El Alienista de Joaquim Maria Machado de Assis - Ángela Piñar (Berlín)


Nº de páginas: 82 págs. 
Editorial: TUSQUETS EDITORES 
ISBN: 9788472230408

Se me ha encargado la difícil tarea de comentar esta novelita corta, o relato largo, que la definición parece que no está muy clara, de Joaquím María Machado de Assis. Si es difícil no es porque la obra no me guste, muy al contrario, la dificultad radica en mi inexperiencia en esto del articulismo y en la grandeza de la novela, que abarca tantos temas y de manera tan brillante, tan moderna para su tiempo, plagada de silogismo, tan lúcida, irónica, sabia, mordaz, rociada además de un fino humor dosificado y magistral.




Machado de Assis, foto de 1890.


Unas de las acepciones de alienación hace referencia a algo ajeno que el individuo ya no controla. Es un término que se utiliza, además de la medicina, en diversas materias como la teología, la psicología, la sociología y en las ciencias políticas. Un individuo recluido es un sujeto alienado, apartado de la sociedad. Un alienista es un psiquiatra, un frenópata, en definitiva aquel que trata y estudia la locura y sus causalidades. El siglo XIX fue un periodo de estudio, de clasificación de las enfermedades mentales, de ensayos, experimentos y demás vainas aclaradoras. Fue un siglo de darle un nombre a las cosas. Machado de Assis refleja con sobrada maestría ese tiempo en que a los deprimidos se les llamaba melancólicos y se les recomendaba embadurnarse el cuerpo con aceite de ámbar o aumentar la ingesta de hierro, que de todos es sabido que si cuidas el cuerpo también cuidas la mente. Pero se iba avanzando. Pobres de aquellos, en cambio, que cayeran en las manos de Santo Tomas de Aquino, que afirmaba que la locura no era otra cosa que la posesión del diablo, que se había adueñado de la carne, estropeando el cerebro. En aquel tiempo remoto cualquier fruslería, anomalía, o simplemente diferencia, podía llevar a un sujeto sano a la hoguera.


Es posible que este alienista de la novela de Machado bebiera de las fuentes de Jean-Martin Charcot (1825-1893 y sus estudios sobre la hipnosis y la histeria, de Franz Anton Mesmer(1734-1815) y su doctrina sobre el magnetismo animal, de Philippe Pinel (1745-1826) y su clasificación de las enfermedades mentales en cuatro grupos (manía, melancolía, idiocia, demencia), o de las teorías de ese siglo en las que se determinaba el comportamiento a través de los rasgos del rostro (fisiognomía), o de la palpación del cráneo (frenología), ese siglo en el que se daba tanto valor a la ciencia. Un tiempo falto de herramientas, pero sobrado de pensamiento.


Carolina Xavier de Novaes (1835-1904)
Machado de Assis fue un niño pobre, epiléptico, frágil, tartamudo. Perteneció a esa generación de curiosos hambrientos —tan distinta a la nuestra, que andamos medio idiotizados, todo el día pendiente de las redes— en la que primaba el ansia de saber, de interpretar, de entender. Tal vez ese sea uno de los motivos por el que me encanta este autor, porque en mi mente sencilla lo imagino con las rodillas peladas, los ojos grandes como ventanas, ojos hambrientos de datos, de conocimiento, de ir más allá. Descendiente de esclavos —¿qué es la privación de la libertad sino otro modo de alienación?—, huérfano de madre y de padre después, el pequeño “Machadinho” quedó bajo la protección de su madrastra, una repostera que encontró trabajo en una escuela de barrio. Gente humilde. Qué admirable el hecho de que el joven Joaquim decidiera también vender dulces en ese mismo centro para sacarse unos dineros, y qué tierno que entre dulce y dulce, algún apiadado profesor lo introdujera en una clase de química, biología, o literatura. Autodidacta, emprendedor, aprendió alemán e inglés, llegando a traducir novelas como El cuervo, de Edgar Allan Poe. Cronista, articulista y crítico literario. En 1864 publicó su primer libro, una colección de poemas, pero esto fue en sus comienzos literarios, porque después se decantaría por una forma más amarga, mucho más irónica y mordaz. Cuatro años después contrajo matrimonio con la portuguesa Carolina Xavier de Novaes y en 1873 ingresó en el Ministerio de Agricultura, Comercio y Obras Públicas, como primer oficial. Posteriormente ascendería en la carrera funcionarial y se jubilaría en el cargo de director del Ministerio de Transportes y Obras Públicas.

