La Dama Negra. Entrevista con Pilar Pedraza - Julia Duce y Eduardo M.

La Dama Negra.

Entrevista con Pilar Pedraza
Julia Duce Gimeno y Eduardo M.


Pilar Pedraza es una autora atípica dentro del género gótico. El tratamiento que hace de los temas clásicos de la literatura de terror, supera las reinterpretaciones para quedar asumidos en un universo particular y extraño, que sobrepasa los límites de unas historias de miedo para convertirse en algo más. En un reflejo de un mundo barroco y oscuro, plagado de tinieblas y obsesiones macabras, pero hermosamente retratadas.


Sus personajes se mueven en el límite de la razón y los sueños, con una moral plagada de esteticismo, arropada por los sentidos y los fantasmas de la sensualidad más perversa pero a la vez son éticamente puros, sin presión ni condicionamiento sociales.

Vampiros, hombres lobos, dobles, brujas, frankensteins particulares, mezclados con mitos clásicos y con mujeres diferentes, dueñas y artífices de sus vidas. Mujeres a las que el hombre teme por su poder genésico y sólo se atreve a admirar como estatuas. Como objeto de admiración o como fuente de todo mal.

No rehúye lo gore, ni lo macabro, pero lo envuelve en un ropaje elegante y poético, que hace que nos cale sin darnos cuenta, que exalta lo más primitivo dignificándolo, asimilándolo a la parte oscura que todos tenemos y que a veces nos negamos a ver y a admitir.

Su lenguaje tiene un tono lírico y clásico, con múltiples referencias sensoriales que nos dibujan unos paisajes y escenarios vistos entre bruma y que atempera los perfiles duros y hostiles. No evita nada pero consigue unos cuadros literarios hermosamente crueles y exquisitos.

Pilar Pedraza es mucho más que una escritora de terror, es una Escritora con mayúscula que curiosamente no suele calar mucho en los aficionados  del género de terror pero que tiene unos lectores fieles y militantes, que admiran su capacidad evocadora y su hermosísima crueldad creadora de pesadillas que podrían ser las nuestras.

Julia Duce Gimeno.


ÁBRETE LIBRO: Tanto los ensayos como las obras de ficción de Pilar Pedraza se nutren de una materia muy semejante, ¿responde toda su obra a un mismo propósito literario o sus objetivos difieren cuando escribe ficción y ensayo?

PILAR PEDRAZA: No puede decirse que haya un proyecto propiamente dicho, ni siquiera una diferencia esencial entre ambos géneros. Creo que se apoyan entre sí, y que, más que proyectos habría que hablar de intereses y de aficiones.

A.L.: ¿Cómo se plantea su faceta de creadora de ficción, frente a su actividad como profesora e investigadora en la universidad?
P.P.: En realidad, no me planteo nada. Me limito a escribir o estudiar según quiero o debo hacerlo, procurando que mis caprichos no me desvíen de mis obligaciones y cuidando de que se alimenten unos de otras. Curiosamente, mis alumnos son buenos lectores míos, y no porque yo lo pretenda, naturalmente.


A.L.: Sus ensayos giran en torno a las representaciones de la mujer en los mitos, en el arte y en las ficciones. ¿Hasta qué punto esas representaciones reproducen arquetipos y a partir de qué punto los crean o perpetúan? Dicho de otro modo, ¿en qué medida cree que las representaciones influyen en la realidad?


P.P.: Las mías, desde luego, bien poco. Las generadas a gran escala por el capitalismo a través de los medios y la publicidad, mucho. Como cuando por seguir la moda las chicas creen enamorarse de vampiros metrosexuales.

A.L.: Ha tratado casi todos los temas clásicos del terror, ¿Le queda alguno por descubrirnos?

P.P.: Tengo varios en el sótano, pero no los voy a sacar antes de hora. Dicen que trae mala suerte.

A.L: ¿A quien van destinados sus libros tan alejados de las corrientes del género de terror contemporáneo?

P.P.: A mis lectores. Debo de tenerlos, porque si no los editores no me publicarían. No conozco a todos mis lectores, pero de mis editores estoy muy orgullosa, porque sé que son personas de un gusto excelente y que no publican en plan aficionado.


A.L: En sus historias nos tropezamos con muchas alusiones a otros horrores secundarios, como guiños de complicidad al lector: una alusión al canibalismo de forma anecdótica, al paralelismo con una reptil en un personaje secundario que no interfiere en la trama, a la necrofilia, al canibalismo… ¿Por qué esa mezcla de subtemas de horror dentro del tema principal?


