Entrevista a José Ángel Muriel González, autor de Ladrones de Atlántida.
Es un tanto extraño hacer una entrevista a través de correos electrónicos. Enviar un cuestionario sin saber las respuestas, sin tener la posibilidad de apostillar o profundizar en alguna de ellas inmediatamente. Pero poder hablar con el autor de un libro recién leído es una experiencia tan hermosa, esclarecedora e inusual que me lancé a ella. Así que más que una entrevista, me gustaría ver esta experiencia como una tranquila charla en la distancia.
Todo empezó con un sobre. En él, mi amiga Julia me envió La Isis Dorada, de Jorge Magano, entretenido y divertido libro, y un regalo: Ladrones de Atlántida, de José Ángel Muriel. Tras varios intentos de lectura siempre rotos por acontecimientos inesperados, pude ponerme con este libro sin saber exactamente qué me depararía. En tres días supe de otras vidas, otras tierras y otros tiempos, fui testigo de una aventura ingeniosa, detallista y con caminos insospechados y sorprendentes.
Se entremezclan demasiadas preguntas, saltan del libro a la forma, pasando por el trabajo de corrección y la búsqueda de editorial. Espero poder ser ordenado...
Sobre Ladrones de Atlántida, lo primero es preguntarte cómo surgió la idea del libro.
Ladrones de Atlántida podría encuadrarse dentro de lo que se llama fantasía histórica, ya que mezcla realidad histórica y ficción, aunque personalmente siempre he hablado de ella como si fuera una novela de aventuras. En este sentido, quise recuperar el género que nos legaron autores como Henry Rider Haggard, Arthur Conan Doyle o Jules Verne. Por otra parte, tenía en la cabeza la idea de unos seres dotados de habilidades sobrehumanas luchando entre sí, pero, sinceramente, no me parecía original, pues me recordaba a cosas ya inventadas (sin ir más lejos, los X-Men de los cómics). Me pregunté cómo podía llegar a esa situación, a un mundo en que ciertas personas aparecían casi como si fueran dioses, así que intenté explicar el origen. Para ello, fui muy cuidadoso seleccionando la ubicación y el ambiente. Atlántida, lugar mítico cuyo nombre podía resultar familiar a casi todo el mundo, me parecía adecuado. Sólo había que darle forma. A la vez que imaginaba la Atlántida y recreaba la época, la de los primeros faraones del antiguo Egipto, empecé a considerar los personajes que protagonizarían la obra.
¿Desde el inicio tuviste claro el camino a seguir?
Cuando escribes, siempre te planteas una especie de guión, aunque sea mental. No obstante, hay novelas que vas desarrollando sobre la marcha, en las que decides cómo terminará en función de lo que va ocurriendo. Y otras, la mayoría, que necesitan tener clara esta estructura. Desde el principio, sabía cómo iba a empezar y cómo iba a terminar. El resto del trabajo consistía en construir el desarrollo para llegar de un punto a otro.
¿Cuánto tiempo transcurrió entre la idea y el inicio del proceso de escritura?
Si no tengo otra cosa entre manos, cuando se me ocurre una idea me pongo a trabajar inmediatamente en ella. Lo que ocurría en esta ocasión era que requería documentarme. Así que invertí de dos a tres meses en investigar, leer y tomar notas acerca del antiguo Egipto, civilizaciones extintas, la vida de las tribus indígenas, la fauna, la flora, etc.
Desde las primeras páginas se nota un gusto artesanal por la palabra, con un rico vocabulario que más de una vez te impulsa a coger un diccionario.
Mi tendencia es escribir lo que me gustaría leer. Creo que es una de las normas que debe seguir en general un escritor, particularmente en cuanto al léxico y la prosa.
A medida que avanzaba en la historia me sorprendía la cantidad de detalles que recreas tanto de la vida en Egipto como en la Atlántida, ¿el trabajo de documentación fue intenso?
Algo he comentado en otra pregunta anterior. Me esforcé sobre todo en tener suficientes datos para ambientar el mundo que quería que el lector imaginara. Fue difícil documentarse sobre los períodos más antiguos de la civilización egipcia, pues no hay tanta información de las primeras dinastías, pero procuré utilizar lo suficiente para que todo pareciera verosímil. Como puedes imaginar, aún fue más difícil describir con credibilidad la Atlántida, un sitio que pudo existir o no y sobre el que sólo existen los Diálogos de Platón, pues lo demás es todo especulación. De manera que me basé en el mundo conocido, actual o extinto, y fui mezclando ingredientes para que la Atlántida pareciera tener sentido.