Pero ante todo fue, este joven de ojos curiosos y hambre de aprender, el fundador de la Academia de letras brasileñas (Si estuviéramos en una taberna y con una cerveza delante soltaría un “yeahhh”)


Adaptación a comic por Fábio Moon y Gabriel Bá editado por edita Urban Comics en Francia

Y ahora vayamos al cuento.

Este relato magistral consta de trece capítulos y está situado en Itaguaí, una ciudad muy pequeña del Brasil colonial, durante el reinado del último emperador, Dom Pedro II y comienza de este modo:

“I. De cómo Itaguaí obtuvo una casa de orates Las crónicas de la villa de Itaguaí dicen que en tiempos remotos había vivido allí un cierto médico, el doctor Simón Bacamarte, hijo de la nobleza de la tierra y el más grande de los médicos del Brasil, de Portugal y de las Españas. Había estudiado en Coimbra y Padua. A los treinta y cuatro años regresó al Brasil, no pudiendo lograr el rey que permaneciera en Coimbra al frente de la universidad, o en Lisboa, encargándose de los asuntos de la monarquía que eran de su competencia profesional. —La ciencia —dijo él a su majestad— es mi compromiso exclusivo; Itaguaí es mi universo. Dicho esto, retornó a Itaguaí, y se entregó en cuerpo y alma al estudio de la ciencia.”

¿Pero de qué va esta historia por momentos tan absurda e hilarante? Este cuento nos habla de un médico —o tal vez de un iluminado— con un ansia desmedida de saber —como el mismo Machado—, de comprender los entresijos de la mente, en un tiempo donde aún no se sabía bien lo que era un "Alienista" y dónde tal vez se estrenaran los primeros asilos para alienados, un tiempo donde los idos profundos eran encerrados en los hogares por la vergüenza del qué dirán y los locos mansos vagaban perdidos por las calles.

Simón Bocamarte, el insigne y reputado alienista, habiendo conseguido la aprobación de los poderes gobernantes, inaugura La Casa Verde, una institución mental en la que recluir a los enfermos para su posterior estudio y si cabe, la sanación. En los comienzos de este proyecto cuenta con el respeto y la admiración de todos, por fin alguien separa la manzana estropeada de la sana, mas a medida que va avanzando la historia, la manzana estropeada se convierte en un cesto y el cesto en un campo de manzanas, llegando La Casa Verde a contar con más población en su interior, que fuera de ella. El poder de decisión se encuentra de pronto en las manos de un hombre, que se erige Dios a los ojos de un pueblo sorprendido. A partir de aquí la lectura se vuelve por momentos más absurda. Cualquiera puede ir a parar a La Casa Verde. Machado de Assis nos va enumerando a distintos personajes del pueblo, gente común con manías comunes, que podrían ser inofensivas para cualquiera, mas no para este Alienista, que, dada su forma de ver la vida, recta y sin desvíos de ningún tipo, no encuentra razonable, ni sano, un fervoroso despliegue de creativa poesía, la dilapidación de unos bienes no entra en el comportamiento cabal, la defensa de una actitud alocada merece el internamiento, y cualquiera que se pavonee ufano de lo que tiene o ha conseguido se sale de los límites de la cordura, según sus rectas convicciones.

La situación llega a tal extremo que los pocos habitantes que aún andan libres sienten miedo de acabar recluidos. ¿Y por qué no podría suceder —piensa el pueblo con las cejas levantadas—, si están en sus manos? ¿Quién podrá parar a este alienista convencido, casi ímpio? Aquí es dónde la novela trata un tema que me gusta mucho y que el autor maneja de lujo: de cómo un simple ciudadano se aprovecha de estas circunstancias y decide sacarle partido a su favor, provocando una rebelión para erigirse como salvador del pueblo, un pueblo temeroso y a esas altura desconfiado, que teme verse recluido al final dentro de esa “cárcel privada” a la que llaman La Casa Verde. Entiendo que aquí Machado de Assis nos pueda estar contando que cualquiera puede llegar a gobernar un pueblo, por muy zoquete que sea, si tiene el apoyo de la masa, si la masa está lo suficiente desesperada y ciega para seguirle. En este caso un simple barbero, Porfirio, que siempre soñó con ostentar el poder. ¿Por qué no? De una forma magistral Machado de Assis toma una pequeña bola de nieve hasta hacerla grande y lo que comienza con una queja de taberna, se convierte en un vocerío callejero y luego en un movimiento imparable, al que se van sumando distintos elementos o entidades, ya sean concejales convencidos por el nuevo giro de la situación o la misma tropa de dragones del virrey que, enviados para sofocar la rebelión, acaban sumándose a ella, haciendo esta bola más grande y más delirante. Y es que durante toda la novela se respira —o al menos así lo he sentido yo— la existencia de una línea divisoria, y por momentos se puede estar a un lado u a otro. A favor o en contra. Loco o cuerdo. Dentro o fuera.