P.P.: ¿Por qué no? ¿Quién dicta las normas en la creación literaria? ¿Y de qué siglo son? Yo me rijo por mi libertad y mis gustos. Si todos escribiéramos igual y estuviéramos pendientes del mercado o de la crítica, la lectura sería un suplicio. En parte ya lo es, por esas razones.




A.L.: ¿Concibe sus historias como algo cerrado o quedan abiertas para que la imaginación del lector las enriquezca descubriendo más matices y recovecos?


P.P.: Todo texto está a la vez cerrado y abierto. Depende del lector pasar como gato sobre ascuas o dejarse succionar por las corrientes profundas. La cultura de cada uno tiene algo que ver en ello.


A.L.: Los personajes aparecen más abocetados que definidos, los ambientes son exuberantes en cualquier situación, evoca la participación de todos los sentidos cuando describe, ¿qué elemento le interesa destacar: el fondo del tapiz, los personajes abocados a un destino inevitable, o los terrores que evoca o exorciza?


P.P.: Me interesa crear mundos de tres dimensiones, con sabor y olor. A menudo considero un ambiente como personaje y un rostro como un jardín. Esto ya se ha hecho. Nada de lo que hago es pura invención. La historia de la literatura está llena de tesoros y de recursos. Sólo hay que alargar la mano y utilizarlos de una manera propia y a conciencia, y es lo que trato de hacer.


A.L.: Sus personajes ¿son malvados o tienen una moral fuera de la norma aceptada?


P.P.: Tienen una gran moral. Son libertarios, supermujeres, rebeldes. No tengo confianza en los seres humanos; por eso invento estos semidioses, muchas veces inspirándome en la mitología clásica.


A.L.: ¿El hecho de que la encasillen en un género como Terror, influye en su actividad creadora encorsetándola o no le importa donde la clasifiquen?


P.P.: No tengo claro que me encasillen, al menos los lectores que disfrutan de verdad con la lectura y desconfían de lo que se les quiere vender porque el almacén está lleno. En caso de que me encasillaran, tampoco iba a importarme mucho. Yo voy a mi aire, que es la única forma de disfrutar de una felicidad discreta.


A.L.: Consigue mantener el difícil equilibrio entre el contenido gore de sus obras, explícito o insinuado y la elegancia de su prosa cuidada y culta. ¿No cree que eso la aleja de los dos tipos de lectores: el amante de la casquería, porque no la ven suficientemente reflejada, y el que busca un lenguaje hermoso, porque al ser considerada una escritora de terror no se plantea acercarse a usted?


P.P.: No nos preocupemos tanto de los lectores. Los lectores no existen. Los amantes de la casquería, que se dediquen a pasear por los mataderos o vean los documentales de los campos de exterminio; y los de la bella literatura, que compren best-sellers en los grandes almacenes. Mis libros suelen estar en las librerías.


A.L.: ¿Cree que hay miedos nuevos por explorar en el alma humana?


P.P.: Tenemos bastantes con los que nos habitan. Siempre son los mismos, pero nos las arreglamos para añadir otros nuevos como el de las traiciones de nuestro propio cuerpo, como cuando de repente nos detectan un cáncer o el Alzheimer. En el alma posmoderna no suele haber miedos nuevos, sino angustias, y para eso está el Prozac.


A.L.: ¿Por qué no avanzamos en ese estereotipo de la mujer-objeto, la mujer-fatal, mujer-madre… en el arte (literatura y cine sobre todo), en una sociedad tan distinta y cambiante en la que la mujer parece que si va avanzando? ¿Cree que la literatura y el arte sigue siendo patrimonio del hombre y sus complejos?


P.P.: El mundo en que vivimos continúa siendo patriarcal en la medida en que los hombres se aferran a sus privilegios y nosotras lo consentimos, pero vamos espabilando. Sin proponérmelo, cada vez dirijo mayor número de tesis doctorales feministas, y es porque las mujeres quieren saber qué hacer para estar en el mundo en una posición de igualdad. Para mí, ese es el camino que conviene seguir, el de la igualdad, la cultura y la defensa del territorio, no de la habitación propia.


A.L.: ¿Qué malvadas (o victimas) del genero gótico cree están más cerca de sus protagonistas?


P.P.: La Bathory, Juliette y la Durand de Sade, las vampiros posmodernas del cine: Nadja y Kathleen Conklin.