¿En qué culturas te basaste para escribir sobre los ritos y la vida en la Atlántida?
Principalmente, utilicé elementos del antiguo Egipto, de las culturas americanas (maya, olmeca, mexica) y de esas tribus de indígenas que aún subsisten en algunos rincones del planeta manteniendo sus tradiciones culturales.
En el libro mezclas varios estilos, la aventura con la ciencia ficción o la novela histórica. ¿Tuviste miedo a las reacciones de los lectores ante estas mezclas?
Sí, en varios puntos de la novela estoy corriendo un riesgo. Pero era lo que me apetecía escribir. Por ejemplo, los seres monstruosos que aparecen en la segunda parte sólo tienen una misión: entretener al lector mientras se desarrollan la personalidad de los personajes y las relaciones entre ellos. También el desenlace de la narración es de ciencia ficción y parece aventurado mezclar un ambiente tan arcaico con tecnología futurista, pero había precedentes (como Stargate), así que sólo tenía que procurar que todo pareciera encajar con suavidad para que el lector me siguiera el juego hasta el final.
Una de las cosas que más me gustaron de Ladrones de Atlántida fue el inicio. Empiezas con uno de los momentos más importantes de la historia, el robo a una gema. Creo que con eso consigues atrapar al lector, que se pregunté qué pasa y quiénes son esos personajes.
Algunos lectores no estarían de acuerdo contigo, pero tampoco lo criticaron. La idea de un prólogo que meta de lleno al lector en la acción, así como la de un epílogo concluyente, se la debo a Tim Powers, que suele seguir esa tendencia en sus novelas. Supone un riesgo, porque inicialmente confunde al lector, inmerso de golpe en la historia, pero se consigue que se introduzca antes en el relato y vaya de la mano de los protagonistas. Además, el lector puede preguntarse más adelante: "si ya nos ha contado lo del robo, ¿puede haber algo más impactante que contar al final del libro?".
Recurres a Imhotep como protagonista. Es sencillo identificarse con él en su aventura, nosotros también llegamos a una tierra desconocida y nos sorprende lo que allí vemos.
Hay varios protagonistas en la novela, todos ellos importantes. Pero Imhotep destaca más porque se trata de un personaje real, que existió. Fue la mano derecha de un faraón, el primer hombre que construyó una pirámide. ¿De dónde sacó esas ideas? A eso pretendo responder. Por otro lado, se le llegó a divinizar (es el Asclepios griego, el Esculapio romano), por lo que tomé como mi cometido volver a humanizarlo. El recurso de conocer algo desconocido de la mano de un viajero es muy común en las novelas de aventuras. Se trata de un viaje iniciático, el mismo que hace Kadham por otro lado, sólo que a él le sale el tiro por la culata, porque "su" maestro le falla (lo que hago aquí es una ironía hacia la tradición literaria de maestros y discípulos). A veces nos debemos bastar nosotros mismos para salir adelante, no hay nadie que nos enseñe o nos guíe de forma completa.
Ya en esta primera parte describes la diferencia de clases en Atlántida. Está la misteriosa casta azul que gobierna la isla, los teploc, que podríamos definirlos como “mestizos”, el pueblo descontento...
Es una crítica social. Incluso en lo que supuestamente es un paraíso, como Atlántida, existía racismo, desigualdad social, disgusto político. Es importante colocar a cada uno en su sitio, para que el lector se sitúe en la historia de inmediato.
Me gusta que Edda, una de las protagonistas, no tenga un papel de “descanso del guerrero” y sea una mujer resolutiva, aventurera, una mujer pirata como la película de Tourneur.
Es difícil dar protagonismo a una mujer sin caer en los tópicos. Pero ya lo hizo bastante bien Rafael Marín en La leyenda del Navegante (que conste que la leí después de publicar mi novela), así que era factible. Quería una protagonista femenina a la altura de los demás personajes, incluso que pudiera hablarles con superioridad. Edda sabe de qué va el mundo y se enfrenta a su lado más duro.
El personaje más “rico” me parece Kadham, un teploc que sale del encierro de su academia y se enfrenta a una nueva visión de su tierra.