Tal vez la parte que más me gusta sea esta. Ese modo claro en que el autor nos explica cómo sucede la ascensión al poder: el rebelado promete arreglar o restaurar el orden, convoca a la masa desilusionada y maleable, la masa —cada vez más numerosa— le sigue ciega, fiel y luego, llegado al poder, el rebelado pacta incluso con “el problema” para seguir sacando beneficio a favor suyo. En este caso “el problema” es Simón Bocamarte, obvio, y es que este hombre y su estudio sobre la razón mantiene al pueblo itaguacense en vilo, porque como muy bien exclama el barbero revolucionario: “¡Si no te encarcelan por tener perro te encarcelan por no tenerlo!”.

¿Qué más me gusta de esta novelita corta? Sin duda el pensamiento de este médico, su modo de clasificar a los enfermos —ya sea por defectos como la soberbia o por virtudes como la modestia—, el remedio para cada caso, la originalidad de este remedio, como darle al modesto una buena dosis de lisonja desmedida en forma de matraca. Me gusta su tesón, la búsqueda desesperada de la verdad, su honradez de sabio, cualidad que el pueblo ve, apiadado, cuando recluye a su misma esposa, doña Evarista da Costa e Mascarenhas, ni bonita ni simpática, la mujer que eligió por idónea, ese vientre adecuado, esa compañera incondicional, enferma de “suntuosidad”, o excesivo amor por los abalorios. Su esposa, que lo idolatra, ¿qué mayor prueba de honradez puede existir?

El giro final y la resolución de la historia resultan grandiosos, es lo que me ha provocado más envidia —como aficionada a la escritura—, ese vuelco en los acontecimientos, ese arte en darle la vuelta, dejando al lector con la boca abierta y rendido a los pies del autor.

Es esta, a mi modo de ver, una buena novela corta, una recomendable y diría que indispensable obra maestra que no hay que perderse. Sin juicios morales, escrita de un modo amable y que no decae en ningún momento.

13 comentarios:

  1. Un artículo muy interesante. Ya leí un relato largo de este autor que me encantó, y ahora pongo este relato en lista.

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  2. Me has dejado con las ganas de leer ese relato. Muy bueno tu artículo, Berlín.

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  3. Hola Ángela,
    Me ha gustado el artículo. Me gusta más tu voz en los relatos, pero de todos modos me gusta tu voz y la encuentro aquí también. Me gusta que hayas separado la vida del escritor del relato: da una perspectiva adicional. Sé lo que te gusta investigar sobre el creador cuando un texto te gusta...

    Así que felicidades, todo un éxito
    Isma

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  4. Excelente comentario de un autor que, a pesar de ser cercano geográficamente, no lo conocía. Además debo decir que me entusiasmó mucho y será parte de mis pendientes.

    Felicidades Ángela,
    Megan

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    1. Bueno, de eso se trata, Meg, de conocer nuevos autores, y de este modo enriquecernos aún más. Yo tampoco lo conocía, lo confieso, hasta que Julia me habló de él.

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  5. Gracias, gente, la verdad es que ha sido un verdadero placer.

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  6. Como he leído más arriba, has dejado el regusto para que leamos este relato u otro del mismo autor. El artículo, para mí, es impecable y me ha encantado por muchos motivos.

    Gracias,

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  7. Felicidades por el artículo, Berlin. ¡Me encantó! Ahora quiero leer el relato...

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    1. Me encantará conocer tu opinión cuando lo acabes, hierbamora.

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  8. No conocía al autor ni al relato.

    Me intriga la figura del Alienista. Parece que la reclusión masiva sea también un intento por su parte de alcanzar un poder.

    También veo reminiscencias de las Brujas de Salem...

    Gracias por el artículo

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  9. No sé si te refieres a que en tiempos de brujas toda aquella que no estuviera dentro de lo "normal" iba de cabeza a la hoguera. Si que es cierto que al principio pueda esto de la casa verde parecer un negocio, pero también es verdad que más adelante este médico rehúsa lo monetario y bien pudiera parecer que solo lo mueve el mero afán de saber, de entender, de comprender los entresijos de la mente enferma. A mi por momentos me ha recordado a aquel que veía gigantes en lugar de molinos. Un saludo, jose alegre seoane.

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  10. No lo haces nada mal contadora de cuentos. Y no lo pienso leer, los relatos de locuras, me ponen de los nervios. Muak Emma

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