Relación entre novela histórica, cine y televisión - Sabino Fernández Alonso (ciro)




Varias son las novelas históricas que con mayor o menor acierto han sido llevadas al cine o a la televisión, y dada la preponderancia que el medio audiovisual tiene en el mundo actual y muy especialmente en las capas jóvenes de nuestra población, muchas de dichas novelas fueron y son conocidas más por su versión cinematográfica o televisiva que por su novela original. De todas maneras no hay que olvidar el papel esencial que la novela histórica juega como fuente de guiones en posteriores adaptaciones audiovisuales.


Son numerosísimos los ejemplos.
Por empezar con las más viejas recordemos Sinuhé el egipcio, novela de Mika Waltari publicada en 1945 y llevada al cine en 1954 por el director de Casablanca, Michael Curtiz y con Jean Simmons y Victor Mature como protagonistas. En la película se mantienen ciertos toques humorísticos de la novela pero se pierde casi toda la reflexión humana y filosófica, por lo que la adaptación resulta irregular, no pasando de ser un "peplum" algo kitsch. La novela para refrescarles la memoria a quienes ya no la recuerden o para aquellos que no la hayan leído, es una magnifica recreación del oriente medio, y no solo de Egipto, en la época del faraón hereje Akhenaton, con dosis altas de novela picaresca, de viajes, aportaciones médicas y sobre todo reflexiones humanas.Otra mundialmente conocida adaptación cinematográfica de una novela es Quo Vadis de Henryk Sienkiewicz escrita alrededor de 1885 y adaptada al cine en 1951 por el director Mervyn LeRoy, con actores como Robert Taylor, Deborah Kerr o Peter Ustinov.

La novela está escrita en una época en que el proselitismo cristiano estaba de moda y esa misma tendencia se deja ver en la película, que no obstante resulta una adaptación brillante, que para mi gusto, en muchos aspectos supera a la propia novela. Muchos personajes se nos hacen inolvidables y dan caras a los que en la propia novela nos resultaban un poco insustanciales. El estricto rigor histórico no era propio de la novela de género de esta época, donde primaba lo romántico y lo religioso, y por lo mismo el film tampoco hace del rigor histórico un adalid. En ellas se trata de la tiranía de Nerón, del incendio de Roma y de las persecuciones que sufren los cristianos acusados injustamente por el emperador del incendio de la ciudad. Por supuesto subyace la historia de amor del general romano por la cristiana de turno.

De Ben Hur, novela publicada por Lewis Wallace en 1880, se hicieron dos versiones cinematográficas, una poco conocida de 1925 y la ya famosa de William Wyler de 1959 con Chalton Heston como protagonista principal. Volvemos a hablar de una novela romántica del siglo XIX con elementos proselitistas cristianos. En este caso el protagonista es un judío con amigos romanos influyentes, que tras enemistarse con su amigo romano Messala acaba por buscar venganza, pero el conocimiento de Jesús de Nazaret acabará por aplacar su ira. La novela es una buena obra con algún elemento descriptivo poco ameno, sin embargo la película rebosa acción, amor y épica. Este es un claro caso en que el film supera a la novela.

De similares características en cuanto a calidad es El nombre de la rosa de Umberto Eco, publicada en 1980. La novela es un compendio perfecto de erudición, intriga, historia, filosofía, arte, amor, religión y alguna cosa más que se nos pasará. Tan gran novela tenía una "cuasi" misión imposible en su adaptación cinematográfica. Sin embargo, seis años después Jean-Jacques Annaud, con Sean Connery como protagonista principal, lograba una excelente versión de la novela, en la que se mantienen muchos de los aspectos difíciles de adaptar de la novela y se suman otros de un impacto visual excelente como la abadía nevada o la recreación de la famosa biblioteca o la propia vida monástica. Como todo el mundo sabrá la novela se ambienta en las luchas de la inquisición contra las herejías albigenses y valdenses y en la investigación de unos asesinatos ocurridos en una abadía del norte de Italia. Por supuesto la novela es mucho más que eso, porque como ya dijimos incorpora elementos artísticos, una historia de amor y aprendizaje, altas dosis de filosofía neoplatónica y la basta erudición de Eco.

En el caso de Yo, Claudio de Robert Graves, publicada en 1934, y poco después su continuación, Claudio el Dios y su esposa Mesalina, no fue una película, sino la excelente serie televisiva de la BBC de 13 capítulos, hecha en 1976, la que popularizó hasta lo indecible a la propia novela. El personaje de Claudio encarnado por Derek Jacobi ha calado tan hondo entre el público que tuvo la suerte de disfrutar de la serie que hoy en día es casi imposible leer ambas novelas sin asociar las imágenes de un Claudio tartamudeando, babeando y cojeando, y de otros muchos personajes inolvidables de la novela. La vida de un niño apartado y tomado por tonto en la corte de la Roma imperial del esplendido Augusto, su ascenso al poder gracias a saber haber pasado desapercibido en las épocas cruentas de Calígula y finalmente su propio reinado, con las traiciones de sus esposas, contienen el grueso del argumento de las dos novelas y al propia serie, tan recomendables la una como la otra, pues si una nos deleita con una prosa ágil y un entramado novelesco excepcional, la otra con unos escenarios perfectamente recreados y unos actores que representan con estupendo desempeño sus personajes.

Voy a finalizar con la adaptación cinematográfica de la serie de novelas Alatriste de Arturo Pérez Reverte. Este es un claro ejemplo de como unas novelas aceptables pueden transformarse por mor de 24 millones de euros en algo más triste que el propio título. La serie de novelas que el autor desarrolló en unos diez años desde 1996, que no suponen ninguna cumbre de la novela histórica pero son de una aceptable calidad, se trató de resumir en un guión apresurado, confuso e infumable que dirigió Agustín Díaz Yanes y protagonizó Viggo Mortensen. El film para aquellos que no hayan leído las novelas puede hacerse insufrible a la par que incomprensible, y como digo, a pesar de ser la película con mayor presupuesto del cine español hasta ese año 2006 en que se estrenó. El protagonista, como probablemente sabrán, es un descreído mercenario español veterano de los tercios de Flandes.

Resumiendo advertir que no siempre una buena novela deriva en una gran película y que hay algunas películas que han llegado a mejorar novelas con ciertas deficiencias gracias al saber hacer de muchos directores y actores. De todas maneras cuando les pregunten contesten como hizo una rata cuando le preguntaron que si le gustaba cierta película: "me gustó mucho más el libro".


1 comentario:

  1. Vaya, el caso de la novela histórica... Parece que aquí se tambalea la creencia de que nada supera al libro... Exceptuando las novelas de Pérez Reverte, que no conozco, las restantes que mencionas son un estupendo ejemplo de transposiciones que se equiparan en éxito y calidad con la obra. También es cierto que la novela histórica cuenta “cierta” versión o visión de la Historia, pero con ese margen que, sin pudor alguno, llevan hasta los propios escritos de rigor, yo le doy una nota alta a este género en pantalla.

    ResponderEliminar

No hay comentarios