Además, es más peculiar de lo que parece en principio. Y mete a los demás en cada lío... Su viaje iniciático es mucho más interesante que el del viajero perdido, Imhotep. Sobre todo porque, como he dicho antes, le falta y le falla lo que buscaba: el maestro que le ayude. Él solo debe darse cuenta de lo engañado que vivía en la Academia y de la realidad que termina engulléndole y forzándole a huir.
Hay una idea que me dejó pensando varios días, y es que Imhotep, con su viaje a la Atlántida, conoce a sus dioses.
Uno de mis críticos dijo que debía haber desarrollado más aún la vertiente mitológica del libro. Pero supongo que eso solo le pasará a aquellos que amen apasionadamente la mitología egipcia. Me parece que no se debe abusar de estos elementos en una novela de aventuras para todos los públicos. Me bastaba con resaltar, efectivamente, que Imhotep conocía en carne y hueso a las divinidades que adoraba su pueblo. Es un choque emocional bastante importante que le cuesta digerir y que sólo consigue comprender porque ingresa como protegido de la Casta Azul en sus cuarteles. Su protector ve una luz especial en Imhotep, no es casual. De hecho, Imhotep terminaría siendo sacerdote de Ra en On (Heliópolis), así que nunca perdió la fe en sus dioses. ¿No es el que siempre duda a la hora de cometer malas acciones? Si las lleva a cabo es por la amistad que le debe a sus camaradas, a los que les debe la vida.
En la segunda parte, con el viaje a la Tierra Inhóspita, me sentí como cuando de niño vi al King Kong original. En la película, un barco llega a una isla misteriosa y se encuentra con sorprendentes animales. Es mi parte favorita de la novela, rápida, llena de aventuras, de imágenes inesperadas y sorprendentes. ¿Calibraste el riesgo de incluir dinosaurios y que los lectores no aceptaran su presencia?
¿Por qué elegí este tipo de seres en lugar de otros?
Fue una especie de homenaje a algo que me gustaba desde hacía mucho tiempo. Constituían una maniobra de distracción mientras los personajes se conocían mejor. Pero no a todo el mundo le gusta este tipo de ambientación, así que fue un riesgo, sin duda. No obstante, no estoy seguro de que cambiaría el tipo de bestias que utilicé como fondo de la segunda parte. Al fin y al cabo, ¿serían más creíbles criaturas de laboratorio que me hubiera inventado yo? Utilizar grandes saurios respondía a que el lector podría imaginarse con cierta facilidad seres impresionantes que ya ha visto en la televisión o en el cine. Por cierto, cuando vi la última película de King Kong le dije a mi mujer: "Estoy viendo una parte de mi novela llevada al cine".
Si la segunda parte sorprende la tercera no lo hace menos. El ritmo del relato sigue aumentando y se profundiza en los elementos fantásticos. Es un final trepidante.
Hay tres partes porque el ritmo es diferente. En la tercera tiene que dispararse para atar todos los cabos y resultar impactante a la vez. Al fin y al cabo, Platón nos decía que los dioses se enojaron con los atlantes y sus propios pecados sumergieron Atlántida...
¿Qué fue de Kadham?
Todos me lo preguntan. Si alguna vez consigo publicar otra novela que escribí el año pasado, algún día lo sabremos. Se trata de una historia paralela a Ladrones de Atlántida, con otros personajes, en la que Kadham también aparece de vez en cuando.
¿Qué sentiste cuando escribiste la última palabra?
Que me quedaba mucho trabajo por delante. Lo peor de escribir es revisar, releer una y otra vez, corregir... Pero la novela ya está escrita, y eso es muy alentador.
¿Cómo fue el proceso de corrección? Debe ser complicado ser objetivo con algo escrito por uno mismo.
Lo es. Releo varias veces la obra para corregirla. Luego la dejo descansar un tiempo, mientras la leen otras personas y me pasan sus comentarios. Pasado este tiempo, la novela debe parecerme ajena, casi desconocida. Eso me permite evaluarla con más objetividad, como si estuviera leyendo el libro de otro.
Editaste Ladrones de Atlántida en la editorial Nuevos autores. Imagino que encontrar editorial fue una pequeña aventura.
Lo sigue siendo. Ahora busco editorial para publicar otro de mis trabajos.
¿Estás contento con el trato recibido por la editorial?
