camino de conseguirlo. ;)

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  5. Yo lo he pedido en la biblioteca XD

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