El coleccionista, de John Fowles y William Wyler - Antonio Ponce (olamiamol)


Cuando hablamos de directores de cine que han adaptado una novela (normalmente porque ésta ha obtenido un gran éxito), al público en general le viene a la mente un par de preguntas: ¿qué hago? ¿Veo primero la película o leo la novela? La segunda pregunta está relacionada con la anterior:  ¿será mejor la peli o el libro? A la primera pregunta siempre respondo que mejor leer primero la novela pues en tu cabeza imaginas los rostros de los personajes, sus modos de actuar y puedes llegar a empatizar con los pensamientos de estos pero sobre todo suelen ser mucho más detallistas que las películas que tienen que ceñirse a una duración que oscila entre los 90 y 120 minutos. Después de leer la novela ves la cinta y podrás rellenar aquellas lagunas que ésta tenga respecto al escrito, incluso en alguna de ellas te darás cuenta de algunos detalles que durante la lectura no percibiste.

A la segunda pregunta, por regla general, respondo que siempre es mejor la novela que la película pero eso no quita que haya honrosas excepciones como El Nombre de la Rosa o El Padrino en las que las cintas al menos son tan buenas como las novelas.

Aquí vamos a escribir sobre la versión cinematográfica que hizo Willliam Wyler (1965) de El coleccionista de John Fowles (1963). En mi caso, para no ser incongruente con lo que predico, decidí leer primero la fabulosa novela del escritor inglés. El Coleccionista fue su ópera prima y en ella ya mostró todo lo que podía ofrecernos en el resto de su obra en la que cabe destacar su gran novela El mago.

El argumento de la novela es sencillo: un hombre que no es capaz de adaptarse a la sociedad (quizá porque ésta también lo excluye debido a sus rarezas) se enamora de una chica. Además le toca la lotería (hasta ahí todo bien) pero en su mente retorcida decide secuestrarla, encerrarla en un sótano y dejarla allí hasta que ésta se enamore de él, algo que él cree que sucederá en menos de un trimestre.

Como vemos, el argumento da efectivamente para un buen guion de cine, creo que hasta el compatriota de Fowles, Alfred Hitchcock, lo firmaría.

Pero ¿qué es lo que realmente hace magnífica la novela y lo que la diferencia del film de Wyler? Su estructura. Ésta tiene tres partes claramente diferenciadas. En la primera, el narrador es el secuestrador que se presenta a él mismo como una persona dulce, cariñosa, incomprendida y sufridora (en resumen, parece presentarse como la víctima de una sociedad que no lo quiere). A la chica nos la presenta por el contrario como una persona de clase alta (quizá algo snob), con fuerte carácter e inteligente.

En la segunda parte la narradora de la historia es la chica. Ella nos presenta a su secuestrador como un psicópata, un enfermo que no sabe lo que hace; mientras que ella sorprendentemente sigue apareciendo como una chica algo altiva aunque mucho más débil a como nos la quería presentar el secuestrador; y muy culta (como nos muestra por ejemplo en las discusiones que mantienen sobre Arte o sobre la novela de Salinger El Guardián entre el Centeno).

En la tercera parte el narrador vuelve a ser el secuestrador, por lo que volvemos a un enfoque similar al de la primera parte.

En la película William Wyler utiliza solo un par de escenas para que veamos las diferencias sociales entre ambos protagonistas. En la primera vemos el trato grosero que los compañeros de trabajo dan a Fredd (se burlan de él debido a su gusto por la colección de mariposas); mientras que en la segunda escena (la de presentación de Miranda) la protagonista aparece rodeada de chicos y chicas que salen de la facultad de Bellas Artes en la que estudian.

La estructura de la novela es importante respecto a la cinta cinematográfica porque Wyler tiene muchas dificultades para plasmarla por lo que finalmente ésta no aparece en la misma. Tenemos que tener en cuenta que en la primera y segunda parte de libro aparecen narrados los mismos hechos pero descritos desde dos puntos diametralmente opuestos y claro el espectador pierde la perspectiva que quería mostrarnos Fowles el modo en el que se veían a si mismos y a su oponente respectivamente (ésta es una de las razones principales por la que prefiero la novela a la película).