En general, no estoy contento con Nuevos Autores. Tengo la impresión de que no hicieron su parte del trabajo. Editaron el libro, pero apenas lo promovieron (casi todo lo hice yo, organizando presentaciones en Madrid y Andalucía), por lo que su difusión ha sido escasa. Si la editorial falla en eso, no tienes libro en las librerías. No obstante, publicar mi primera novela me ha abierto muchas puertas y me ha permitido conocer a muchas personas (escritores, editores, críticos, distribuidores, etc).
Siempre me he preguntado si a un autor le es difícil separarse de su libro una vez terminado. ¿Le seguiste dando vueltas a la historia y los personajes meses después de editado el libro?
No me ha ocurrido con otros relatos, pero con Ladrones de Atlántida sí. Es normal, acabas de crear un pequeño universo, alrededor del cual puedes seguir imaginando situaciones y personajes. De hecho, lo hice. Escribí unos cuentos (publicados en mi web, http://www.elautor.com/secuelas.htm), unas apostillas con anotaciones personales sobre la producción de la obra (también publicadas en mi web) y posteriormente otra novela de carácter más juvenil ambientada en el mismo escenario.
¿Cómo nació tu pasión por escribir?
Siempre fui muy imaginativo. Empecé dibujando historietas de superhéroes y de viajes interplanetarios. Luego se me ocurrió probar con escribir. Este proceso, aunque no es más fácil, sí que resulta menos laborioso. Puedes escribir en cualquier momento y cualquier situación, pero dibujar no. Mientras estudiaba la carrera universitaria comencé a participar en concursos y a desarrollar mis primeras novelas, que guardo por ahí por si acaso.
Creo que fue Picasso quien dijo que las musas debían encontrarte trabajando, ¿cuánto tiempo le dedicas?
Todo el que puedo, que es poco. He aprendido a escribir compaginándolo con otras actividades (como la vida familiar, el trabajo o las tareas domésticas). Voy tomando notas de lo que se me ocurre. A veces esas notas son diálogos enteros. Luego, llevarlas a un relato cuando me siento en el escritorio es relativamente más sencillo. Así que las musas siempre encuentran mi mente trabajando...
¿Estás trabajando en un nuevo libro?
Sí. Tengo varias cosas preparadas, enviadas a concurso y a editoriales. Ahora trabajo en un viaje singular a través de los clásicos.
Participas en el foro de literatura de Ábrete libro, ¿estar rodeado de tantos lectores te ayuda a saber lo que buscan en la lectura, en lo que se fijan?
Me ha ayudado muchísimo. Hay personas que directamente actúan como lectores de las obras que escribo y necesito revisar, por lo que contribuyen de hecho en la conclusión del trabajo. Pero, por otra parte, en general, saber lo que leen, lo que les gusta y lo que no me ha permitido depurar mi estilo, suavizar ciertas cosas a las que antes era más propenso, para lograr narraciones que lleguen a un público más general, al menos en cuanto a la forma. El fondo es otra cosa: el escritor debe escribir lo que realmente le apetezca, no lo que marque la moda literaria.
¿Alguna cosa que se haya quedado por decir?
Sólo que he disfrutado mucho con la entrevista. Ha sido un placer. Espero que podamos hablar sobre otra de mis novelas más adelante.
José Ángel es una persona cercana e interesante con la que se puede intercambiar ideas y opiniones sin trabas. Y eso es un lujo en el mundo de la literatura. Lo puedes encontrar en su página web El autor, donde comparte con los visitantes su pasión por la escritura y la aventura de su primera obra publicada, Ladrones de Atlántida, y en su blog Rincones del autor (como comenta José Ángel en la cabecera: Apuntes y excentricidades de un escritor. Un rincón para quienes quieran comentar algo de literatura... y otros temas, ¿por qué no?). También es habitual en el foro de literatura Ábrete libro.
No quiero terminar esta entrevista sin recomendar de nuevo Ladrones de Atlántida, un libro trepidante, aventurero y con más de una sorpresa. Merece la pena.
Entrevista realizada por Tom Sawyer
Es un tanto extraño hacer una entrevista a través de correos electrónicos. Enviar un cuestionario sin saber las respuestas, sin tener la posibilidad de apostillar o profundizar en alguna de ellas inmediatamente. Pero poder hablar con el autor de un libro recién leído es una experiencia tan hermosa, esclarecedora e inusual que me lancé a ella. Así que más que una entrevista, me gustaría ver esta experiencia como una tranquila charla en la distancia.
