El fantasma de Canterville de Oscar Wilde - Cuscurro

¿Quién no ha leído algún relato de fantasmas, apariciones, sucesos extraños que no tenga su propia maldición? Las maldiciones y los relatos de fantasmas son como el pan y el chocolate: los podemos encontrar por separado pero cuando los juntamos, se alcanza un cierto nivel de perfección que no existía cuando iban por libre. Los siguientes versos, como no podía ser menos, corresponden a la maldición que se cierne desde antaño sobre la mansión Canterville.

"Cuando una joven rubia logre hacer brotar
una oración de los labios del pecador,
cua
ndo el almendro estéril dé fruto
y una niña deje correr su llanto,
entonces, toda la casa recobrará la tranquilidad
y volverá la paz a Canterville."



El fantasma de Canterville”, escrito por Oscar Wilde en 1887 está enclavado dentro del final de la época victoriana inglesa, época a lo largo de la cual la literatura gótica, literatura de terror, se ha ido desarrollando y afianzando entre los gustos de los lectores y la pluma de los escritores. Con estos precedentes y tan solo haciendo caso del título de la obra ya podemos ir haciéndonos una idea de lo que nos vamos a encontrar.

Sin embargo, aquellos lectores que se hayan acercado por primera vez a la lectura de este relato, sin conocer absolutamente nada de la historia, se habrán llevado una sorpresa, espero que agradable, ya que la obra no se ajusta totalmente a lo que su título sugiere. Nuestros prejuicios son como una segunda piel que debemos vestir queramos o no. La realidad actual: TV, cine, internet, …, sociedad de la información pura y dura, me lleva a pensar que poca gente se acercará a la lectura de este relato de una forma impoluta. ¡Afortunados ellos!

Tampoco fue mi caso. Desgraciadamente, una de aquellas sobremesas, no recuerdo si fue sábado o domingo, cuando sólo había una cadena y dos canales en la televisión, y después de la correspondiente media hora de dibujos, vi una adaptación de esta obra. ¡Aún recuerdo los truenos y relámpagos que coincidían con las limpiezas de manchas de sangre!
Si alguno de estos afortunados futuros lectores de los que hablo se topa casualmente con estas líneas, un consejo: dejen de leer en este mismo momento y afronten la lectura de este libro en la más completa ignorancia.

¡¡¡Avisados quedan!!!


El fantasma de Canterville” fue escrito según parece por Oscar Wilde como obra de entretenimiento para sus hijos. Pudiera ser. Sin embargo, lo que se cuenta en esta obra va más allá de un simple divertimento para sus pequeños. La obra va más allá de una simple parodia de aquellos relatos de terror gótico de mansiones encantadas con mayordomos serios y estirados, amas de llaves vestidas de negro que se desmayan a la primera impresión, de ruidos de cadenas que chirrían a lo largo de los oscuros pasillos a las doce en punto de la noche, de fantasma familiar con solera. Da la impresión de que el autor ha saldado cuentas y ha disparado contra todo bicho viviente que se ha cruzado en su camino: hay parodia, fina ironía, crítica para los ingleses y sus rancias costumbres así como para los “primos” del otro lado del Atlántico, los norteamericanos.

Personalmente he de decir que este relato me ha ido atrapando más y más en cada una de sus lecturas. He ido descubriendo detalles nuevos en gran medida por mi evolución como lector. Recuerdo mi primera lectura, siendo quinceañero, cuando todas las semanas compraba una colección de libros por entregas, “Biblioteca Fundamental de Nuestro Tiempo” de Alianza Editorial, y en su volumen 38 llegó este título. Me puse a leerlo en cuanto llegué a casa. Me quedé con la idead de estar leyendo un libro de humor que utiliza la excusa del fantasma para construir una historia divertida.