A.L.: Sus narraciones, aunque tienen un contexto temporal más o menos histórico, dan la sensación de esta descontextualizas, que el elemento temporal es algo secundario en las tramas ¿Qué opina de que ahora coloquen La perra de Alejandría como novela historia al lado de la infinidad de Hipatias que han surgido en torno a la película de Amenabar?

P.P.: Escribí La perra de Alejandría cuando aquí no se sabía quien era Hipatia, seis años antes de que se les ocurriera llevar al cine y surgiera esta moda. La proliferación de la vieja Hipatia es un fenómeno coyuntural y poco interesante en sí mismo, al menos cuando toma derroteros políticamente correctos.


A.L.: Cree en llevar sus historias al cine, ¿qué puede aportar a estas narraciones de una plasticidad y sensualidad tan hermosamente morbosa el cine.

P.P.: No. Por el momento están bien como están, a no ser que se interesara por ellas Luc Besson (me encanta su Juana de Arco) o Patrice Chéreau (casi nada), y Antoni Aloy en España, que tiene ya un guión escrito conjuntamente conmigo sobre otra de mis novelas en el que hemos invertido mucho tiempo y sobre todo mucha diversión.


A.L.: Durante mucho tiempo se ha mantenido el tópico de que las culturas del norte son más propensas a la narración de tipo tenebroso, por el clima la falta de luz... ¿puede haber en eso algo de verdad en ello?


P.P.: En cierto modo, pero el Hades de Homero es invento griego. En todos lados hay una parte oscura.


A.L.: Sé que es una pregunta que le habrán hecho muchas veces pero ¿con qué autores (españoles o no) se siente emparentada?, por temas, estilo, visión del mundo.


P.P.: Con Joan Perucho, con Norberto Luis Romero, con Carmen de Burgos, con Gustav Meyrink, con Margueritte Duras, con Jean Ray, con Colette, con Angela Carter y con muchos otros.


Breve nota biográfica:


Pilar Pedraza, nace en Toledo en 1951 Su obra tiene dos claras vertientes: la narrativa de terror y el ensayo. Es una escritora de culto desconocida para el gran publico, pero con una obra de gran calidad y seguidores incondicionales.


Es Doctora en Historia y ejerce de profesora en la Universidad de Valencia. Fue Consejera de Cultura de la Generalitat Valenciana y miembro del Consejo de Administración de Radiotelevisión Valenciana. Compagina su trabajo académico de docencia e investigación con la creación literaria al margen de modas y tendencias.


Los temas que centran su interés investigador son el arte y la sociedad del Renacimiento y el Barroco, el Feminismo y el Cine. Tiene varios libros de ensayo en los que analiza el miedo y a la vez la atracción que ejerce en el hombre la mujer desde la perspectiva de un ser fatal fascinador, objeto, cadáver, monstruo… tanto en el arte como en la literatura o el cine. En su producción de narrativa su obra está llena de referencias clásicas y poblada de alusiones de inspiración dionisíacas, sacando los monstruos que llevamos dentro, en violentas y sensuales orgías de sangre y locura. Está cargada también de una fuerte orientación feminista e influida por autores como Marqués de Sade, Mary Shelley, Potocki , Poe, Jean Ray...


Por Las joyas de la serpiente recibió el Premio Ciudad de Valencia de Novela en 1984.


Obra:


Narrativa:

Las joyas de la serpiente (1984)

Necrópolis (cuentos) (1985)

La fase del rubí (1987)

Mater Tenebrarum (cuentos) (1987)

La pequeña pasión (1990)

El gato encantado (1992)

Las novias inmóviles (1994)

Paisaje con reptiles (1996)

Piel de sátiro (1997)

Arcano 13, cuentos crueles (2000)

Fantástico interior: antología de relatos sobre muebles y aposentos (2001)

La perra de Alejandría (2003)

El síndrome de Ambrás (2008)


Ensayo:

Barroco efímero en Valencia (1982)

Tratado de arquitectura de Antonio Averlino "Filarete" (1990)

La bella, enigma y pesadilla (1991)

Federico Fellini (1993)

Máquinas de presa: la cámara vampira de Carl Th. Dreyer (1996)

Máquinas de amar. Secretos del Cuerpo Artificial (1998)

Metrópolis, Fritz Lang: estudio crítico (2000)

"La mujer pantera": Jacques Tourneur (1942) (2002)

Espectra. Descenso a las criptas de la literatura y el cine (2004)

Venus barbuda y el eslabón perdido (2009)


Traducción:

La fuga de Atalanta: alquimia y emblemática (1989)

Sueño de Polífilo (1999)

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