Todo empezó con un sobre. En él, mi amiga Julia me envió La Isis Dorada, de Jorge Magano, entretenido y divertido libro, y un regalo: Ladrones de Atlántida, de José Ángel Muriel. Tras varios intentos de lectura siempre rotos por acontecimientos inesperados, pude ponerme con este libro sin saber exactamente qué me depararía. En tres días supe de otras vidas, otras tierras y otros tiempos, fui testigo de una aventura ingeniosa, detallista y con caminos insospechados y sorprendentes.
Se entremezclan demasiadas preguntas, saltan del libro a la forma, pasando por el trabajo de corrección y la búsqueda de editorial. Espero poder ser ordenado...
Sobre Ladrones de Atlántida, lo primero es preguntarte cómo surgió la idea del libro.
Ladrones de Atlántida podría encuadrarse dentro de lo que se llama fantasía histórica, ya que mezcla realidad histórica y ficción, aunque personalmente siempre he hablado de ella como si fuera una novela de aventuras. En este sentido, quise recuperar el género que nos legaron autores como Henry Rider Haggard, Arthur Conan Doyle o Jules Verne. Por otra parte, tenía en la cabeza la idea de unos seres dotados de habilidades sobrehumanas luchando entre sí, pero, sinceramente, no me parecía original, pues me recordaba a cosas ya inventadas (sin ir más lejos, los X-Men de los cómics). Me pregunté cómo podía llegar a esa situación, a un mundo en que ciertas personas aparecían casi como si fueran dioses, así que intenté explicar el origen. Para ello, fui muy cuidadoso seleccionando la ubicación y el ambiente. Atlántida, lugar mítico cuyo nombre podía resultar familiar a casi todo el mundo, me parecía adecuado. Sólo había que darle forma. A la vez que imaginaba la Atlántida y recreaba la época, la de los primeros faraones del antiguo Egipto, empecé a considerar los personajes que protagonizarían la obra.
¿Desde el inicio tuviste claro el camino a seguir?
Cuando escribes, siempre te planteas una especie de guión, aunque sea mental. No obstante, hay novelas que vas desarrollando sobre la marcha, en las que decides cómo terminará en función de lo que va ocurriendo. Y otras, la mayoría, que necesitan tener clara esta estructura. Desde el principio, sabía cómo iba a empezar y cómo iba a terminar. El resto del trabajo consistía en construir el desarrollo para llegar de un punto a otro.
¿Cuánto tiempo transcurrió entre la idea y el inicio del proceso de escritura?
Si no tengo otra cosa entre manos, cuando se me ocurre una idea me pongo a trabajar inmediatamente en ella. Lo que ocurría en esta ocasión era que requería documentarme. Así que invertí de dos a tres meses en investigar, leer y tomar notas acerca del antiguo Egipto, civilizaciones extintas, la vida de las tribus indígenas, la fauna, la flora, etc.
Desde las primeras páginas se nota un gusto artesanal por la palabra, con un rico vocabulario que más de una vez te impulsa a coger un diccionario.
Mi tendencia es escribir lo que me gustaría leer. Creo que es una de las normas que debe seguir en general un escritor, particularmente en cuanto al léxico y la prosa.
A medida que avanzaba en la historia me sorprendía la cantidad de detalles que recreas tanto de la vida en Egipto como en la Atlántida, ¿el trabajo de documentación fue intenso?
Algo he comentado en otra pregunta anterior. Me esforcé sobre todo en tener suficientes datos para ambientar el mundo que quería que el lector imaginara. Fue difícil documentarse sobre los períodos más antiguos de la civilización egipcia, pues no hay tanta información de las primeras dinastías, pero procuré utilizar lo suficiente para que todo pareciera verosímil. Como puedes imaginar, aún fue más difícil describir con credibilidad la Atlántida, un sitio que pudo existir o no y sobre el que sólo existen los Diálogos de Platón, pues lo demás es todo especulación. De manera que me basé en el mundo conocido, actual o extinto, y fui mezclando ingredientes para que la Atlántida pareciera tener sentido.
¿En qué culturas te basaste para escribir sobre los ritos y la vida en la Atlántida?
Principalmente, utilicé elementos del antiguo Egipto, de las culturas americanas (maya, olmeca, mexica) y de esas tribus de indígenas que aún subsisten en algunos rincones del planeta manteniendo sus tradiciones culturales.
