Las bibliotecas de Mary Ann Clark Bremer - Raquel Sáez (Eyre)




Mary Ann Clark Bremer (1928-1996) es una escritora prácticamente desconocida. Poco es lo que se sabe de ella, apenas puede encontrarse información salvo la facilitada por la editorial que ha publicado sus escritos en España. Su obra es reducida y apareció bajo seudónimo, por lo que el rastro de la autora es difícil de seguir. Lo que nos ha llegado son textos extraídos de sus diarios, relatos de fondo autobiográfico en los que narra distintas etapas de su vida.

De estos cuadernos se ha recuperado Una biblioteca de verano, novela corta en extensión pero exquisitamente evocadora. Con una prosa llana, sencilla, desprovista de artificios, que, sin embargo, acaricia los sentidos, Clark Bremer relata sus vivencias tras la segunda guerra mundial y presenta una historia de superación del duelo gracias a la ayuda de los libros. 

En el verano de 1946, el primero desde el fin de la guerra, una joven norteamericana que perdió a sus padres dos años antes en el Canal de la Mancha al ser atacado el barco en el que viajaban por el ejército alemán, llega a la localidad francesa de D. y se instala en La Bienhereuse, la finca de su tío Marcel, fallecido unos meses atrás. Este (un primo de su madre, en realidad) es un pariente con el que se crió de pequeña y que le transmitió sus valores, así como el amor por los libros. La narradora, que se encuentra sola y afligida a causa de las secuelas de la guerra y la pérdida de su familia, regresa al pueblo donde pasó los veranos de su infancia con el propósito de vivir su duelo en el lugar donde siempre había sido feliz.  

A su llegada a D., la joven reorganiza la biblioteca de su tío, compuesta por cientos de volúmenes, y, a petición del alcalde, la abre al público mientras se reconstruye la del pueblo, destruida durante el conflicto. Los libros se convierten en un refugio: le ofrecen evasión en unos momentos, le brindan consuelo y comprensión en otros. A través de citas, pasajes de novelas y poemas, extrae mensajes, aprende lecciones o, simplemente, busca diversión como vía de escape. Autores como Valéry, Baudelaire, Dickens, Poe, Crane, Rabelais, Defoe, Balzac, Zola, Mansfield, Hazlitt, Rimbaud, Wordsworth, etcétera, desfilan por estas páginas. Viejos conocidos, los autores con los que disfrutaba en su infancia, y otros nuevos que va descubriendo. Son sus compañeros durante este periodo de duelo. Se identifica con los personajes de Katherine Mansfield, a los que siente muy cercanos, o se ve reflejada en la soledad del Robinson Crusoe de Defoe.

Los libros despiertan sus emociones, son un bálsamo que ayuda a mitigar la tristeza, a superar el trauma de la guerra y la muerte de sus seres queridos, pero también le hace bien el contacto con la gente, el trato con sus vecinos, seguir adelante con su vida. Mira al futuro sin rencor, sin odio. Busca la alegría, la felicidad. Ante todo, vive, siente, ama. Porque esta es una historia de regeneración, individual y colectiva: la recuperación de la joven protagonista y la de un mundo que intenta recomponerse tras la guerra. 

Una biblioteca de verano continúa en Cuando acabe el invierno, donde la narradora, nuevamente golpeada en su ánimo, vuelve a recurrir a los libros, volcándose especialmente en la obra de Virginia Woolf, a la que considera un espíritu afín. De tono aún más introspectivo, en Cuando acabe el invierno la protagonista reivindica su individualidad y su condición femenina, pero es, igualmente, un homenaje al poder de los libros.

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- Notebooks I. Summer Library (Una biblioteca de verano. Editorial Periférica, 2012)
- Notebooks I. At the end of the winter (Cuando acabe el invierno. Editorial Periférica, 2013)

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