Bastantes años más tarde volví a leerlo y descubrí que además del humor que ya conocía: bromas y persecuciones que se realizan sobre el fantasma, consejos para paliar ruidos de cadenas y para mejorar su aspecto, había un humor más fino que en mi primera lectura me pasó desapercibido. Sin ir más lejos, dejo el pasaje de la mancha de sangre, del que más me acuerdo siempre que pienso en este título, donde frente a la clásica concepción de alma atormentada que pena su crimen se sitúa la modernidad de los nuevos productos de limpieza:

De pronto, la mirada de la señora Otis cayó sobre una mancha de un rojo oscuro que había sobre el pa­vimento, precisamente al lado de la chimenea, y, sin darse cuenta de sus palabras, dijo a la señora Umney:
-Creo que han vertido algo en ese sitio.
-Sí, señora -contestó la señora Umney en voz baja-. En ese lugar se ha vertido sangre.
-¡Qué horror! -exclamó la se­ñora Otis-. No quiero manchas de sangre en un salón. Es preciso qui­tar eso inmediatamente.
La vieja sonrió y con voz miste­riosa repuso:
-Es sangre de lady Leonor de Canterville, que fue muerta en ese mismo sitio por su propio marido, sir Simón de Canterville, en 1565. Sir Simón la sobrevivió nueve años, desapareciendo de repente en cir­cunstancias misteriosísimas. Su cuer­po no se encontró nunca, pero su alma culpable sigue embrujando la casa. La mancha de sangre ha sido muy admirada por los turistas y otras personas y no puede quitarse.
-Todo eso son tonterías --excla­mó Washington Otis-. El produc­to quitamanchas, el limpiador in­comparable Campeón, marca Pin­kerton, y el detergente Paragon ha­rán desaparecer eso en un instante.

Dentro de todo este mundo al revés parece que el único ser real, que se comporta como marcan los cánones de su tiempo, que es racional podríamos decir, es el fantasma, el cual no comprende la situación que está viviendo y se ve continuamente superado por los acontecimientos. Él, que podríamos considerarle una especie de artista romántico, se preocupa de cada una sus apariciones tanto como para prepararlas minuciosamente, evitando la repetición de sus modelos dentro de lo posible. Realmente parece el más cuerdo entre todos los habitantes de la casa y no entiende el porqué de la falta de temor de los nuevos propietarios.

Al inicio arranqué hablando de maldiciones y puesto que la simetría es bella, termino hablando de ellas. Todas las maldiciones deben ser vencidas por elementos no tangibles, elementos etéreos, que trasciendan el mundo real pero que no pertenezcan ni a este mundo ni al otro. El hechizo que ata al fantasma con la mansión y le hace penar no podría ser menos. Necesita de uno de estos instrumentos inaprensibles para liberarse y este instrumento es el Amor. Puro, sincero e inocente de Virginia, como su nombre indica, que triunfa por encima de la Vida y de la Muerte, que es capaz de romper cadenas y liberar maldiciones. Amor que finalmente hace florecer el almendro y que sir Simón de Canterville pueda recoger el fruto: su descanso eterno.

El fantasma de Canterville de Oscar Wilde por Cuscurro


4 comentarios:

  1. No se cuantas veces lo habre leido, y la satisfacción de usarlo como texto en clase. Es una relato que me encanta y cada vez que la leo le encuetro el mismo encanto. No se si a estas alturas seria capaz de descubrir mas matices.

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  2. Una delicia volver de cuando en cuando a Oscar Wilde.

    No sé si será el mismo recuerdo que el tuyo, Cuscurro, pero yo también conocí la historia por primera vez en una adaptación que hizo TVE (¿Novela? ¿Estudio 1?) con Francisco Pierrá interpretando al fantasma.

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  3. Yo tuve la suerte de leerlo en "la más completa ignorancia", aunque en ese momento era muy chica, y no conocía nada sobre Oscar Wilde, por lo cual resultó difícil entender la genialidad de esa obra. ¿Cómo iba a entender esos sutiles comentarios que hace a lo largo de todo el libro sin conocer a su autor? Era entendible que no me gustara al principio... ¡Pero ahora me encanta!

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