En el libro mezclas varios estilos, la aventura con la ciencia ficción o la novela histórica. ¿Tuviste miedo a las reacciones de los lectores ante estas mezclas?
Sí, en varios puntos de la novela estoy corriendo un riesgo. Pero era lo que me apetecía escribir. Por ejemplo, los seres monstruosos que aparecen en la segunda parte sólo tienen una misión: entretener al lector mientras se desarrollan la personalidad de los personajes y las relaciones entre ellos. También el desenlace de la narración es de ciencia ficción y parece aventurado mezclar un ambiente tan arcaico con tecnología futurista, pero había precedentes (como Stargate), así que sólo tenía que procurar que todo pareciera encajar con suavidad para que el lector me siguiera el juego hasta el final.
Una de las cosas que más me gustaron de Ladrones de Atlántida fue el inicio. Empiezas con uno de los momentos más importantes de la historia, el robo a una gema. Creo que con eso consigues atrapar al lector, que se pregunté qué pasa y quiénes son esos personajes.
Algunos lectores no estarían de acuerdo contigo, pero tampoco lo criticaron. La idea de un prólogo que meta de lleno al lector en la acción, así como la de un epílogo concluyente, se la debo a Tim Powers, que suele seguir esa tendencia en sus novelas. Supone un riesgo, porque inicialmente confunde al lector, inmerso de golpe en la historia, pero se consigue que se introduzca antes en el relato y vaya de la mano de los protagonistas. Además, el lector puede preguntarse más adelante: "si ya nos ha contado lo del robo, ¿puede haber algo más impactante que contar al final del libro?".
Recurres a Imhotep como protagonista. Es sencillo identificarse con él en su aventura, nosotros también llegamos a una tierra desconocida y nos sorprende lo que allí vemos.
Hay varios protagonistas en la novela, todos ellos importantes. Pero Imhotep destaca más porque se trata de un personaje real, que existió. Fue la mano derecha de un faraón, el primer hombre que construyó una pirámide. ¿De dónde sacó esas ideas? A eso pretendo responder. Por otro lado, se le llegó a divinizar (es el Asclepios griego, el Esculapio romano), por lo que tomé como mi cometido volver a humanizarlo. El recurso de conocer algo desconocido de la mano de un viajero es muy común en las novelas de aventuras. Se trata de un viaje iniciático, el mismo que hace Kadham por otro lado, sólo que a él le sale el tiro por la culata, porque "su" maestro le falla (lo que hago aquí es una ironía hacia la tradición literaria de maestros y discípulos). A veces nos debemos bastar nosotros mismos para salir adelante, no hay nadie que nos enseñe o nos guíe de forma completa.
Ya en esta primera parte describes la diferencia de clases en Atlántida. Está la misteriosa casta azul que gobierna la isla, los teploc, que podríamos definirlos como “mestizos”, el pueblo descontento...
Es una crítica social. Incluso en lo que supuestamente es un paraíso, como Atlántida, existía racismo, desigualdad social, disgusto político. Es importante colocar a cada uno en su sitio, para que el lector se sitúe en la historia de inmediato.
Me gusta que Edda, una de las protagonistas, no tenga un papel de “descanso del guerrero” y sea una mujer resolutiva, aventurera, una mujer pirata como la película de Tourneur.
Es difícil dar protagonismo a una mujer sin caer en los tópicos. Pero ya lo hizo bastante bien Rafael Marín en La leyenda del Navegante (que conste que la leí después de publicar mi novela), así que era factible. Quería una protagonista femenina a la altura de los demás personajes, incluso que pudiera hablarles con superioridad. Edda sabe de qué va el mundo y se enfrenta a su lado más duro.
El personaje más “rico” me parece Kadham, un teploc que sale del encierro de su academia y se enfrenta a una nueva visión de su tierra.
Además, es más peculiar de lo que parece en principio. Y mete a los demás en cada lío... Su viaje iniciático es mucho más interesante que el del viajero perdido, Imhotep. Sobre todo porque, como he dicho antes, le falta y le falla lo que buscaba: el maestro que le ayude. Él solo debe darse cuenta de lo engañado que vivía en la Academia y de la realidad que termina engulléndole y forzándole a huir.
Hay una idea que me dejó pensando varios días, y es que Imhotep, con su viaje a la Atlántida, conoce a sus dioses.