Hay otro aspecto que no aparece tan claro en el film, quizá porque Wyler, prevenido de la polémica que éste suscitó entre la crítica, decidió darle menos –o ninguna- importancia. Estoy hablando de la lucha de clases. Podrán decir: ¿qué tiene que ver que un loco enamorado secuestre a una chica con Marx y las clases sociales? Bien, la crítica arreó duramente a Fowles porque nos presentó a un inculto, hombre perteneciente a la clase baja como “verdugo” y a una chica, culta y de clase alta como “victima”. Vaya, una lucha entre ricos y pobre. Fowles se defendió comentando que eso no es lo que defendía en su novela sino que cualquier persona perteneciese a la clase social que fuese tenía como derecho fundamental el de la educación puesto que de esta forma podríamos librarnos de personas que por carecer de dicha educación fuesen un peligro real para la sociedad. Recordemos que el libro lo escribió en 1963 cuando el porcentaje de escolarización obligatoria era mínimo si lo comparamos con la actualidad.



Esta crítica se produce el mismo año (1963) en el que Joseph Losey estrena su film El Sirviente donde ya se aprecia esa dicotomía clase baja-alta (el mayordomo que acaba por dominar al señor al que sirve). 

Un aspecto que en cambio está muy bien trabajado por Wyler es la importancia que le da al hobby de Fredd (que así se llama el protagonista): coleccionar mariposas. Y me gusta porque en esta ocasión la imagen sirve de mucho para que el espectador comprenda la metáfora que nos presenta Fowles: para Fredd tener secuestrada a Miranda (la protagonista) se trata de algo tan fútil pero tan bello como lo es el coleccionar mariposas. Las similitudes son claras: Miranda= mariposas, sótano=vitrina y lo único que no cambia es él que disfruta admirándolas. El protagonista no lo ve como algo malo (el secuestro) sino algo que con el paso del tiempo se acercará al concepto de belleza que él tiene. 

Otro aspecto importante es el motivo por el qué Wyler se decanta por adaptar la novela de Fowles. Si exploramos en su filmografía comprobaremos que aparecen con anterioridad algunas cintas que nos muestran algunos esbozos que encontraremos en la novela. Por ejemplo en la película La Heredera (1949) Wyler nos muestra a la protagonista encerrada en su mansión, en un ambiente claustrofóbico, y de la que no quiere salir porque quien está a fuera quiere acabar con ella. En este caso la mansión se convierte en la fortaleza que la debe salvar, más que en una cárcel en la que sufrir.

También se inspiró en la película estrenada en 1960, El fotógrafo del pánico de Michael Powell donde el protagonista (otro psicópata) es presentado como un hombre débil, indefenso y afable. Además realizó el film en color para intensificar el horror de lo narrado; este punto es importante porque Wyler en un primer momento tenía pensado realizar la película en blanco y negro pero después se convenció que en color obtendría un mayor dramatismo aprovechando sobre todo la piel blanca y el color de pelo rojizo de la protagonista.



En mi opinión nos encontramos ante dos obras maestras porque se complementan a la perfección, con unos personajes perfectamente trabajados tanto por el escritor como por los actores que les dan vida en la cinta; con unas imágenes que nos ayudan a entender mejor la novela y por qué no decirlo con una banda sonora excepcional que consigue que el espectador viva con el mismo suspense la acción que el lector que no puede dejar de leer a Fowles

Dos obras maestras que hay que leer, ver y disfrutar.

2 comentarios:

  1. La novela no la he leído, la película sí la vi en su momento y me impresionó mucho, positivamente, con lo que el artículo me ha refrescado la memoria y avivado las ganas de leer la novela. Gracias :)

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    1. Pues como escribo en el texto si la película es buena el libro la supera. Si tienes tiempo léela, merece mucho la pena.

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