El leopardo de las nieves, un viaje interior al corazón del Tibet.



Un hombre sale de viaje y es otro quien regresa.

En otoño de 1973, el escritor y guionista de cine Peter Matthiessen acompañaba a su amigo, el zoólogo George Schalle en un viaje hacia el Tíbet en busca del cordero azul himalayo, un animal no demasiado conocido en aquella época. Ambos centran la meta de su viaje en la mítica Montaña de Cristal, en la meseta del país asiático, como hábitat usual del animal que buscan. Pero en la expedición cala una esperanza mayor, la de poder ver al leopardo de las nieves, el felino más misterioso, nunca visto en libertad.

La historia parte con esta premisa, y se trata de una narración real, escrita por Matthiessen bajo la influencia y el atractivo que en los años setenta se producía en los EEUU debido a las exóticas religiones que llegaban de oriente. En una época en la que el budismo y el hinduismo tomaban fuerza en los lobbys intelectuales y artísticos de Norteamérica, Matthiessen vio en la proposición de su amigo Schalle la oportunidad de llegar al lugar de origen de aquella fuente de pensamientos y de espiritualidad que llevaba practicando durante tiempo; el budismo.

El viaje se convierte así en un viaje espiritual, que contiene un fuerte contenido personal ya que Matthiessen acababa de perder a su mujer poco antes. Así pues la historia se intercala con tranquilos y poderosas reflexiones de ambos temas, cuyo nexo de unión es el desarrollo de la aventura que les lleva a recorrer el sur del Tibet, a encontrarse en situaciones de todo tipo y a conocer a personajes dispares.

Matthiessen es un narrador de pulso fuerte y carismático. Merece la pena extraer algunos pasajes del libro para demostrarlo.

Sobre su viaje, en contacto con la naturaleza, Matthiessen comprende que en este hábitat se de el caldo de cultivo para contemplar el origen de la espiritualidad que rodea a los hombres que allí viven. “Las montañas habían sido un capo natural de actividad donde, jugando en las fronteras de la vida y de la muerte, habíamos hallado a libertad que buscábamos sin saber dónde encontrarla, y que nos era tan necesaria como respirar. (…) Comprendí que era mejor ser auténtico que ser fuerte... Me había salvado y había ganado la libertad”.

La idealización del viaje en sí mismo y la transcendencia del mismo en su transición quedan patentes una y otra vez.

Viajar ligero de equipaje, sin aferrarse nunca a nada”.

Estoy aquí para estar aquí, como estas rocas, como el cielo y la nieve, y como este granizo que cae desde lo alto”.

Y todo ello le sienta en las noches frías a reflexionar sobre el resultado de su estancia allí, y de la relación entre su espíritu, un hombre de ciudad llevado por los caminos del budismo, y su alrededor.

Todos los intereses mundanos tienen una sola conclusión inevitable, que es el dolor: las adquisiciones terminan en dispersión; las edificaciones, en destrucción; las reunión. Y sin duda en ése, el paraíso de los niños, la capacidad para descansar en el presente, como las ranas o los conejos”.

El secreto de las montañas es que existen, igual que yo. Pero se limitan a existir, cosa que yo no hago”.


A lo largo del viaje los naturalistas serán acompañados por porteadores nativos, produciéndose un choque cultural que influirá en el pensamiento de los dos protagonistas. Desde loas por la vida sin cadenas que llevan los nativos “vivir libre de equipaje, sin aferrarse a nada ni agarrarse a nada”, a pleno choque de culturas, consecuencia de miedos y prejuicios, que hacen que les vean como extraños y en ocasiones incompatibles con la manera de pensar occidental, a pesar de que Matthiessen se empeña en orientalizar la suya propia.

El leopardo de las nieves aparece en este contexto como un ídolo, un icono casi religioso, venerado por los nativos y que produce una fascinación casi obsesiva en el zoólogo que acaba por contagiar a Matthiessen. Su dificultad para ser visto, las constantes pistas que encuentran de él, las suposiciones sobre dónde aparecerá de nuevo, y sobre todo la condición de especie única, libre y grandiosa, hacen del animal un símbolo de la respuesta del hombre a la eterna pregunta sobre su existencia. El gran felino resulta ser una luz al final del túnel, la consecución de un proyecto personal que transforma a los dos protagonistas de manera irreversible.

El libro queda a veces impregnado por cierto afán del autor por estacionar su lectura en una época determinada; en la que fue escrito. Ejemplos de ello son la diatriba sobre la diferenciación entre la espiritualidad y lo que no tenga relación con ella a pesar de llamarse del mismo modo, algo que Matthiessen achaca a un pensamiento corto de miras que necesita un razonamiento previo para llevar a otro razonamiento distinto, algo que Einstein llamó “el razonamiento lineal”, algo que religiones como el budismo se empeñan a echar por tierra, señalando que los razonamientos han de darse a consecuencias de pensamientos no necesariamente consecuentes:

Existen estrechos paralelismos entre la teoría de la relatividad y el concepto budista de la identidad de tiempo y espacio, que, como la cosmología hindú, deriva de las antiguas enseñanzas d ellos Vedas. En algún sitio Einstein señaló que su teoría podía explicarse sin dificultad a los indios que emplean lenguas auto-aztecas, lo que incluye a los pueblos hopi (pueblos del sur de Tibet)”.

Es este estacionamiento, propio de la new age en pleno auge en esa época, lo que avejenta el texto, sin ser esto un pero, si no una circunstancia más que envuelve al libro situándolo en un espacio tiempo fácilmente ubicable, pero alejado del patrón normal del libro de escritura de viajes, históricamente románticos y anacrónicos.

Estamos ante una obra convertida en clásico gracias a la diversidad temática que desarrolla, pero sobre todo gracias a los grupos espirituales occidentales influenciados por oriente, que han sabido ver en él una metáfora de sus sueños y su forma de vida. Y también una historia de hombres, de sus miedos y virtudes, y de aventuras, en la que dos hombres partirán buscando una leyenda y volverán a sus hogares convertidos por ella.

Editado por Siruela en España.

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