Philip K. Dick, un escritor maldito - Sabino Fernández Alonso (ciro)




Cuando me propusieron escribir sobre algún escritor considerado maldito por alguna causa: orientación sexual, racial, enfermedad, tendencia política, etcétera, pensé desde un principio en mi autor maldito favorito: Philip K. Dick.


Quizá su nombre no suene mucho fuera de los círculos de los frikis de la ciencia ficción. Pero si decimos Desafio total, Minority Report, Blade Runner o Next, seguramente la cosa cambie. Todos nos dirán que sí, que conocen esas películas. Lo que la mayoría no sabe es que están basadas en obras de Philip K. Dick. No sólo eso, sino que muchas otras películas como Matrix, El show de Truman, Abre los ojos,...tienen muchísimas influencias de obras de Dick.

Philip Kindred Dick nace en Chicago a finales de los años veinte del siglo pasado y muere en 1982. Vive casi toda la vida en la pobreza, a pesar de ser conocido en el ambiente de la ciencia ficción a partir de 1963 en que gana el premio Hugo con El hombre en el castillo, una de sus obras más famosas.
Su infancia la pasa en una familia desestructurada, hasta tal punto, que un enviado de un seguro contratado por su padre, al verlos en su casa desnutridos, lleva a su hermana gemela y a él al hospital, con un mes escaso de vida y su hermana gemela fallece. Esta muerte es el primer trauma que sufre el joven Philip que reflejará en alguna de sus novelas.
Sus padres acaban divorciándose y Philip se cría con su madre, con pelea por la custodia entre los padres incluida.

Tras unos estudios regulares, con abandonos frecuentes de asignaturas, acaba siendo locutor de radio de un progama de música clásica y luego vendiendo discos. Es a partir de 1952 cuando empieza a dedicarse en exclusiva a escribir, haciendo amigos entre los poetas beat y los circulos socialistas, lo cual le crea algún problema con el FBI.

Pero ya desde los 13 años tiene sueños inquietantes en que aparece un creciente miedo a la locura. Coquetea con las anfetaminas desde muy joven y más tarde con el LSD. Con casi toda probabilidad sufre visiones mesiánicas y crisis psicóticas y él mismo sospecha que padece esquizofrenia.
Pasa problemas económicos tan graves que él mismo reconoce que Robert Heinlein, otro maestro del género, aún sin conocerlo, le envia dinero para que pueda pagar a Hacienda o que es incapaz de pagar las multas por retraso de devolución de libros en la biblioteca. A Heinlein siempre le tendrá un especial afecto a pesar de sus diferencias políticas.

Se casa y se divorcia 5 veces, prueba de su inestabilidad sentimental.
Escribe muchas veces con pseudónimo, lo cual muestra su inseguridad personal.
Fruto de sus psicosis, de sus adicciones o de sus tratamientos (en una ocasión el pentotal sódico recetado para una muela) empieza a tener visiones mesiánicas. Se cree el enviado por una entidad divina llamada Cebra (Dios) o VALIS (traducido del inglés: Sistema de Vasta Inteligencia Viva- SIVAINVI) y así vive dos vidas: una la suya propia y otra la de un cristiano llamado Tomás del siglo I d.C. perseguido por el Imperio Romano. Estos extremos los cree tan reales que sospecha que el FBI o el KGB conspiran contra él como representantes del materialismo y la opresión del Imperio Romano. También cree tener poderes adivinatorios cuando descubre que su hijo tiene una hernia estrangulada o cuando tiene un episodio de glosolalia y, tras escribirlo su mujer, descubre que es un dialecto griego antiguo no estudiado por él.

Entretanto no deja de leer obras filosóficas, metafísicas y religiosas. Especialmente influenciado por Jung, el fundador de la psicología analítica y por el gnosticismo, Philip K. Dick vive su vida como un alucinado y compulsivo escritor y un desordenado y desastrado ser humano.

Todo ello se refleja en sus obras, todas altamente autobiográficas. En sus novelas el juego entre consciente e inconsciente, realidad y onirismo, alucinaciones y drogas están muy presentes. Sus obsesiones se ven reflejadas en muchas de sus novelas. La muerte de su hermana hace que muchas de ellas tengan el llamado gemelo fantasma, su creencia mesiánica le hacen escribir su obra SIVAINV (VALIS en inglés), su afición por las drogas le inducen a escribir Los tres estigmas de Palmer Eldricht que es llamada la novela LSD por excelencia, aunque se dice que por aquel entonces aún no había probado esa droga, su religiosidad y metafísica en Fluyan mis lágrimas, dijo el policía. Compulsivamente escribe su autobiografía con más de 8.000 páginas titulada Exégesis en la que duda de su cordura, a pesar de estar convencido de su comunicación con una divinidad.

Pero siendo su plato fuerte estos juegos entre realidad e irrealidad, no hay que olvidar que prácticamente crea el referente las futuras ucronías con su El hombre en el castillo o denuncia los monopolios y las manipulaciones de las multinacionales en Ubik, o hace una ácida crítica política en Confesiones de un artista de mierda o se le considera el creador del ciberpunk en la ciencia ficción.

Si quieren que alguien les meta y les saque de la realidad, juegue con ustedes como lectores, les distraiga y no les haga unos lectores pasivos, su autor es Philip K. Dick y tendrán la seguridad de que están leyendo a un genio de la literatura, maldito o no.


2 comentarios:

  1. De Philip K. Dick solo sabía que era un autor conocido de ciencia-ficción no que hubiera tenido tantos problemas psicológicos y personales, ahora entiendo más las obras de las que he oído hablar, aunque aún no he leído. Gracias por el artículo.

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  2. Enhorabuena por el artículo Ciro. ¿Como médico, qué opinas de la glosolalia?

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