Uno de mis críticos dijo que debía haber desarrollado más aún la vertiente mitológica del libro. Pero supongo que eso solo le pasará a aquellos que amen apasionadamente la mitología egipcia. Me parece que no se debe abusar de estos elementos en una novela de aventuras para todos los públicos. Me bastaba con resaltar, efectivamente, que Imhotep conocía en carne y hueso a las divinidades que adoraba su pueblo. Es un choque emocional bastante importante que le cuesta digerir y que sólo consigue comprender porque ingresa como protegido de la Casta Azul en sus cuarteles. Su protector ve una luz especial en Imhotep, no es casual. De hecho, Imhotep terminaría siendo sacerdote de Ra en On (Heliópolis), así que nunca perdió la fe en sus dioses. ¿No es el que siempre duda a la hora de cometer malas acciones? Si las lleva a cabo es por la amistad que le debe a sus camaradas, a los que les debe la vida.
En la segunda parte, con el viaje a la Tierra Inhóspita, me sentí como cuando de niño vi al King Kong original. En la película, un barco llega a una isla misteriosa y se encuentra con sorprendentes animales. Es mi parte favorita de la novela, rápida, llena de aventuras, de imágenes inesperadas y sorprendentes. ¿Calibraste el riesgo de incluir dinosaurios y que los lectores no aceptaran su presencia?
¿Por qué elegí este tipo de seres en lugar de otros?
Fue una especie de homenaje a algo que me gustaba desde hacía mucho tiempo. Constituían una maniobra de distracción mientras los personajes se conocían mejor. Pero no a todo el mundo le gusta este tipo de ambientación, así que fue un riesgo, sin duda. No obstante, no estoy seguro de que cambiaría el tipo de bestias que utilicé como fondo de la segunda parte. Al fin y al cabo, ¿serían más creíbles criaturas de laboratorio que me hubiera inventado yo? Utilizar grandes saurios respondía a que el lector podría imaginarse con cierta facilidad seres impresionantes que ya ha visto en la televisión o en el cine. Por cierto, cuando vi la última película de King Kong le dije a mi mujer: "Estoy viendo una parte de mi novela llevada al cine".
Si la segunda parte sorprende la tercera no lo hace menos. El ritmo del relato sigue aumentando y se profundiza en los elementos fantásticos. Es un final trepidante.
Hay tres partes porque el ritmo es diferente. En la tercera tiene que dispararse para atar todos los cabos y resultar impactante a la vez. Al fin y al cabo, Platón nos decía que los dioses se enojaron con los atlantes y sus propios pecados sumergieron Atlántida...
¿Qué fue de Kadham?
Todos me lo preguntan. Si alguna vez consigo publicar otra novela que escribí el año pasado, algún día lo sabremos. Se trata de una historia paralela a Ladrones de Atlántida, con otros personajes, en la que Kadham también aparece de vez en cuando.
¿Qué sentiste cuando escribiste la última palabra?
Que me quedaba mucho trabajo por delante. Lo peor de escribir es revisar, releer una y otra vez, corregir... Pero la novela ya está escrita, y eso es muy alentador.
¿Cómo fue el proceso de corrección? Debe ser complicado ser objetivo con algo escrito por uno mismo.
Lo es. Releo varias veces la obra para corregirla. Luego la dejo descansar un tiempo, mientras la leen otras personas y me pasan sus comentarios. Pasado este tiempo, la novela debe parecerme ajena, casi desconocida. Eso me permite evaluarla con más objetividad, como si estuviera leyendo el libro de otro.
Editaste Ladrones de Atlántida en la editorial Nuevos autores. Imagino que encontrar editorial fue una pequeña aventura.
Lo sigue siendo. Ahora busco editorial para publicar otro de mis trabajos.
¿Estás contento con el trato recibido por la editorial?
En general, no estoy contento con Nuevos Autores. Tengo la impresión de que no hicieron su parte del trabajo. Editaron el libro, pero apenas lo promovieron (casi todo lo hice yo, organizando presentaciones en Madrid y Andalucía), por lo que su difusión ha sido escasa. Si la editorial falla en eso, no tienes libro en las librerías. No obstante, publicar mi primera novela me ha abierto muchas puertas y me ha permitido conocer a muchas personas (escritores, editores, críticos, distribuidores, etc).
