Los animales en la literatura

Diseño: Isabel Palacio


Han estado ahí, desde el principio de los tiempos. Compañeros del hombre en su camino hacia la civilización, los animales siempre han sido una parte de la sociedad, una prolongación de la humanidad. Como tótems, en la prehistoria las primeras, pinturas reproducen su imagen, como poseedores de las virtudes a las que aspirábamos en nuestra incipiente conciencia de seres superiores, como disfraz para los dioses al relacionarse con sus siervos, como objeto de deseo.

Han sido alimento, han trabajado para nosotros y fueron objeto de diversión. La relación entre el hombre y el animal ha ido pareja a la sofisticación de la sociedad. En todas las culturas, en todas las literaturas, su presencia es una constante. Forman parte imprescindible de mitos y de religiones, son tabús o seres divinos, amigos fieles, demonios que incitan a pecar,  símbolo de misterios religiosos, extensión de nuestras personalidades, espectadores de nuestras vidas, vigilantes de nuestros sueños y testigos de nuestras pasiones.

Por eso hemos querido dedicar un número de nuestra revista a estos compañeros de existencia, porque a veces, con frecuencia, nuestra vida estaría vacía sin ellos.

La serpiente tentó a Eva en el Paraíso, Teseo mato al Toro en el laberinto, el conejo blanco guio a Alicia a través del espejo, los grandes monos crían Tarzán, la ballena blanca obsesiona al capitán Ahab,   la loba Raksha se convierte en la madre de Mowgli, Los pájaros siembran el terror. Con todos los matices, los animales transitan y se pasean por las páginas de la literatura llenos de carisma y personalidad.

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