Siempre me he preguntado si a un autor le es difícil separarse de su libro una vez terminado. ¿Le seguiste dando vueltas a la historia y los personajes meses después de editado el libro?
No me ha ocurrido con otros relatos, pero con Ladrones de Atlántida sí. Es normal, acabas de crear un pequeño universo, alrededor del cual puedes seguir imaginando situaciones y personajes. De hecho, lo hice. Escribí unos cuentos (publicados en mi web, http://www.elautor.com/secuelas.htm), unas apostillas con anotaciones personales sobre la producción de la obra (también publicadas en mi web) y posteriormente otra novela de carácter más juvenil ambientada en el mismo escenario.
¿Cómo nació tu pasión por escribir?
Siempre fui muy imaginativo. Empecé dibujando historietas de superhéroes y de viajes interplanetarios. Luego se me ocurrió probar con escribir. Este proceso, aunque no es más fácil, sí que resulta menos laborioso. Puedes escribir en cualquier momento y cualquier situación, pero dibujar no. Mientras estudiaba la carrera universitaria comencé a participar en concursos y a desarrollar mis primeras novelas, que guardo por ahí por si acaso.
Creo que fue Picasso quien dijo que las musas debían encontrarte trabajando, ¿cuánto tiempo le dedicas?
Todo el que puedo, que es poco. He aprendido a escribir compaginándolo con otras actividades (como la vida familiar, el trabajo o las tareas domésticas). Voy tomando notas de lo que se me ocurre. A veces esas notas son diálogos enteros. Luego, llevarlas a un relato cuando me siento en el escritorio es relativamente más sencillo. Así que las musas siempre encuentran mi mente trabajando...
¿Estás trabajando en un nuevo libro?
Sí. Tengo varias cosas preparadas, enviadas a concurso y a editoriales. Ahora trabajo en un viaje singular a través de los clásicos.
Participas en el foro de literatura de Ábrete libro, ¿estar rodeado de tantos lectores te ayuda a saber lo que buscan en la lectura, en lo que se fijan?
Me ha ayudado muchísimo. Hay personas que directamente actúan como lectores de las obras que escribo y necesito revisar, por lo que contribuyen de hecho en la conclusión del trabajo. Pero, por otra parte, en general, saber lo que leen, lo que les gusta y lo que no me ha permitido depurar mi estilo, suavizar ciertas cosas a las que antes era más propenso, para lograr narraciones que lleguen a un público más general, al menos en cuanto a la forma. El fondo es otra cosa: el escritor debe escribir lo que realmente le apetezca, no lo que marque la moda literaria.
¿Alguna cosa que se haya quedado por decir?
Sólo que he disfrutado mucho con la entrevista. Ha sido un placer. Espero que podamos hablar sobre otra de mis novelas más adelante.
José Ángel es una persona cercana e interesante con la que se puede intercambiar ideas y opiniones sin trabas. Y eso es un lujo en el mundo de la literatura. Lo puedes encontrar en su página web El autor, donde comparte con los visitantes su pasión por la escritura y la aventura de su primera obra publicada, Ladrones de Atlántida, y en su blog Rincones del autor (como comenta José Ángel en la cabecera: Apuntes y excentricidades de un escritor. Un rincón para quienes quieran comentar algo de literatura... y otros temas, ¿por qué no?). También es habitual en el foro de literatura Ábrete libro.
No quiero terminar esta entrevista sin recomendar de nuevo Ladrones de Atlántida, un libro trepidante, aventurero y con más de una sorpresa. Merece la pena.
Entrevista realizada por Tom Sawyer
Ah, pillines. Me habeís cogido con la guardia baja. :D
ResponderEliminarQueriamos una sorpresa.........y ademas la entrevista es preciosa, ¿o no?
ResponderEliminarMe ha parecido una entrevista genial...gracias por haberla colgado...Julia a ver si me dices si me puedes conseguir el libro...que ahora ya estoy impaciente...
ResponderEliminarEs preciosa, es preciosa. Tom lo hizo muy bien. Me sorprendió muy gratamente con el esquema de sus preguntas.
ResponderEliminarPara conseguir el libro... esperad mis noticias.
Me ha encantado la entrevista!! Que forma de unir las preguntas, de armonizarlas con las respuestas. Que capacidad de respuesta!! Me asombrais chicos!! Me quito el sombrero virtual ante vosotros!!!
ResponderEliminarEsperamos la siguiente entrevista como agüita de mayo!!!!